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EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

LA DECISIÓN DE UNA PAREJA DE CASARSE EN LA IGLESIA EN UNA DECISIÓN MUY PERSONAL

By CATHI DOUGLAS     8/9/2016

Mientras que muchas parejas comprometidas centran una atención indebida en bodas frente al mar y recepciones con puestas de sol, las novias y novios católicos invierten una gran cantidad de tiempo en la preparación para una vida exitosa juntos.

Los católicos creen que el matrimonio llega como un regalo de la mano de Dios. Y debe de considerarse cuidadosamente a la luz de las enseñanzas y prácticas de la fe católica. Si bien puede ser más fácil fugarse a una boda relámpago en Las Vegas, los votos católicos llevan todo el peso de un sacramento santo.

Los padres católicos podrían tener sueños de ver a sus hijos en el altar intercambiando votos en la iglesia, pero, ¿deberían insistir para que sus hijos cumplan con esos sueños?

“Esto representa un dilema para los padres”, dice Katie Dawson, directora de Formación de la fe parroquial para la Diócesis de Orange. “Si la pareja no está bien preparada con un entendimiento católico verdadero sobre a lo que se están comprometiendo, se están preparando para un problema en el futuro. Al llegar al altar habrán de responder ante los ojos de la comunidad por todo lo que conlleva el matrimonio”.

El matrimonio católico es una propuesta seria, cree Dawson. Solamente los dos individuos que están considerando el compromiso matrimonial pueden determinar si se están acercando al matrimonio con la mentalidad apropiada.

No hay una respuesta afirmativa o negativa a la influencia de los padres, concluye Dawson. “Es un juego de altas apuestas. A veces todo lo que puede hacer es acompañarlos en el recorrido, hacerles algunas preguntas profundas sobre la manera en que se están acercando al matrimonio, y orar por ellos”.

La Iglesia Católica tiene una larga trayectoria de ayudar a las parejas a prepararse para el matrimonio. Las parejas que deseen casarse en la iglesia deberán participar en programas de preparación matrimonial aprobados, que van desde una serie de reuniones semanales a fines de semana. Un equipo de parejas laicas casadas y un sacerdote o diácono, por lo general, presiden estos programas.

“Hoy más que nunca, nuestra cultura es ambivalente sobre el matrimonio”, señala Dawson. “Tenemos una visión romántica y sentimental del matrimonio como la respuesta a todas nuestras necesidades; cada uno de nosotros tiene un alma gemela que espera que la encontremos, y si la encontramos, viviremos felices por siempre”.

En los matrimonios católicos, explica Dawson, las personas bautizadas comparten una vida transformadora en el amor en el que el imperativo es crecer en el amor por el otro.

“El amor romántico no será suficiente”, señala. “Todo matrimonio exitoso implica dejar de lado las preferencias y expectativas personales por el bienestar de la persona con quien está casado(a). Es un amor sacrificial —no se trata de mí, sino de él”.

Debido a que el matrimonio católico es un sacramento, ocurre un cambio real en nuestro ser, explica. “Estamos irrevocablemente cambiados y conectados con la persona con que nos hemos casado”.

En contraste con las ceremonias de matrimonios seculares que se pueden adaptar a los deseos de la pareja, el casamiento en la Iglesia Católica —tanto literal como figurativamente— es participar en un rito sagrado.

“La gran sabiduría de la iglesia es el reconocimiento de que nadie vive por su propio bien”, señala Dawson. “Ya sea en la vida matrimonial, la vida religiosa o la vida individual, una vida satisfactoria y bella llega a consecuencia que nos entregamos el uno al otro. Siempre implica un sacrificio de algún tipo, la determinación de lo que Dios quiere en nuestras vidas”.