Para todos los católicos es de vital relevancia tener disciplina en la vida cristiana: discernir, desarrollar y ejercer sus dones espirituales.
En el continuo proceso de discernimiento se inicia en un camino hacia la comprensión de cómo el Espíritu Santo bendice con numerosos carismas y gracias a los hijos de Dios. Muchos de los participantes en el taller “Llamados y Dotados” también descubrieron el llamado que tienen en la misión evangelizadora de la Iglesia y el pedido de Jesús para que los laicos ayuden a llevar la Buena Nueva a quienes no le conocen en el mundo.
“Es como en una carrera de relevos de atletismo donde Cristo les pasa el bastón de mando a ustedes”, dijo John Gremer, uno de los tres presentadores en la Iglesia Católica Santa Cecilia de Irvine. “Lo más importante es no perder tiempo en la carrera ni dejar caer el bastón”.
Gremer hizo alusión a la adopción de un compromiso y una actitud personal de humildad como lo pide la mística santa Carmelita, Teresa de Ávila en un poema, para continuar la obra de Cristo en el mundo.
Cristo no tiene ahora más cuerpo que el nuestro,
no tiene más manos ni pies sobre la tierra que los nuestros.
Nosotros tenemos los ojos por los cuales él mira con compasión este mundo,
nosotros tenemos los pies con los que él camina para hacer el bien.
Con nuestras manos él bendice todo el mundo,
nosotros somos las manos, los pies, los ojos de Cristo.
Nosotros somos su cuerpo.
Utilicemos pues el don de nuestros cuerpos
para que Cristo viva en el mundo,
de manera que todos sientan su toque de sanación. Amén.
“Cuando hablamos de fe, ello significa estar con Jesús”, añadió. “La misión de evangelización nos ha sido conferida a los laicos a través del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía; nuestra misión es llevar a otros al conocimiento del Cristo Resucitado”.
Enfatizó que esta misión de los laicos se transmite a través del poder y los dones (carismas) del Espíritu Santo (sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios), acercándose a los demás con respeto, usando sus dones, ayudando a otros a encontrar a Jesús, aplicando la fe en la Palabra de Dios, sanando y transformando las culturas y estructuras del mundo, de manera que se fomente el amor.
“Yo no tenía ni idea que existía el concepto de carisma espiritual”, dijo Jayme Uboldi sobre su reflexión final del evento. “Estoy tan agradecida que encontré este taller”.
En la reunión de antiguos y nuevos amigos, tanto Jayme como sus compañeros católicos encontraron sentido a su misión en la Iglesia y al llamado personal a ser discípulos de Cristo.
“He aprendido que el propósito y dirección para mi vida son verdaderamente inspirados por Dios y que la gran imagen que he estado buscando hasta ahora se ha enfocado”, esbozó. “El conjunto único de los regalos que se me han dado para ayudar a otros ha sido diseñado por Dios, específicamente para mí”, agregó.
Curiosamente, Jayme, una feligresa de la Iglesia Santa Cecilia ya ha trabajado en varios proyectos en los últimos meses donde ella utiliza específicamente su carisma. Se ha asociado con otra mamá en la Escuela de Santa Cecilia para iniciar un club de las muchachas católicas llamada “Florecillas”, un grupo de niñas a quienes se les enseña las virtudes de los santos, donde obtienen una insignia de mérito.
Además, ella ha coordinado reuniones bimensuales con conferencistas para madres y estudiantes de la escuela en Santa Cecilia, en donde estas actividades están perfectamente adaptadas a sus carismas de conocimiento y administración.
Por su parte, Mary Murphy expresó que le sorprendió saber que hay dones del Espíritu Santo que todos estamos llamados a dar a fin de promover el reino de Dios.
“Estos dones me ayudan a entender mi vida y lo que soy como Cristiana Católica”, reflexionó. “Los carismas también me ayudan a entender a los demás”.
Murphy, -también de Santa Cecilia- comentó que aprendió cómo ella y otras personas son confortables y apasionadas y disfrutan de ciertos aspectos del discipulado que están llamados a actuar.
“Lo que pensé que eran interacciones inusuales de otros se reflejaron en mí”, dijo. “Es en realidad mi carisma y es la forma más divertida, emocionante y natural de ser para mí”.
La presentadora Cathy Roby expresó que dentro de la Diócesis Católica de Orange hay excelentes programas que ayudan a la formación de los parroquianos y uno de ellos es el taller “Llamados y Dotados” para personas mayores de 18 años de edad.
“Siempre que las personas vienen a este taller conocen el inventario de carismas y dones espirituales que les ayudan a afirmar su discernimiento y a entender lo que es ser un discípulo”, dijo. “Mientras más conozcas el carisma, podrás afirmar mejor el discernimiento y entenderás qué es ser discípulo de Cristo”.
De manera ejemplar, entre John Gremer, Cathy Roby y Stephanie Márquez definieron la manera de discernir los dones espirituales y la llamada del Espíritu Santo: su llamada a cambiar el mundo y ayudar a difundir el Evangelio; cómo discernir y emplear los dones juntos para ayudar a la trasformación de las parroquias; cómo entender los signos y las características de los dones espirituales más comunes, y, conocer los pasos para discernir los dones que Dios le ha dado al ser humano para su misión evangelizadora en el mundo.
“He aprendido que siempre debo hacer la voluntad de Dios, que necesito estar alejado del pecado y santificado en su gloria”, manifestó Omar Cibrián. “Debo crecer en santidad en mi vida si quiero ser luz para los demás, y no estar en la oscuridad a causa del pecado”.
Se dará un taller de Llamados y Dotados el 19 de noviembre en St. Cecilia. Para más información por favor comuníquese con Annette Venegas: [email protected].