CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — En un mensaje personal dirigido a cada uno de los 10 miembros del nuevo Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, el papa Francisco les deseó éxito en sus eventos y les agradeció el testimonio que están dándole al mundo.
Nombrando a cada uno de los atletas del equipo de Sudán del Sur, Siria, República Democrática del Congo y Etiopía, el papa Francisco dijo que había leído algunas de las entrevistas con los miembros del equipo “de modo que yo pudiese acercarme más a sus vidas y a sus aspiraciones”.
“Extiendo mis saludos y les deseo éxito durante los Juegos Olímpicos en Río, que su valentía y fortaleza encuentren expresión a través de los Juegos Olímpicos y sirvan como un grito por la paz y la solidaridad”, él dijo en el mensaje firmado a fines de julio.
Los Juegos Olímpicos de verano del 2016 marcaron la primera vez que un equipo de refugiados participó oficialmente en las olimpiadas. Los miembros del equipo marcharon bajo la bandera olímpica y, en caso de que un miembro del equipo gane una medalla, el himno olímpico ha de sonar en vez del himno nacional del país hogar del atleta.
El papa Francisco expresó su esperanza de que a través del equipo “la humanidad entienda que la paz es posible, que con la paz todo puede obtenerse, pero con la guerra todo puede perderse”.
“La experiencia de ustedes sirve de testimonio y nos beneficia a todos”, le dijo el papa a los miembros del equipo.
Yusra Mardini, de 18 años de edad, fue la primera atleta del equipo en competir en Río. La nadadora está posicionada 41 entre las nadadoras que compiten en los 100 metros estilo mariposa. Mardini terminó primera en su ronda inicial el 6 de agosto.
Igual que decenas de miles de sirios, Mardini huyó de su país destrozado por la guerra a través de Líbano y Turquía. Ella encontró un espacio en un bote de hule y pudo llegar a Lesbos, Grecia, pero el motor falló. Ella, su hermana y otra mujer, las únicas personas en el bote que podían nadar, empujaron el bote hasta la costa.
Desde Grecia, Mardini continuó viajando hacia Alemania, donde recibió el estado oficial de refugiada en marzo y continuó su entrenamiento como nadadora competitiva.
Cinco de los atletas — incluyendo Rose Nathike Lokonyen, de 23 años de edad, la abanderada del equipo para la ceremonia de apertura — son sudsudaneses refugiados que estaban viviendo en el inmenso campamento Kakuma en Kenia.
Los comités olímpicos nacionales de los países anfitriones de los refugiados, la Agencia de la ONU para los Refugiados y el Comité Olímpico Internacional (IOC) escogieron los miembros del equipo. El IOC le proveyó uniformes a los atletas y está cubriendo sus costos y los de los entrenadores y el personal del equipo.