CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Mantener a Cristo en la Navidad es parte de no ceder ante la presión de adaptarse a la “norma” y convertirse en no creyentes, dijo el papa Francisco durante una homilía matutina.
Ceder ante las cosas del mundo es como decir “pongamos en subasta nuestra identificación. Somos iguales que todos”, dijo el papa.
Celebrando una Misa de madrugada el 16 de noviembre, el papa Francisco advirtió contra la manera muy pequeña y oculta en que la mundanidad echa raíces en una cultura y entonces lleva a la apostasía y a la persecución religiosa.
De hecho, “la liturgia en estos últimos días del año litúrgico” insta a la gente a ser cuidadosa de las “raíces venenosas” que llevan a la gente a distanciarse de Dios, él dijo.
El papa enfocó la lectura del día del Primer Libro de los Macabeos, donde muchos de los “hijos de Israel” querían una alianza con los gentiles para poder estar mejor protegidos. Ellos abandonaron sus prácticas religiosas y su pacto con Dios y aceptaron las costumbres paganas de los gentiles.
El papa dijo que la lectura demuestra cómo la orden del rey de crear un pueblo idéntico llevó a la apostasía.
En la historia de la iglesia, en la historia, hemos visto, estoy pensando en un ejemplo, cómo el nombre de los días de fiesta religiosos han cambiado; la Navidad tiene otro nombre para poder borrar la identidad.
Pero este nuevo “humanismo” en el cual las diferencias no son aceptadas lleva a la persecución religiosa, dijo el papa, como la primera lectura del día demuestra cómo aquellos decididos a mantener su credo fueron condenados a muerte por decreto real.
“Eso comienza con una raíz, es pequeña, y termina en la abominación de la desolación, en persecución. Este es el engaño de la mundanidad”, él dijo.
Hoy día también hay presión de este “humanismo que viene a tomar el puesto del verdadero hombre, Jesucristo, que viene a quitarnos nuestra identidad cristiana y a llevarnos a una única manera de pensar: ‘Todos lo hacen de esta manera, ¿por qué nosotros no?'”.
Él dijo que la gente de hoy día tiene que preguntarse: “¿Cuál es mi identidad? ¿Cristiano u mundano? ¿O digo que soy cristiano porque fui bautizado cuando era bebé y nací en una nación cristiana donde todos eran cristianos?”
La mundanidad se filtra en la vida de uno muy lentamente y entonces crece, parece justificada y apoyada por razonamiento sólido, “y en última instancia contamina y muchos males vienen de allí”, él dijo.
El papa pidió que la gente orara para que Dios la protegiera de asumir una mentalidad mundana y del deseo de ser “normal” y como todos los demás. Él también pidió que la iglesia siempre mantenga su identidad cimentada en Jesús.