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LA PRESENCIA DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA SANA A SUS HIJOS

FELIGRESES DE LA IGLESIA ST. ANGELA MERICI EN BREA RECIBEN ORACIÓN Y CURAN HERIDAS DEL ALMA, DEL PASADO Y DEL PRESENTE

By JORGE LUIS MACÍAS     2/13/2018

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, como sacramento de sanación fue el tema central de la homilía que celebró el padre Ben Tran, ante centenares de feligreses en la Iglesia Católica St. Angela Merici, en la ciudad de Brea.

“Dios es bueno todo el tiempo”, afirmó el sacerdote Tran, Vicario Parroquial de la iglesia St. Anne, en Seal Beach, California. “Nuestro regalo más precioso está en el corazón de Cristo que recibimos en la Eucaristía”.

Conocido por los grandes dones que Dios le ha regalado en su ministerio sacerdotal, el padre Tran, no solamente alabó a Dios en lenguas, sino que, lleno del Espíritu Santo oró individualmente por cada uno de aquellos que lo solicitaron.

Los feligreses experimentaron que la presencia sanadora de Cristo en la Sagrada Eucaristía tocó las más íntimas fibras de su corazón

“Me arrepiento de mis pecados y entrego mi alma al Señor, mi salvador”, oró el padre Ben. Y alentó a todos a perdonar a aquellos quienes les hirieron en el pasado.

“Trae a tu mente su nombre, díselo en silencio a Dios; ya sea cualquier tipo de abuso de un amigo, tu papá o tu mamá”, prosiguió. “Y di, en el nombre de Cristo yo te perdono, y en su nombre me perdono a mí mismo”.

La oración de fe a Dios, hecha después de la Sagrada Comunión, hizo el milagro necesitado por las almas que buscaban algún tipo de sanación física, mental y espiritual.

Muchos feligreses lloraban en silencio. La palabra de Dios había penetrado su alma.

“La palabra de Dios es poderosa; he sentido el poder del Espíritu Santo”, dijo Gloria Wade. “Le he pedido que sane a uno de mis hijos que es drogadicto; él está completamente dañado”.

Gloria, una mujer llena de fe, percibió la profundidad del misterio eucarístico, que es eficaz en la sanación.

La plegaria del poder sanador del padre Tran también se hizo por la libertad del espíritu y de toda atadura, y de rechazo a los espíritus de depresión, oscuridad, desesperación, depresión, aflicción, autocompasión, destrucción y suicidio, y heridas producidas en la vida actual o heredades de los antepasados.

“Renuncio a las mentiras, a pensar que no soy digno de ti, y de tu amor, Señor; que estos espíritus jamás retornen; rechazo cualquier adicción, intimidación dependencia de mí mismo, de orgullo, abandono, resentimiento, de amargura, acoso, alcoholismo o pornografía”, proclamó con fuerza el sacerdote. “Ven sobre mí y lléname de tu gozo, de tu paz y de tu amor; de nuevo, tomo para mí tu amor y la dignidad de ser hijo de Dios”.

 

sufrir y perdonar
como cristo

Marta Méndez, otra de las asistentes a la misa de sanación testificó que desde pequeña llevaba en su mente y en su alma, heridas que le destrozaban el corazón y que tenía que perdonar a quienes le hicieron tanto daño.

“Si nuestro señor Jesús sufrió tanto en la cruz y perdonó, como católica yo también tenía que hacerlo”, dijo. “Ha sido lo más difícil que he hecho, porque el padre de mis hijos Jonathan y Lussette nos maltrató demasiado por mucho tiempo; él era muy violento física y verbal, física y emocionalmente…si no hubiese sido por mi fe, ya no estaría viva”.

Méndez, nacida en Jalisco, México, aseguró que por segunda vez en su vida sintió el amor de Dios y la presencia del Espíritu Santo en su interior, luego de abrirse a la misericordia del Señor.

El tema de la Eucaristía como sacramento de sanación espiritual al limpiarnos del pecado y restaurarnos en la caridad fue acompañado por bellos cantos como “Solo en Dios” (Salmo 62 (61) / Dios, la única esperanza) de Johan Michael Talbott, interpretado por Leticia Negrete, Garth Meade y Lori Ma.

 

“Mi fortaleza, mi Salvador

No tendré miedo en absoluto

Mi fortaleza, mi Salvador

No temeré a nada.

Mi fortaleza, mi Salvador

No vacilaré.

Solo en Dios está mi alma en reposo

En Él viene mi salvación

Solo en Dios está mi alma en reposo

En Él viene mi salvación

Solo él es mi roca

Mi fuerza y mi salvación

Solo en Dios se encuentra seguridad

Cuando mi enemigo me persigue

Solo en Dios se encuentra la gloria

Cuando me encuentro dócil y me encuentro humilde”.

 

Janice Rudin, parroquiana de St. Angela Merici reflexionó que el cuerpo y la sangre de Cristo son medida eficaz en la sanación de nuestros hermanos y hermanas que sufren de enfermedades físicas del alma.