Podríamos apostar que para cuando lea éste artículo, ya habrá escuchado Jingle Bells (vendiendo de todo, desde escapes de carros a mascotas) más veces de las que el oído humano pueda tolerar. Es el recordatorio anual que llegó la Navidad.
Excepto, que no es así.
Lo que llegó es el Adviento. Y eso, dice el obispo Kevin Vann, es razón suficiente para celebrar.
“Es el comienzo de nuestro año litúrgico”, explica el obispo Vann, “y hay una especie de traslape en esta época del año con las antiguas tradiciones cuando el Adviento era un tiempo en el que esperábamos la segunda venida de Cristo, y al mismo tiempo, nos regocijamos del recuerdo de su primera venida. Puede encontrar lecturas maravillosas acerca de esto en Isaías. Tenemos tantas tradiciones maravillosas asociadas con el Adviento, como una época independiente de la Navidad, y debemos sacarles el máximo provecho. Se trata de tomar el tiempo para disfrutar de esta temporada y su belleza”.
El adelantarnos mental y espiritualmente las cuatro semanas del Adviento y enfocarnos fijamente en la Navidad nos priva de cuatro semanas importantes en el año litúrgico, observa el obispo Vann —una temporada que es breve, pero extraordinariamente rica en simbolismos, imágenes, sonidos, olores, espiritualidad y un estado de ánimo de anticipación reverencial.
“Hay cosas que podemos hacer todos los días durante el Adviento para crecer en nuestra fe y para profundizar nuestra apreciación de los que los profetas escribieron para nosotros —la belleza del mensaje y la manera maravillosa en que nuestras tradiciones nos recuerdan de eso”, dice el obispo Vann.
Entre las tradiciones más notables de la temporada:
La corona de Adviento: De origen alemán, es probablemente la costumbre más conocida del Adviento. Está hecha de ramas de ciprés en forma de un círculo, símbolo de los muchos años de espera por el Redentor, así como los años de espera para su segunda llegada. La corona sostiene a cuatro velas —tres de color púrpura y una de color rosa. Las tres velas de color púrpura, que simbolizan la penitencia, se encienden en los dos primeros domingos y en el cuarto domingo de Adviento; la vela de color rosa, que simboliza la alegría, se enciende en el tercer domingo, también conocido como Gaudete (que significa ‘regocijo’). Cuando las velas se iluminan todos los domingos, se puede elegir una lectura de las Escrituras, a menudo del libro
del profeta Isaías y el Evangelio
de Lucas.
El calendario de Adviento: Otra tradición alemana del siglo 19. Para que sirva como un recordatorio de la naturaleza sagrada de la temporada y también como un incentivo a la oración, el obispo Vann sugiere adquirir un calendario en donde se revelan versos de las Escrituras cada vez que las pequeñas puertas se abren cada día.
San Nicolás: El Papa Noel original, su fiesta es el 6 de diciembre. Obispo de Myra del siglo IV, Nicolás nació en lo que hoy es Turquía y por un tiempo trabajó en la flota pesquera de su familia. Conocido como el santo patrón de los viajeros, marineros y comerciantes, Nicolás también fue famoso por sus milagros y regalos generosos a los pobres, y se asocia particularmente con su bondad para con los niños. En Holanda, el apodo holandés para San Nicolás, ‘Sinterklass’, se convirtió en Santa Claus cuando los holandeses llegaron al Nuevo Mundo.
Obsequiar regalos: El obispo Vann sugiere que sigamos el ejemplo de San Nicolás en nuestros hábitos de regalar. “Él fue un ejemplo que los regalos son para las demás personas”, dice el obispo Vann. Además, añade, el obsequiar regalos puede ayudar a conmemorar uno de los acontecimientos más importantes de la temporada.
“En muchos países, como Alemania e Italia, los regalos se entregan en la Fiesta de la Epifanía del Señor, porque es cuando los tres reyes magos presentaron sus regalos al niño Jesús”, dice. “Sería una buena idea el entregar algunos de nuestros regalos en ese día”.
Y, agrega, los regalos no tienen por qué ser algo tangible. El ser voluntarios en los hospitales, llevar comidas a los pobres durante el Adviento, e incluso visitar a familiares y amigos son maneras de practicar nuestra fe durante el Adviento.
Las Escrituras, en concreto las Antífonas de la O. Las Antífonas de la O se refieren a las siete antífonas que se recitaban o cantaban antes del Magnificat en las Vísperas de la Liturgia de las Horas en la octava antes de Navidad (la semana del 17 al 23 de diciembre). Cada antífona es una invocación de Dios que pone de relieve un título diferente para el Mesías, tal como Oh raíz de Isaí; Oh llave de David; y Oh Emmanuel. De hecho, forman los versos de
“¡Oh ven! ¡Oh ven Emmanuel!”
“Son profecías, de los profetas, que se relacionan con el nacimiento de Cristo, y son simplemente maravillosas”, dice el obispo Vann.
Algo que debe aprender sobre las Antífonas de Adviento: Rorate Coeli, un gran himno del Adviento, indica el obispo Vann. El texto está tomado de Isaías 45:8, y se refiere al deseo de la iglesia por la llegada del Mesías: “Destilad, oh cielos, desde lo alto, y derramen justicia las nubes; ábrase la tierra y dé fruto la salvación…” c