From the Bishop

CADA VIDA ES DIGNA DE VIVIRLA, Y SERVIR

By Reverendísimo kevin w. vann, obispo de orange     10/22/2015

Un saludo a todos durante Octubre Mes de Respeto a la Vida, que conlleva el lema Cada Vida es Digna Vivirla. Desde el niño en el vientre a aquéllos que se enfrentan a sus últimos días de vida, todos y cada uno de nosotros está llamado a la alegría del Evangelio, invitados a la vida en la familia de Dios. La familia es tan importante. He compartido acerca de los fundamentos que he recibido de mi familia, mi madre, una enfermera y mi padre, un empleado de correos. A partir de su trabajo con la fe y el amor que me dieron, yo sabía que la vida es un don precioso. También estamos llamados a amar y al servicio en la gran familia de Dios. El tema del mes trae a la mente al gran predicador y maestro de la fe en los años cuando yo estaba creciendo, el Obispo Fulton J. Sheen, y su serie titulada Vale la Pena Vivir la Vida.

Hay tantas maneras que celebramos la vida y el trabajo para protegerla. Hay momentos en que tenemos que actuar juntos como la Iglesia lo hace de manera concertada con otros defensores, tal como lo hemos hecho y seguiremos haciéndolo frente a la legislación del suicidio asistido en California. Hemos apoyado los esfuerzos para prohibir los abortos tardíos y de redirigir fondos de Planned Parenthood a los centros de salud de la comunidad, donde mucha de nuestra gente trabaja para ayudar a fomentar una cultura de alternativas de vida, distinta a los esfuerzos de Planned Parenthood, de quienes hemos sido testigos de lo peor en estos últimos meses. Estos esfuerzos en nuestros centros son heroicos e interminables y son esenciales. Yo les pido continuar apoyándolos. Abogamos directamente donde son necesarias las intervenciones de una manera coordinada. Trabajando a través de la Red Católica Legislativa (Catholic Legislative Network / cacatholic.org) o la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB / cqrcengage.com/catholicbishops/home) nos comunicamos con nuestros legisladores en áreas importantes de la defensa de la vida y la dignidad, que van desde el aborto, la pena de muerte, la falta de vivienda, la inmigración, la libertad religiosa y asuntos al final de la vida.

Los animo a conectarse con sus ministerios parroquiales y nuestro ministerio Respeto a la Vida (Respect Life) de la Diócesis a través de la Oficina de Vida, Justicia y Paz (Office of Life, Justice and Peace / rcbo.org/lifejusticepeace) y participar en las numerosas actividades que están disponibles. Si bien hay un tiempo y un lugar para la protesta y la indignación, éstos pueden llegar a ser una distracción cuando se abusa o incluso puede comenzar a causar una especie de amnesia espiritual o miopía. Lo que necesitamos en este momento es un compromiso escala entera en las prácticas de gran alcance que den testimonio de la vida. En respuesta a la trágica realidad del aborto, por ejemplo, éstos incluyen las vigilias pacíficas de oración de 40 Días por la Vida (y durante todo el año), la formación de los Defensores en las Aceras, activamente apoyar nuestra red de centros de embarazo, albergues y clínicas (la campaña Pennies from Heaven (rcbo.org/penniesfromheaven) ¡es una gran manera de hacer esto!), abogando por opciones no violentas, que afirman la vida en la atención médica y desarrollando relaciones con los legisladores en torno a la variedad de nuestros problemas sociales Católicos. Mediante el apoyo a estas empresas importantes a través de la Diócesis de Orange, juntos damos un testimonio poderoso y eclesial de la santidad de la vida. Juntos damos un testimonio poderoso de la vida que es mucho más eficaz que los esfuerzos dispersos. Al ser uno con la Iglesia local y nuestros hermanos y hermanas que ministran con nosotros es una fuente de bendición y apoyo.

Sin embargo, hay otro conjunto importante de prácticas que traen la luz en la oscuridad del mundo. Veo estas prácticas cada día cuando salgo a la comunidad. Veo la bienvenida de familias a los niños en sus vidas. Veo en personas, familias y comunidades el cuidado de niños y adultos con discapacidades. Veo parroquias que trabajan para dar la bienvenida a las madres solteras y proporcionan cuidado de niños. Veo parroquias con iniciativas pastorales para los inválidos y enfermos, para los que están en fase terminal y se aproximan al final de la vida. Habiendo hablado en el Encuentro sobre Salud Mental y La Iglesia, pienso en las parroquias como San John Neumann, reconocido recientemente por su ministerio de salud mental, y otros grupos de la parroquia con los ministerios de conciencia y respuesta sobre la violencia doméstica. Hace poco tuve la posibilidad de una Cárcel Juvenil y me llamó la atención el papel crucial de la justicia restaurativa para la curación y la prevención de la violencia. En otras palabras, todas estas son las prácticas pastorales que componen nuestra misión social, nuestro testimonio holístico del amor a los necesitados a nuestro alrededor. ¡Este es todo el trabajo a favor de la vida! En este mundo a veces oscuro y violento, donde la práctica de la eutanasia y el aborto lamentablemente se remontan a los tiempos totalitarios de la Segunda Guerra Mundial, su testimonio y coraje, como una parte de la vida del Cuerpo de Cristo, se necesitan más que nunca.

Vivir cada día un respeto a la vida es vivir el encuentro humano. Cada vida es digna de ser vivida y cada persona que conocemos tiene una dignidad inherente. ¿Daremos la bienvenida a ellos? ¿Daremos la bienvenida a la vida? El Papa Francisco dijo estas palabras al Congreso acerca de la crisis de los refugiados, pero que se aplican a todos los que en diversos grados de crisis y necesidad vienen al encuentro en nuestro camino:

No debemos estar sorprendidos por sus números, sino verlos como personas, al ver sus rostros y escuchar sus historias, tratando de responder lo mejor que podemos para su situación. Para responder de una manera que es siempre humana, justa y fraterna. Tenemos que evitar la tentación común hoy en día para descartar cualquier prueba problemática. Recordemos la regla de oro: “Trata a los demás como te gustaría que te hicieran a ti” (Mt 7:12).

Dios los bendiga en estos días, ya que juntos vamos en paz a amar y servir al Señor.