Un símbolo de paz y esperanza, la brillante estrella de Belén deslumbró a quienes presenciaron el nacimiento de Jesús como un espectáculo extraordinario y desconcertante, y una clara señal de Cristo Rey —y los católicos de hoy día, incluyendo a los astrónomos del Vaticano, siguen tan cautivados con la estrella y perplejos en cuanto a qué era realmente la estrella de Belén.
Hay tres teorías que son aceptadas comúnmente en cuanto al misterio de la estrella: que era o bien un fenómeno físico que se produjo en el firmamento nocturno, un milagro o un recurso literario utilizado por Mateo para transmitir el significado teológico. Debido a que las últimas teorías no pueden ser comprobadas, los astrónomos asumieron la responsabilidad de explorar y analizar los fenómenos celestes de la época del nacimiento de Jesús.
Si la estrella fue un fenómeno físico, pudo haber sido un cometa, una estrella que se iluminó de repente (una nova o supernova), o una agrupación de planetas. Los astrónomos están casi seguros de que la estrella de Belén no era un cometa, ya que los cometas eran considerados generalmente como un presagio de un desastre. Tampoco pudo haber sido la Estrella del Norte, un astro omnipresente, no hubiese sido considerada como algo extraordinario. Además, la Estrella del Norte aparece solamente sobre Belén si los viajeros llegan desde el sur, y se cree que los Reyes Magos, que eran astrólogos, se acercaron a Babilonia desde el este.
Así que, ¿qué pudo haber sido?
La pregunta principal, dice el padre Christopher Corbally, SJ, presidente del Comité Nacional de Astronomía en el Vaticano, es: ¿cuándo nació Jesús? Los historiadores y teólogos creen que fue entre el 8 a.C. y el 1 d.C., alineado con varias apariciones celestes durante esos años que se ajustan a la descripción de una gran luz, inusualmente brillante.
Los astrólogos judíos en tiempos de Jesús eran expertos en la compresión de los fenómenos celestes, como el movimiento de los planetas, y podían anticipar conjunciones de planetas y otros acontecimientos —los Reyes Magos, por ejemplo, informaron al rey Herodes del avistamiento de la estrella. Mientras tanto, los astrónomos chinos tenían un registro diligente de los sucesos celestes durante miles de años, incluyendo la explosión de una estrella (supernova) en el año 5 a.C., que no fue registrado por los occidentales.
Durante este período de nueve años, los planetas gravitaron entre ellos, formando grupos divagantes que parecían más brillantes que las estrellas a simple vista. Estas agrupaciones en el año 7 a.C., tres conjunciones separadas, incluyendo a Júpiter y Saturno; en 6 a.C., Júpiter y la luna; y en 5 a.C., Saturno y Marte, todos alineados con la teoría de los astrónomos que la estrella de Belén fue, lo más probable, dos o más planetas que formaron una triple conjunción; es decir, los planetas se juntaron entre sí tres veces. También existe la teoría de una conjunción en el año 3 a.C., cuando Júpiter pasó a través de la constelación Leo, para unirse con Venus —ya que Júpiter y la estrella más brillante de Leo (Régulo) representan al rey, y Venus representa la feminidad, esta conjunción se puede interpretar como una señal de Jesús y la Virgen María, y algo que seguramente emocionó a los astrólogos babilonios.
Los antiguos astrólogos chinos creían que existía un fuerte vínculo entre los acontecimientos en el firmamento y en la tierra—y las civilizaciones antiguas les otorgaban un gran simbolismo a los cuerpos celestes—pero, la ciencia moderna facilita una comprensión más profunda de las maravillas de la física detrás del cielo nocturno. Mientras que los astrólogos de la época de Jesús entendías la posición y los movimientos de los planetas y las estrellas, y también predecían la alineación de las estrellas y los planetas, no entendían las leyes de la física de por qué y cómo se producían esos movimientos. A pesar de que los astrónomos modernos tienen una mejor comprensión de los fenómenos astronómicos, la verdadera identidad de la estrella de Belén no puede ser determinada completamente.
El padre Corbally anima a los católicos a estudiar el significado detrás de la famosa historia, y comprender que la ciencia y la evolución les han permitido a los seres humanos a apreciar la maravilla de la vida, ayudando a los católicos a estar en contacto con Dios. Debido a que se desconoce si la estrella de Belén fue un recurso literario de Mateo, está en manos de los católicos interpretar el significado de la estrella.
“Nuestra comprensión de los relatos de la infancia es que estos son distintos del resto de los Evangelios—estas son historias que indican un significado teológico, y qué tantos hechos históricos estén incluidos, no estamos seguros”, explica el padre Corbally.
El mensaje que los católicos pueden encontrar en la historia de la estrella de Belén, y tal vez la motivación detrás del posible recurso literario de Mateo, es uno de amor y luz. No importa cuál teoría creen los católicos que explica la estrella de Belén, pueden buscar la estrella proverbial en sus propias vidas, y determinar qué es lo que ilumina sus vidas con amor y bondad y lo que les lleva a Jesús.
“Cada quien tendrá su propia manera de explicar el significado de la estrella de Belén”, indica el padre Corbally, pero, sobre todo en Navidad, “Jesús es nuestra estrella; Jesús es nuestra luz; y Jesús es el único a quien acuden todos los pueblos”.