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‘ÍCONO DE MISERICORDIA’: SUPERIORA DE LAS MISIONERAS DESCRIBE A LA BEATA TERESA

By Cindy  Wooden, Catholic News Service     8/31/2016

ROMA (CNS) — La Beata Teresa de Calcuta era una mujer que se sentía verdaderamente casada con Jesús y la libertad que experimentaba — enamorada de él — la llevó a una pobreza radical, un compromiso cargado de valentía y un inmenso amor por los pobres — según expresó la superiora general de la orden religiosa fundada por la Madre Teresa.

“Era muy feliz por ser mujer y ser una madre para tantas almas”, le dijo a Catholic News Service la hermana Mary Prema Pierick de las Misioneras de la Caridad.

“Su libertad de amar abrió las puertas de los corazones y avenidas de servicio, lo cual quizá no era tan común, especialmente cuando se trata de compartir la pobreza radical de los pobres”, dijo la religiosa alemana de ojos azules, quien fue electa como superiora general en 2009.

La Madre Teresa, quien será canonizada el 4 de septiembre, empezó su congregación en la década de 1940, caminando en los barrios pobres de Calcuta, “sin tener las paredes de un convento que la protegieran”, dijo la hermana Prema. “Pero fue el amor por Jesús, la compasión y amor ante el sufrimiento de los pobres los que la llevaron a hacer lo que hizo”.

En la casa principal de las Misioneras de la Caridad en Roma — un oasis blanco encubierto en medio del bullicio del tráfico, por los alrededores del Circo Máximo y cerca de la aglomeración de turistas en el Coliseo — la hermana Prema contó cuán natural es que la Madre Teresa sea declarada santa durante el Año de la Misericordia.

La Madre Teresa es “un ícono de misericordia”, dijo. “Inclusive la gente sin fe, veía la compasión y misericordia que la Madre entregaba a su alrededor. No dejaba a los que estaban sufriendo sin darles la debida atención. Al contrario, salía a buscarlos para tratar de que se dieran cuenta de que son amados y apreciados”.

Un creciente número de Misioneras de la Caridad continúan el trabajo de la Madre Teresa alrededor del mundo. Según la hermana Prema, el número de religiosas se ha incrementado de 3.914, desde la fecha en que la Madre Teresa murió, a 5.161 hasta el 5 de agosto. El número de hermanos Misioneros de la Caridad también ha aumentado de 53 a 416. Cuando la Madre Teresa estaba viva, su congregación trabajaba en 120 países, actualmente están presentes en 139 naciones.

Como millones de personas alrededor del mundo, la hermana Prema consideraba que la Madre Teresa era “una santa viviente”. Fue beatificada en 2003, seis años después de su muerte. El tiempo que pasó para que la causa de su santidad avanzara a través del estricto proceso del Vaticano, “han sido años para profundizar en el entendimiento de quien es ella”, dijo su sucesora.

Esos años fueron especialmente importantes para llegar a comprender la sed espiritual de la Madre Teresa y lo que ella misma describía como “la oscuridad” de no sentirse amada por Dios. La hermana Prema, quien conoció por primera vez a la Madre Teresa en 1980, comentó que el dolor espiritual de la fundadora era algo que mantenía bien escondido de todos, excepto sus directores espirituales.

“En toda ocasión, la Madre no buscaba atención a sí misma sino se daba completamente a los demás, olvidando su propio dolor”, según la hermana Prema.

Su trabajo y oración constante, incluso al experimentar el sentido de que Dios estaba lejos, “dice mucho de su fe, su fidelidad al compromiso que había asumido y con la persona con quien estaba casada: Jesús”.

La “oscuridad” se convirtió en parte del ministerio de la Madre Teresa, la gracia que le dio poder al mismo.

“Era parte de su misión con los más pobres de entre los pobres, especialmente los pecadores que se sentían rechazados e indeseados. Compartir su experiencia de oscuridad y de alejamiento de Dios la convirtieron en un instrumento de gracia para ellos”, dijo la hermana Prema. “Y sentía gran compasión por aquellos que no conocían a Dios y no experimentaban el amor de Dios para ellos”.

Hablando en el jardín de las misioneras, donde los saris blancos con ribetes azules se secan en tendederos, la hermana Prema comentó que la persistencia de la Madre Teresa en oración y trabajos de misericordia — incluso cuando ella sentía que Dios estaba lejos de ella — es una lección para todos los creyentes.

“La oración es algo a lo que le queremos ser fiel más que éxitosos”, dijo.

Y aunque la frase “trabajo corporal y espiritual de misericordia” puede sonar anticuado para algunas personas, la Madre Teresa demostró el duradero poder de esas expresiones de amor, dijo la superiora. “Como sea que tú lo expreses, siempre es moderno porque estás imitando a Jesús y su compasión”.

La gran mayoría de la gente que la Madre Teresa cuidaba, acariciaba y acompañaba no eran cristianos, dijo la hermana Prema, pero para ella, eran Cristo personificado.

Llamada, como todos los cristianos a difundir el Evangelio, la Madre Teresa “ayudaba a las personas a encontrar a Jesús en sus propios corazones y a sentir ese amor que Dios tiene para ellos, sólo brindándoles su maternal atención e intenso interés en sus vidas personales”.

“Tenía un gran deseo de que todas las almas pudieran conocer y amar a Jesús”, dijo la hermana Prema. Pero al mismo tiempo, “ella sabía que la conversión es trabajo de Dios. Los actos de caridad y misericordia que hacía, venían de su amor por Jesús y por el prójimo”.

“Dios tiene que hacer el trabajo de conversiondice”, dijo. “No es trabajo del ser humano convencer a una persona de que crea en lo que yo creo. Es una gracia que un alma recibe y por la cual podemos orar”.