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EL CENTRO DE RETIROS “CORAZÓN DE JESÚS” EN SANTA ANA CELEBRA SU 25 ANIVERSARIO

By MEG WATERS     5/4/2017

Un grupo de niños de siete años salen apresurados de un autobús escolar y se sientan, inquietos, para escuchar el plan del día. El primer orden del día: las donas. Así comienza otro retiro de un día de Primera Comunión en el Centro de Retiros Corazón de Jesús en Santa Ana. Este año las Hermanas de la Sociedad dedicada al Sagrado Corazón (SDSH, por sus siglas en inglés) celebran el 25 aniversario de la apertura de las instalaciones, que se ha convertido en algo parecido a un rito de iniciación para los que se preparan para la Primera Comunión, candidatos a confirmación, adolescentes, adultos, parejas, familias y religiosos locales.

Según la hermana Joanna Strouse, directora de SDSH del centro de retiros, “cuando la Diócesis de Orange se convirtió en su propia Diócesis, separada de la Arquidiócesis de Los Ángeles en 1976, el obispo Johnson se interesó en convertir a la Sagrada Familia en la catedral de la nueva diócesis, y que el convento fuera la residencia de él. En ese entonces, nuestra comunidad religiosa estaba enseñando educación religiosa en la Parroquia de la Sagrada Familia y vivía en el convento. A cambio, el obispo nos ofreció la oportunidad de comprar la propiedad de 2.9 acres que había sido donada a la diócesis, incluyendo la casa original de la familia Borchard, construida en 1933. Al ver el potencial de la propiedad, las hermanas convirtieron el garaje para tres automóviles en una sala de conferencias y empezaron a organizar retiros para niños y adultos. Así es como inició el Centro de Retiros Corazón de Jesús en 1978”.

Un poco de historia primero: la hermana Ida Peterfy nació en 1922 de padres católicos devotos en Kassa (Hungría), ahora Kosice (Eslovaquia). Ella era una muchacha bonita y animada, activa en la exploración, y desde la edad de 16 años organizó un campamento juvenil. Mientras estaba en un retiro ignaciano, experimentó un profundo sentimiento religioso y se dio cuenta del profundo amor de Dios por ella y su llamado a catequizar a los niños. A los 18 años de edad, el 7 de octubre de 1940, presentó los votos privados de pobreza, castidad y obediencia ante el Santísimo Sacramento e inmediatamente comenzó a vivir en total dedicación al Sagrado Corazón de Cristo.

Sor Ida y algunas amigas, que se llamaban a sí mismas la Comunidad de Hermanas del Sagrado Corazón, comenzaron a ser reconocidas por su trabajo en la ciudad de Kassa, particularmente por su papel en la preparación de miles de jóvenes para la renovación espiritual, como parte del plan del obispo de consagrar la ciudad al Sagrado Corazón. A pesar de los enormes desafíos y persecuciones durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial, Ida continuó su ministerio en la clandestinidad, siguió con su educación y trabajó para apoyar a su pequeña comunidad.

La ocupación soviética de Hungría en la posguerra presentó aún más desafíos. En 1948, el cardenal Mindszenty, arzobispo de Esztergom (Budapest), fue encarcelado y torturado por su oposición al comunismo. Ida, que tenía una amiga que era secretaria de la KGB, le advirtió que ella y sus hermanas debían de “desaparecer”. Ella resistió y continuó su trabajo, sin embargo, antes de 1949, el obispo auxiliar la instó a inmigrar a un país libre y que iniciara una comunidad allí. Algún día, ella podría regresar cuando ya fuera seguro. Confiando en el obispo, ella y algunas de sus compañeras, a regañadientes escaparon con un “contrabandista”. Le ofrecieron un puesto de maestra en Innsbruck, en una escuela nueva construida para los refugiados húngaros. Una por una, las otras hermanas salieron de Hungría.

Pronto quedó claro que las hermanas no podrían establecer un hogar permanente en Europa. Cuando la hermana Ida se enteró de que Canadá estaba aceptando a los refugiados del Bloque Oriental, siempre y cuando los refugiados trabajaran como domésticas durante 12 meses, ella y las hermanas se mudaron a Toronto.

En septiembre de 1956, la hermana Ida asistió al Congreso Nacional de Catequesis de los Estados Unidos en Buffalo (Nueva York). Al concluir el congreso, nueve obispos de Estados Unidos y algunos de Canadá occidental invitaron a la hermana Ida y su comunidad a establecerse en sus diócesis. Eventualmente, las hermanas se establecieron en Los Ángeles.

Si avanzamos a 1978, algunas de las hermanas se mudaron a Sana Ana, limpiaron el polvoriento garaje de tres automóviles de su nuevo hogar y comenzaron de nuevo. Las hermanas impartían clases en la escuela de la Catedral de la Sagrada Familia y ofrecieron retiros desde el garaje remodelado. El ministerio creció rápidamente y hacia fines de los años ochenta, las hermanas habían recaudado los fondos para comenzar la construcción de un centro de retiros totalmente equipado.

La hermana Ida participó en cada paso del proceso. Para la capilla de retiro, encomendó a la aclamada artista litúrgica, Isabel Piczek, a quien había conocido desde sus días en Hungría, que creará los murales del altar y los vitrales. Pieczek trabajó en estrecha colaboración con Sor Ida para elaborar una visión de Cristo resucitado, extraída de las imágenes del Libro de Apocalipsis. Titulada “Esplendor del Corazón Cósmico”, Isabel Piczek ha dicho a menudo que ésta es una de sus obras favoritas, no tanto por la importancia de las instalaciones, sino por la colaboración con su amiga de toda la vida.

La primera piedra se instaló en agosto de 1990, y la celebración de inauguración en enero de 1992. Hoy en día, hay un total de 11 hermanas que viven en el centro de retiro. Siete de las hermanas trabajan allí, y 4 prestan servicio en otras parroquias diocesanas. En los años transcurridos desde entonces, las hermanas también inauguraron un campamento en Big Bear, donde ofrecen retiros llenos de diversión para las parroquias y las escuelas. La hermana Ida falleció en febrero de 2000. Recientemente, el arzobispo Gómez nombró a la hermana Ida una “Sierva de Dios” —el primer paso para la canonización.

En la capilla del centro de retiros hay una cita de Sor Ida que resume su fe y la confianza arraigada en su misión: “Con nuestras mentes y corazones anclados permanentemente en Jesús, nuestro Señor, nos entregamos a Él para que nos llene con Su Amor transformador”. Palabras que debemos seguir.

Más información sobre las hermanas y el centro de retiros está disponible en línea en www.sacredheartsisters.com.