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¡EL SEÑOR SALE A LAS CALLES!

EL PUEBLO DE DIOS SE ASOMA POR LAS VENTANAS, SE PONE DE RODILLAS EN EL FRENTE DE SUS HOGARES Y SALUDA CON PAÑUELOS BLANCOS EL PASO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO QUE LLEVA A BORDO DE UN AUTOMÓVIL EL PADRE ARMANDO VIRREY DE LA IGLESIA INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

By JORGE LUIS MACÍAS     5/6/2020

“VIVE JESÚS EL Señor. Vive Jesús el Señor. Él vive, Él vive, Él vive, vive, vive Jesús el Señor. Reina Jesús el Señor. Reina Jesús el Señor. Él Reina, Él Reina, Él Reina, Reina, Reina Jesús el Señor…” 

Una y otra vez se repitió la canción litúrgica del sacerdote y compositor español, Cesáreo Gabarain Azurmendi, nacido el 6 de mayo de 1936 en Hernani, España y fallecido el 20 de abril de 1991. 

La canción se escuchó porque el Rey de Reyes y Señor de Señores ha salido de la iglesia y fue a saludar a sus hijos hasta sus hogares. 

Cerradas las iglesias por causa de la pandemia del coronavirus, es ahora El señor quien viaja en la capota de un automóvil que manejaba Efraín González, miembro del Encuentro Matrimonial de la parroquia Inmaculado Corazón de María, mientras que el Santísimo era sostenido por padre Armando Virrey, vicario de la iglesia. 

“Sana Jesús el Señor. Sana Jesús el Señor. Él sana, Él sana. Él Sana. Sana Jesús el Señor”, continúa la melodía que escuchan los feligreses y se postran de rodillas al frente de los jardines de sus casas. 

Los fieles no pudieron ir a adorarle en el Tabernáculo de la Iglesia, pero Él viajó hasta sus hijos para incentivarles a renovar su fe y esperanza, además de mitigar un poco sus temores por la crisis de salud mundial que ha costado la vida a miles de personas. 

“La procesión era necesaria”, dijo el padre Armando Virrey. “Era la necesidad que la gente tuviera mayor contacto con el Señor”. 

El paseo del Santísimo Sacramento comenzó el Domingo de Ramos, en pleno inicio de la Semana Santa, semanas después que las autoridades de salud emitieron órdenes a la gente para que permaneciera en cuarentena, a causa del coronavirus. 

Sosteniendo la custodia con ambas manos, el sacerdote ha repetido el momento histórico que vive la Iglesia. Un momento sublime para los fieles de Su iglesia y de todos los que aman al Señor. 

“Pedimos a Dios especial cuidado por las familias, por su consagración a Dios y por las almas benditas”, afirmó el padre Virrey a OC Catholic. “Ellos no han podido venir a alabarle ni a cantarle en procesión a la iglesia, y por eso pensé en sacarlo para que, con ramas y palmas ellos le cantaran: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (Mateo 21:9). 

El fervor de la gente llegó a tal grado que, debido a que la gente no puede salir a la calle para evitar la propagación del coronavirus, el sacerdote originario de San Luis Río Colorado, Sonora, tuvo que exponer de nuevo el Santísimo Sacramento, al aire libre, el Domingo de Resurrección. Esta vez, el conductor era Efrén Nieves. 

“¡Asómense! ¡Levanten sus pañuelos blancos y saluden a Cristo, en señal de que está vivió entre nosotros! ¡Que viva Cristo Rey!, arengó el padre Virrey a los católicos. “¡El Santísimo ha venido a bendecir a sus familias! ¡Él va pasando en señal de alegría y de gozo!” 

El vehículo avanzaba por las calles de Santa Ana y en el ambiente se escuchaba “Altísimo Señor”, un cantico que invita a la paz del corazón, que se hizo popular en el siglo XVI y cuyo texto es un magnífico compendio pascual del significado de la Eucaristía: Cristo, el cordero sin mancha y el buen pastor, ofrece su vida por nosotros en el altar de la cruz. 

“Altísimo Señor, que supiste juntar a un tiempo en el altar ser cordero y pastor. Quisiera con fervor amar y recibir a quien por mi quiso morir.”, expresa la canción. “Cordero divinal por nuestro sumo bien inmolado en Salén, en tu puro raudal. De gracia celestial, lava mi corazón, que fiel te rinde adoración…”. 

Noemi Ruiz, parroquiana de la iglesia Inmaculado Corazón de María e integrante del grupo de oración y evangelización “Pequeño Rebaño” reflexionó que los momentos que vive la humanidad son difíciles porque no había experimentado los efectos de una pandemia en la Sociedad. 

“Quedarnos en casa y sin siquiera poder ir a misa es algo extraño”, dijo. “Pero ver que nuestro Señor viene a buscarnos a nuestras casas es algo especial”. 

La mujer nacida en San Juan de los Lagos, Jalisco, destacó que, a pesar de que no ha podido continuar con la tradición de adorar el Santísimo Sacramento del altar en su parroquia, a diario se conecta por Facebook para ser parte de la Hora Santa, de 5:30 p.m. a 6:30 p.m.; escuchar la Santa Misa, a las 7:00 p.m., y el rezo del Ángelus, al mediodía. 

“De principio me sentía mal por no poder estar en la Iglesia, pero viendo la necesidad que hay de estar en casa por la pandemia del coronavirus, a mi corazón vino la alegría de entender que nuestra iglesia comienza primero en el hogar”, dijo