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ESPERANZA, AMOR, FE… Y PACIENCIA

UNA FELIGRESA DE SAN JUAN BAUTISTA COMPARTE EL VIAJE PERSONAL DE LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER Y LA BÚSQUEDA DE LA FE

By MEG WATERS     10/8/2020

MUCHAS PERSONAS SE preguntan por qué están aquí. Amy Alquaddomi sabe por qué, porque Jesús se lo dijo.

Amy no creció como cristiana. Ella tenía un concepto de Dios, pero sólo tenía una vaga noción acerca de qué es el cristianismo y Cristo. Sin embargo, su esposo Omar es un católico devoto y sus dos hijos pequeños, de 6 y 8 años, asisten a la Iglesia de San Juan Bautista en Costa Mesa. Así que, cuando Amy fue diagnosticada con una forma muy seria de cáncer el verano pasado, comenzó una rigurosa terapia de tratamiento y su viaje personal de fe.

“Tenía mucho dolor y sufrimiento, así que empecé a escribir un diario”, dijo Amy. “Luego, empecé a tener visiones intensas en mis sueños que me decían que tenía que empezar un ministerio de cáncer”.

Una noche, justo antes del Día de la Madre, Amy escuchó a alguien decir: Esperanza. Amor. Fe. “Pensé: Qué raro. Le pregunté a mi marido si había oído a alguien decir esperanza, amor, fe. Dijo que no, y luego me preguntó si sabía lo que significaba. Dijo que Jesús dijo que estas tres cosas eran las más importantes, pero las dijo en un orden diferente”.

Al día siguiente, Amy se puso muy enferma y fue a la sala de emergencias. Su marido se quedó con ella y repitió las palabras esperanza, amor, fe. “Todo salió bien, incluyendo mis pruebas”, recuerda Amy. “Pero esa noche el dolor regresó. Después de un rato sentí una mano reconfortante en mi espalda y vi a Jesús delante de mí. Me miró con sus manos juntas y un arco iris saliendo de sus palmas. Luego desapareció. Pensé — ¿cuántas pastillas he tomado? Le pregunté a mi marido si me había puesto la mano encima, y me dijo que no”.

En ese momento decidió que era hora de aprender a rezar. Había recibido muchos libros sobre cómo sobrevivir al cáncer, pero un amigo le dio un pequeño libro verde llamado 50 Días de Esperanza de Lynn Eib, una sobreviviente de cáncer. Cada página tenía una pequeña historia y una oración, así que empezó a rezar… y para su sorpresa, la oración no le pareció tan extraña.

Mientras tanto, continuó recibiendo mensajes privados de Jesús sobre el ministerio del cáncer. Sus amigos le sugerían que también se bautizara, pero Amy dijo: “No escuché a las personas que me animaban a bautizarme, quería oír a Jesús pedirme que me bautizara”. Poco después, un amigo le envió un mensaje para que se uniera a un grupo de oración de Zoom y le envió un enlace. “Estaba llorando a mares y rezando el rosario”, dijo Amy. “Entonces escuché, ‘Hoy vas a ser bautizada’. Así que le envié un mensaje al Padre Damien Giap, rector de la escuela de San Juan Bautista, y le pedí que me bautizara ese día.”

A las 2 p.m. Amy, su esposo Omar y sus dos hijos, llegaron a San Juan Bautista. La mayoría de su grupo de oración también llegó, con mascarillas, para sorprenderla con globos y pancartas.

“Mientras el agua se vertía sobre mi cabeza, sentí que estaba sola con Dios”, recuerda Amy.

Comenzó su ministerio de supervivencia del cáncer. Aunque no tenía una forma de contactar con las personas que se enfrentaban al cáncer, Jesús trajo a la gente a ella; amigos de amigos. “Estas señoras y yo estamos en un viaje juntos. Algunas son religiosas, otras no. Jesús dijo que lo más importante es no hacer mi trabajo cuando me siento bien, sino hacerlo cuando estoy sufriendo. Esta es la parte más difícil porque me pongo muy enferma con muchos síntomas.”

“Un día llamé a una señora y todas estas palabras salieron a borbotones de mí. Sólo dije que necesitas esperanza, amor y fe; vas a estar bien, da un paso a la vez. Cuando dejé el teléfono, sentí como si un tren me hubiera golpeado. Ese es mi ministerio ahora”.

“Cuando empecé la radiación, estaba rezando dentro del escáner y estaba muy ansiosa porque tengo mucho que hacer y tengo este nuevo propósito. Jesús interrumpió mi oración y dijo ‘Paciencia’. ¡Algo bueno está por venir!”

Esta situación ha sido dura para la joven familia de Amy, especialmente para su hija de 8 años. Ha sido un desafío, especialmente cuando los niños ven libros sobre el cáncer que la gente le ha dado. “Mis hijos pueden leer. En la portada de mi diario, dibujé una montaña. Será difícil llegar a la cima. La llamo “Fe, amor y esperanza”. Mi hija me dijo que dibujara un arco iris sobre ella porque es la promesa de Dios de que las cosas mejorarán después del diluvio”.

“Cuando supere esto, quiero escalar una montaña como un viaje basado en la fe. Y la escalaré con mi familia y amigos”.