Los matrimonios integrados por Michael y Audrey Donaldson y el de Jesús y Raquel Ávila no se conocen entre sí. Ambas parejas católicas, no obstante, reconocen que, si la familia es la base de la sociedad, en un hogar cristiano el fundamento central siempre debe ser la presencia de Cristo.
“Dios decidió que el hombre y la mujer vivieran juntos; convertidos en una sola carne, en una familia”, expresa Donaldson, quien recuerda que el primer milagro que Cristo realizó fue en un ambiente de familia, en las Bodas de Caná.
“Es ahí donde Jesucristo ilumina la importancia de la familia”, indica. “Porque él mismo proviene de una familia bendecida por el Espíritu Santo”.
En las Sagradas Escrituras se narra la creación del primer hombre y de la primera mujer y el concepto de familia: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (Gen 1,27-28).
Para que esto fuera posible de modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (Gen 2,19-24).
bajo la guía de dios
Y con su ejemplo por 34 años de matrimonio, -más que con palabras- Raquel Ávila (57), una feligrés de la Iglesia de Saint Anne, ha experimentado en carne propia el valor de tener un matrimonio sano, estable y bendecido al lado de su esposo Jesús y sus cinco hijos: Margarita (33), Santiago (28), Guadalupe (26), Raquel (20) y Jesús (16).
“El matrimonio es una gracia de Dios, Él siempre ha guiado mi familia”, afirma Raquel, nacida en San José de Gracia, Michoacán. “A diario, uno tiene que vivir su matrimonio y donarse el uno al otro”.
Esta mujer mexicana asegura que está convencida que en el matrimonio y la familia, no solamente se debe aprender a vivir con la cruz de cada día, sino también, aprender a transmitir los valores eternos que les inculcaron sus padres: amor, respeto y comprensión.
“Para mí, la oración es un diálogo con Dios”, dice su hijo Santiago, después de participar en su casa en la solemnidad de Todos los Santos y en la oración de la mañana (laudes). “En la oración le expongo a Dios mis flaquezas y él me ayuda, junto con mi familia”.
Desde hace 20 años, Raquel Ávila y su esposo Jesús se involucraron en el Encuentro Matrimonial y en el presente, en el Camino Neocatecumenal en la iglesia de Saint Anne.
“Yo, antes no podía con mi machismo; incluso era una persona violenta”, recuerda Jesús Sr. “Me di cuenta que no había otra más que doblar las manos y acercarme a Jesucristo con toda mi familia”.
Raquel testifica por su parte que en el matrimonio entre un hombre y una mujer –tal como ha sido el Plan de Dios- “es donde se crean los buenos ciudadanos, los buenos cristianos”.
Su hijo, Jesús Jr. lo avala y sostiene que rezar y convivir en la oración familiar cada domingo le ha ayudado personalmente a resolver los problemas que pudieran presentársele en el transcurso de cada semana.
“Mis padres y mis hermanos me ayudan a saber qué hacer cuando tengo dudas”, señala. “Como familia de Dios sabemos que podemos confiar en todos, todos nuestros problemas”.
ejemplo del reflejo de fe
Michel Donaldson conoce perfectamente los retos físicos, emocionales y espirituales que confrontan los hijos de familias trastornadas a causa de un divorcio.
Sus padres, William y Sandra se separaron definitivamente cuando él cursaba la preparatoria. El divorcio lo vivieron también sus hermanos Bill, Marie, Laurie y Karla, aunque él era el más pequeño de la familia.
“Recuerdo que personalmente me vi afectado por las heridas del divorcio de mis padres; me afectó en el Colegio y pensé que eso no era bueno”, narró el hombre de 40 años. “Hoy, aun cuando haya conflictos en un matrimonio, mi esposa (Audrey) y yo decidimos pensar que el divorcio nunca es una opción”, afirmó.
Michael y su esposa han roto cadenas; dejaron de pensar primero en sí mismos y ahora en su familia y matrimonio sitúan por delante de ellos a Dios y a sus cuatro hijos: Brian (11), John Paul (10), Clare Therese (8) y Nicholas (2 ños).
“Por el amor que tenemos uno por el otro y por Dios, hemos creado un mundo diferente para nuestros hijos”, agregó. “Ante ellos ponemos el ejemplo que somos una familia unida que refleja su fe y nuestra fe refleja lo que somos como familia”.