Por catorce años consecutivos integrantes de la Comisión Diocesana de la Renovación Carismática Católica Hispana (RCC) en la Diócesis de Orange organizaron el Encuentro de Pentecostés, que llevo como lema “Extendiendo la Misericordia del Padre”. Se llevó a cabo en el Centro de Convenciones de Anaheim.
Fue un evento para estar en la presencia de Dios, donde el Espíritu Santo lleno a los miles de feligreses católicos que asistieron a recibir alegría, misericordia y gozo; haciendo eco al tema y a la Palabra De dios, “Sean usted misericordiosos, así como su Padre es misericordioso” (Juan 6:36).
El Encuentro estuvo lleno con momentos de fervor, alabanza, oración y adoración, incluyendo confesiones, la Santa Eucaristía y la Hora Santa.
“El Señor escucha a su pueblo cundo ora con fervor”, dijo el sacerdote Eudista Jhon Mario Montoya, de la congregación de Jesús y María, de Medellín, Colombia. “La oración fervorosa es la oración hecha con todo el corazón”.
Según el manual para uso de una comunidad eclesiástica, el Eudista -una orden fundada en 1643 por el francés Juan Eudes- es una persona guiada en todo por el Espíritu de Jesús glorificador del Padre, Salvador de la humanidad, Cabeza de la Iglesia y es “un Evangelio y libro viviente, escrito por dentro y por fuera, en el que se imprime la vida interior y exterior de Jesús”.
El compartimiento del sacerdote llenó lo corazones de los fieles y muchos experimentaron una fuerte efusión del Espíritu Santo.
“La oración fervorosa es la oración hecha con el corazón, se dice con sinceridad y no es artificial”, añadió. “Es la oración donde se le expresa a Dios cómo nuestro sentir, le contamos nuestras angustias, le lloramos y le pedimos que tenga misericordia de nosotros”.
Yaneth Carreño, coordinadora de eventos de la Renovación Carismática expresó que “los católicos estamos llamados a ser apóstoles de la misericordia”, siguiendo el llamado del Papa Francisco en el año jubilar de la misericordia.
“Dios, nuestro Padre lleno de misericordia siempre nos acepta, aunque hayamos pecado”, dijo. “Tenemos que mostrar piedad como Él, y estar presentes en cuerpo y alma para muchos hermanos y hermanas que sufren; como dijo el Papa Francisco, al tocar y acariciar las llagas de Jesús encarnado en su pueblo, somos agentes de su misericordia”.
Por su parte, Alejandro Rosales, Coordinador General de la Renovación Carismática expuso que el Santo Padre Francisco ha visto las necesidades y las enfermedades del mundo, y las personas pueden encontrar sanación y libertad, gracias a la misericordia de Dios.
“Al mismo tiempo debemos reconocer que hemos pecado y al reconocerlo, la misericordia de Dios se derrama a través de su perdón” dijo. “Dios que me ama y al perdonarme, El me ayuda a ser más sensible al yo optar por perdonar”.
obras corporales y espirituales de misericordia
“Jesús, la Puerta de la Misericordia”. Los creyentes en la Diócesis de Orange son motivados a experimentar y a brindar las obras corporales de la misericordia: dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; vestir al desnudo; visitar a los enfermos; asistir al preso; dar posada al caminante y sepultar a los muertos.
También se les ha motivado a practicar las obras espirituales, las cuales son: Enseñar al que no sabe; dar buen consejo al que lo necesite; corregir al que se equivoca; perdonar a los que nos ofenden; consolar al triste; sufrir con paciencia los defectos del prójimo, y rogar a Dios por los vivos y los difuntos.
“La misericordia es el corazón entrañable de Dios por los que sufren”, comentó el Padre Efraín Flores. “Es una palabra que viene del latín mísere (miseria, necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los demás), es la misericordia puesta en la miseria del otro”.
“El Papa Francisco nos ha convocado a redescubrir el mismo rostro de Dios como Padre que nos ama”, añadió. “Es un llamado a ser Iglesia, en solidaridad, buscando al necesitado y más pobre, al que todo el mundo rechaza”.
Y, entre todos los presentes, hubo una jovencita, Noelia Veliz, quien tuvo una experiencia muy especial.
“Mi mamá (Vilma Veliz, de Santa Ana) estaba orando y de repente sentí la una presencia conmovedora; sentí la urgencia de voltear hacia atrás y lo hice”, aseguró la jovencita. “Volteé y me pareció ver a Jesús; tenía una cara hermosa llena de ternura y nos estaba cuidando a todos”.