La realidad alrededor del mundo nos pide a enfrentarlo con confianza y alegría. Ese mundo abarca varias generaciones de latinos y es inmensamente plural e intercultural.
Hay mucha confusión. ¿Qué hacer? ¿Qué nos pide nuestra fe católica en estas circunstancias? El evangelio y la reforma eclesial del Papa Francisco nos dan muchas pistas y ¡nos alientan en el camino adelante!
El presbítero Allan Deck, Sacerdote Jesuita (SJ) indicó algunas pistas a seguir a centenares de catequistas reunidos en el Congreso de Educación Religiosa 2017 en su conferencia titulada: “¡Adelante! Católicos latinos, ¡enfréntense con el mundo como es!”.
“Puedes haber tenido una vida de fe, que como Católico sabes te lleva hacia el Reino de Dios, pero ¿Dónde está el Reino de Dios que comenzó con la Creación, la vida, pasión y gloriosa resurrección de Jesús?”, dijo Figueroa Deck. “No es cuestión de esperar a morir para gozar de ese Reino que está delante de ti”.
El reverendo Allan Deck, Catedrático de Valores Sociales Católicos y Profesor de Teología en la Universidad de Loyola Marymount en Los Ángeles expresó que es triste tener a Católicos que se pasan toda la vida sin entender ni comprender o apreciar esa realidad.
“Muchos están añorando y se sienten tristes preguntándose cuándo se llegará al Reino y a la presencia de Dios”, indicó. “No creemos que Dios está aquí, entre nosotros, y cada día es una oportunidad de conocerlo mediante el camino a la santidad”.
Durante el Congreso de Educación Religiosa 2017 que se celebró en el Centro de Convenciones de Anaheim, dijo que se puede llegar a la santidad del modo más ordinario y ejemplificó con su propio testimonio.
“Yo no me levanto cada mañana con una señora a mi lado; me levanto solito”, dijo y provocó una carcajada en general. A ello, añadió: “Pero Dios está a mi lado, en mi forma de vida como sacerdote célibe, en el Sacramento del Orden Sacerdotal; y ustedes, aunque todos los días amanezcan con la misma mujer o con ese mismo hombre, ahí está el Sacramento del Matrimonio”.
El Padre Deck, fundador del Instituto Loyola para la Espiritualidad en la ciudad de Orange, recordó que, en su pontificado, el Papa Francisco está tratando de añadir “algo” que no ha quedado claro: “Nuestra fe no se mide repitiendo doctrinas que la gente aprenda, dogmas, creencias o aún más, reglas, sino que la forma de vida de un ministro es simplemente promoviendo las doctrinas y las reglas”.
En efecto, durante la conclusión del Jubileo de los Catequistas, el 25 de septiembre de 2016, el Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de anunciar “lo esencial de la fe” que es “que Jesús está vivo y está a nuestro lado”, y de cómo se debe llevar a cabo esta proclamación: “Es por amor que el Dios que es Amor es proclamado al mundo: no por el poder de convencer, nunca por imponer la verdad, ni mucho menos aferrándose con rigidez a alguna obligación religiosa o moral”.
“Oiga, pero el Papa dice que tenemos que promover la vida, dirían algunos”, expresó el Padre Deck. “No es que las doctrinas no importan; las doctrinas tienen su lugar, así como la Revelación Divina y las Sagradas Escrituras. Pero si no se vuelven vida, ¿para qué sirven? Se exige, por tanto, una espiritualidad comprometida con la realidad, con la vida y la condición humana; no una espiritualidad de santitos ni de santuchos, sino una espiritualidad para gente de carne y hueso, una espiritualidad que se vive con amor y entrega”.
Deck aconsejó que la vida se debe vivir con amor y entrega y, aun a sabiendas, que todos somos pecadores, aceptando esa realidad, porque el que no se cree pecador, entonces para qué necesita la misericordia de Dios.
“Tenemos que vivir cada día dependiendo de Dios, a pesar de que no somos perfectos y nunca vamos a serlo”, dijo. “Sólo Jesús es nuestra perfección”.
Del mismo modo, expresó que la espiritualidad de los discípulos misioneros es aquella en la que se conoce al maestro; el discípulo presta atención a los mensajes que está comunicando el maestro, y siguiéndolo todos somos misioneros porque estamos bautizados y esa es la categoría fundamental de toda persona bautizada.
“Solo en la contemplación del misterio de Dios que vence las distancias encontraremos la fuerza para no caer en la tentación de querer quedarnos a mitad del camino”, concluyó. “Es la contemplación del misterio de amor porque Dios nunca se aleja y, lo curioso y especial, es que Dios quiere actuar en los sinvergüenzas porque Él no es un Dios de lógica, sino un Dios de amor”.