A medida que nos preparamos para celebrar el día de Nuestra Señora de Guadalupe –y recordamos a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, a quien se le apareció la Virgen– es el momento oportuno para renovar nuestra devoción a los Santos y comprender cómo pueden ayudarnos a comprometernos de una manera más profunda con nuestra fe.
Los niños estudian sobre los Santos en las escuelas católicas. Ellos exploran cómo las vidas de los Santos nos inspiran a adorar a Dios fielmente y adoptar virtudes importantes. El culto de los católicos adultos también puede tener un mayor significado con la contemplación de la vida y las enseñanzas de los Santos.
“La beatificación de un Santo es un estímulo para los vivos: Si ellos lograron vivir una vida santa, nosotros podemos vivir una vida santa; y, si ellos lograron alcanzar el cielo, nosotros podemos alcanzar el cielo”, escribe el padre Michael Van Sloun, de la Arquidiócesis de Minneapolis y Saint Paul, en “Los modelos celestiales que inspiran nuestra vida en la fe”.
Muchos de los que estudian las vidas de los Santos a menudo nos instan a imitar a los Santos, señala el padre Van Sloun, excepto que algunos Santos se excedieron en el ayuno y otras prácticas ascéticas, y eran tan severos que ponías en riesgo su salud y bienestar. “A un viejo amigo sacerdote le gustaba decir: ‘Los Santos son para ser admirados, no para ser imitados’. Era su manera de decir que los Santos pueden ser una fuente de inspiración y motivación, pero debemos tener cuidado al imitarlos; debemos hacerlo de una manera equilibrada y razonable que nos ayuda a progresar espiritualmente”.
Los apóstoles, mártires, pastores, predicadores y maestros, vírgenes y religiosas, y los hombres y mujeres santas conforman el calendario litúrgico de la Iglesia. Durante diciembre, los católicos celebran las fiestas de Santos notables, tales como:
n san nicolás, el 6 de diciembre: Responsable por la tradición del reparto de regalos en Navidad; Nicolás ofrecía dotes para las familias de las novias necesitadas y llenaba los zapaos vacíos de los niños con regalos pequeños, tales como monedas de chocolate y mandarinas.
n santa lucía, el 13 de diciembre: Una santa de Sicilia, Santa Lucía ha sido adoptada por los cristianos en toda Europa. El día de su fiesta en los países escandinavos, la hija mayor se levanta temprano y sirve panecillos de canela a su familia mientras lleva puesto un círculo de velas encendidas sobre la cabeza.
n san juan de la cruz, el 14 de diciembre: Un místico compasivo que vivió una vida de pobreza y persecución. San Juan nos dejó muchos libros de consejos prácticos sobre el crecimiento espiritual y la oración, incluyendo “Noche oscura del alma”, y “Un cántico espiritual del alma y el Cristo esposo”.
n santa victoria, el 23 de diciembre: Se conoce muy poco sobre Santa Victoria. Tanto ella, como su hermana, Anatolia, fueron encarceladas y muertas de hambre por sus pretendientes; sin embargo, persistieron en su rechazo al matrimonio. Anatolia fue perseguida y ejecutada por su fe cristiana; Victoria se negó a adorar a los dioses paganos y también fue condenada a muerte. Un guardia que se convirtió debido a su ejemplo también fue martirizado.
“Los Santos más venerados tienen en común el gran amor por Jesús, y señalaban hacia Él y su regreso”, dice Katie Dawson, directora de Formación de la fe para la Diócesis de Orange. “Cuando el Niño Jesús llega durante el Adviento, se crea una gran oportunidad para que los niños conozcan las historias de los Santos”.
Además de conducirnos hacia la fe a través de su ejemplo, los Santos también pueden servir como nuestros intercesores, nos recuerda el padre Van Sloun. “Todos podemos rezarle a Dios directamente”, escribe. “Pero si un Santo ya está en el cielo ante el Trono de Dios, y nosotros no hemos alcanzado el cielo, y si un Santo goza de los favores especiales de Dios, mientras que nosotros somos pecadores, en lugar de acercarnos a Dios directamente, podría ser de beneficio el pedirle a un Santo, por medio de nuestras oraciones e inquietudes, que se acerque a Dios en nuestro nombre”.