Después de un largo proceso donde líderes parroquiales de la comunidad hispana recabaron información sobre sus necesidades particulares, realidades sociales, culturales y pastorales sobre la atención que deberían recibir por parte de las autoridades eclesiásticas de la Diócesis de Orange, entregaron un documento al Revmo. Timothy Freyer, Obispo Auxiliar de la Diócesis de Orange, para que lo haga de su conocimiento al Obispo titular, Kevin W. Vann.
Durante el V Encuentro, Discípulos Misioneros: Testigos del Amor de Dios, representantes de grupos apostólicos, organizaciones católicas y delegados compartieron sus experiencias de reflexión, discernimiento, consulta y evangelización, donde dejaron en claro que, en el llamado de Cristo, la vocación de los primeros discípulos muestra la atracción ejercida por la persona de Jesús. Los discípulos se ponen a seguir al Maestro sin haber sido expresamente invitados por Él. El Salvador no necesita decirles “Ven y Sígueme”, como lo diría a otros. Su simple presencia es para los discípulos un llamado.
“A todos los involucrados en el ministerio, nos sucedió de la misma manera”, dijo el Diácono Guillermo Torres, director de la oficina para ministerios hispanos de la Diócesis de Orange. “Vivimos el encuentro con Jesucristo al igual que Cleofás y el discípulo del cual la sagrada escritura no dice su nombre, en el comentario de la aparición del Señor a los discípulos que iban camino de Emaús” (Lc 24: 13-35).
De la misma forma, el Diácono Torres aludió al artículo 278 del documento de Aparecida (mayo 2007/Brasil) sobre el proceso de formación de discípulos misioneros y que destaca cinco aspectos fundamentales que aparecen de diversa manera en cada etapa del camino, pero que se compenetran íntimamente y se alimentan entre sí: el Encuentro con Jesucristo, La Conversión, el Discipulado, la Comunión y la Misión.
“Es bien claro el proceso porque suceden dos cosas para transformarnos en discípulos y misioneros: primero fue el encuentro cuando Cristo, como a san Pablo nos tira a tierra y nos transforma rápidamente”, dijo Torres. “O bien, puede ser un proceso despacio cuando aceptamos seguir el ejemplo de nuestros padres, madres, padrinos, sacerdotes o diáconos, seguir el camino de alguien que es testimonio de vida santa para nosotros, y poco a poco escuchamos el llamado para tener ese encuentro con Jesucristo.
reavivar la llama del espíritu santo
Hizo un llamado a todos a reavivar la llama del Espíritu Santo en sus corazones para ser fuente de evangelización y que otros tengan ese encuentro con el Hijo de Dios, se transformen y se conviertan.
“Por ello, los discípulos de Emaús siguieron a Jesús”, manifestó. “Pero antes de ser enviados aprendieron a escucharlo, como un discípulo aprende del maestro”.
Dijo que en la atracción a Jesús y la hora del encuentro con Cristo de Andrés y Juan que es única (1 Jn: 35-39)
“… Estaba Juan con dos de sus discípulos. Al ver que Jesús pasaba, dijo: Este es el cordero de Dios”. Al oír esto, los discípulos siguieron a Jesús. Jesús se vuelve y al ver que lo siguen les pregunta: “¿A quién buscan?””. Le contestaron: “Maestro, ¿Dónde vives?”. Jesús les dijo: “Vengan y vean”. Fueron y vieron dónde vivía…”
“Nosotros también quisimos saber dónde vive el maestro que cambió nuestra humanidad a través de sus enseñanzas, amor y misericordia”, dijo Torres. “Y nos hicimos sus discípulos, conocimos a Cristo y lo estamos conociendo en sus enseñanzas en estos tres pasos de encuentro, conversión y discipulado”.
Por ello, agregó que cuando la persona se encuentra a Jesús como su más preciado tesoro, tiene la responsabilidad y misión de llevarlo a su familia, amistades, comunidad y hermanos que le rodean, y estar conscientes que Jesús le lleva de la mano y le dice: “Yo te envío porque ya eres mi discípulo y misionero”.
Armando Cervantes, director de la oficina de Pastoral Juvenil y Pastoral de adolescentes de la Diócesis de Orange destacó que el documento que se le entregó al Obispo Freyer es una recopilación del trabajo de más de 1,000 voces hispanas involucradas antes del V Encuentro.
“Así celebramos toda esa labor de las parroquias que respondieron al llamado”, dijo.
“Los obispos de Estados Unidos y el Papa Francisco quieren que salgamos a la periferia, compartir la Buena Nueva a todos los que no conocen a Cristo, y traer de nuevo a aquellos que se alejaron de la Iglesia por algún motivo”, declaró Cervantes a OC Catholic. “Por el bautismo, todos estamos llamados a evangelizar, y cuando salimos, escuchamos la realidad de las familias, de sus problemas y solamente así podemos responder a la comunidad sobre sus temores, preocupaciones, problemas, esperanzas y sueños”.