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CONOCER Y AMAR A JESÚS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN IGNACIANA CAMBIÓ LA VIDA DE JOHN Y CAROL WEILER

8 cosas que tal vez no sabías de los Santos Arcángeles 

By JORGE LUIS MACÍAS     10/8/2018

La oración ignaciana es imaginativa, reflexiva y personal. San Ignacio de Loyola alentó a las personas a desarrollar una relación íntima con un Dios que los ama y desea lo mejor para ellos. 

Nacido como Íñigo López de Loyola, el militar, luego religioso y finalmente santo español confiaba en los deseos humanos. Creía que nuestro deseo más profundo era devolver el amor de Dios. 

San Ignacio de Loyola también confió en los sentimientos. Creía que los sentimientos de alegría y pesar, paz y angustia eran indicadores importantes del camino hacia decisiones fructíferas y una unión más profunda con Dios.

Pero en el corazón de la oración ignaciana están los Ejercicios Espirituales y el Examen Diario.

Todo ello, y la necesidad de Dios llevó a  Carol y su esposo John Weiler a un camino de fe más profundo. Ocurrió después de que los médicos lo diagnosticaron a él con cáncer.

“Tomamos la decisión de crecer espiritualmente”, dice Carol. “Mi viaje fue a través de la oración ignaciana”.

En su hogar de Nueva Orleans, su esposo John la alentó y la motivó para comenzar “Lord Teach Me To Pray” (Señor, enséñame a orar), el 11 de septiembre de 2001. 

Años más tarde se agregó el Padre Marty Gleeson, un sacerdote de la Orden de Predicadores, y entrenaron a otros hombres y mujeres para facilitar la serie de oraciones ignacianas.

Los esfuerzos de Carol, John y el padre Gleeson reflexionaron sobre su llamado a trabajar por la Nueva Evangelización.

Así, junto con el Padre Gleeson, OP, han capacitado a unos 3,000 hombres y mujeres como facilitadores de  Lord Teach Me To Pray” en Estados Unidos y en el extranjero.

“Cuando le detectaron cáncer a John, fue en este momento que nos dimos cuenta de que Dios nos estaba llamando a tiempo completo de evangelización”, dijo Carol.

Ella llama a San Ignacio el santo de “cómo orar”, porque guía al ser humano hacia una libertad necesaria para abrir el corazón al uso de la facultad de la imaginación “como una ventana a nuestra alma donde nos encontramos personalmente con Jesús, donde podemos sentarnos a los pies del Maestro y ser discípulos”. Asegura que, cuando esto le sucede a un alma, se desarrolla una relación íntima con Jesús, el Padre y el Espíritu Santo.

“Hablamos de una relación íntima con Dios e, igual que en una relación matrimonial, necesita constante comunicación amorosa”, dijo Carol. “La oración ignaciana usa las Escrituras para orar; es la Palabra de Dios, viva y donde entramos en un diálogo con lo Divino”.

San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, también  creía que nuestro deseo más profundo es regresar al amor de Dios. Pero ¿cómo saberlo si la persona no tiene una forma específica de orar?

El santo también creía que los sentimientos de alegría y tristeza, paz y angustia, eran indicadores importantes del camino hacia decisiones fructíferas y una unión más profunda con Dios. ¿Qué tan importante es vivir los ejercicios espirituales y el examen diario de la conciencia?, se le cuestionó a Carol.

“Lord, Teach Me To Pray” nos ayuda a desarrollar el hábito diario de la oración; LTMTP es una oportunidad que cambia la vida para experimentar la libertad que necesitamos para poder escuchar la voz de Dios mientras usamos los diferentes métodos de oración de San Ignacio”, respondió.