Con más de 1.2 millones de católicos, la Diócesis de Orange es la 12.ª más grande del país, y como un reflejo de la demografía cambiante en California, el número de feligreses hispanohablantes en el condado de Orange está aumentando.
“Aproximadamente, más del 50 por ciento de los asistentes frecuentes a las misas en español e inglés en la Diócesis son hispanohablantes”, explica Debbie Leaverton, directora de Educación parroquial y servicios pastorales de la Fundación Orange Catoholic (OCF, por sus siglas en inglés), la organización de recaudación de fondos y gestión de subvenciones para la Diócesis de Orange.
Con esos datos demográficos, la OCF se dirigió a Koren Ruiz, fundador de ‘Corresponsables de Dios’ (Stewards of God), para asociarse con ellos y lanzar un programa de ‘Corresponsabilidad Latino’, para educar a los feligreses de habla hispana sobre la importancia de la corresponsabilidad.
Con las parroquias católicas de los Estados Unidos como clientes, ‘Corresponsables de Dios’ ha trabajado con las parroquias para implementar programas y servicios en las áreas de corresponsabilidad y donaciones planificadas, enfocados principalmente en la comunidad latina.
Ruiz, quien nació y creció en México, dice que el concepto de corresponsabilidad es nuevo en la comunidad latina, pero con una campaña educativa culturalmente específica, las parroquias pueden aumentar la participación de su población hispana.
“Ni siquiera hay un término en español para ‘stewardship’, explica Ruiz. En el pasado, la palabra en español que se usó era ‘discipulado’, pero Ruiz prefiere ‘corresponsabilidad’, el término que utiliza el Consejo de Obispos Católicos de los Estados Unidos.
“El término puede significar distintas cosas, así que la idea es educar a la comunidad latina en la comprensión del nuevo término y su concepto”, dice Ruiz. “Nosotros, los latinos, somos generosos con nuestro tiempo y talentos, y somos muy espirituales, pero ahora es el momento de agregar la última ‘t’, la del ‘tesoro’”.
Se lanzaron tres programas piloto en parroquias con grandes poblaciones de habla hispana: la Misión Basílica San Juan Capistrano, San Antonio Claret en Anaheim, y Santa Ana en Santa Ana.
Ruiz trabaja con los líderes laicos de las parroquias primero, y pasa cerca de cinco meses entrenándolos y educándolos sobre lo que significa ser un buen administrador. Cuando los líderes laicos parroquiales se conviertan en modelos de buenas prácticas de corresponsabilidad, inspirarán y motivarán a otros a hacer los mismo, dice.
“Hay cosas que los latinos hacen que los convierte en buenos guardianes de su iglesia, pero hay cosas que se hacen en comunidades de habla inglesa que no se hacen en las comunidades latinas”, explica Ruiz. “Planear donaciones, hacer promesas y dar intencionalmente por un período de tiempo, el uso de los sobres o pagos electrónicos –esas son cosas que no son necesariamente parte de la cultura”.
Ruiz utiliza referencias culturales y sus anécdotas personales al crecer en la cultura latina, donde muchos siguen el modelo de sus padres para hacer donaciones a la Iglesia”.
“La corresponsabilidad debería ser una forma de vida”, dice Ruiz. “Lo que hagamos, lo harán nuestros hijos cuando crezcan”.
En San Antonio Claret, alrededor del 70 por ciento de los feligreses son latinos, indica fray Bill Cao. El programa se implementó en enero, y Ruiz entrenó y formó líderes de los diferentes ministerios de San Antonio Claret.
Fray Cao cree que el programa valió la pena; la parroquia ha recibido alrededor de 380 compromisos de corresponsabilidad a través del programa. Ahora los líderes laicos que fueron entrenados están en el proceso de hacer un seguimiento con aquellos que se comprometieron con el programa.
“Las personas estuvieron dispuestas a participar”, dice fray Cao. “Era algo nuevo para ellos, pero el entrenamiento formalizó el concepto de la corresponsabilidad de una manera que pudieran entenderlo. Esperamos que los compromisos de corresponsabilidad aumenten cada año”.
Ruiz dice que los pastores a menudo se sienten complacidos con el cambio de mentalidad sobre la corresponsabilidad, tras la implementación del programa.
“Tratamos de educar, motivar e inspirar, y proporcionar un sentido de pertenencia para que finalmente puedan invertir en su parroquia”, dice Ruiz. “No se trata solo de tiempo, talento y tesoro, sino de apoyar la misión de la Iglesia”.