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NI EL CIELO, LA TIERRA, NI EL INFIERNO

¿QUÉ ES EL PURGATORIO? UN LUGAR DE PENITENCIA, Y NO UN CASTIGO

By MICHAEL MEDLEY     2/8/2016

El purgatorio, la idea de un lugar o proceso por el que las almas de los muertos hacen la purgación final y se purifican de sus pecados, y uno de los preceptos principales de la fe católica romana. Sin embargo, el concepto puede ser desconcertante. Si no es la alegría eterna del cielo o el tormento sin fin del infierno, entonces, ¿qué es? ¿A qué versículo de la Biblia podemos acudir para aprender del mismo? Para los cristianos no católicos, el purgatorio es uno de los grandes escollos en las enseñanzas de la Iglesia.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC 1030) enseña que: “Todos los que mueren en la gracia de Dios, pero imperfectamente purificados, tienen asegurada su salvación eterna; pero después de la muerte se someten a la purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar al regocijo del cielo”. El Catecismo agrega (CCC 1031) que “esta purificación final de los elegidos…es completamente distinta del castigo de los condenados”.

Para muchos protestantes esto pareciera dar a entender que el sacrificio de Cristo en la cruz para redimirnos de nuestros pecados de algún modo fue incompleto. Se oponen, además, que haya una mención explícita del purgatorio en la Biblia.

Lawrence Cunningham, profesor emérito de Teología en la Universidad de Notre Dame, explica que la sociedad moderna sigue profundamente influenciada por las imágenes representadas por Durante degli Alighieri, más conocido como Dante, del purgatorio como un lugar entre el cielo y el infierno con compartimentos donde las personas sufren de diversas maneras.

Él señala que las enseñanzas católicas sobre el purgatorio tienen una historia larga de evolución desde la Iglesia primitiva a través de la Reforma y hasta el presente. “En muchos sentidos, la idea básica del purgatorio se basa en el sentido común”, explica. “Si una persona que ha llevado una vida horrible, y cerca de la muerte acepta un proceso de conversión que lo absuelve de sus pecados, todo el daño que provocó no está perdonado. Sus pecados deben ser purgados antes de que esté ante Dios”.

La existencia y la necesidad del purgatorio también se puede extraer de versículos de las Escrituras. En los Evangelios de Mateo (5 26) y Lucas (12 59), Jesús condena el pecado y habla de la liberación solo después de la expiación. “En verdad os digo, que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo”. Y no hay necesidad de pagar “el último centavo” en el cielo y no hay esperanza de liberarse del infierno, esta referencia debe aplicar a un tercer lugar. Jesús también indica en el Evangelio según San Mateo (12 32) que algunos pecados pueden ser perdonados en el mundo por venir, cuando Él dice: “Y cualquiera que hable contra el Hijo del Hombre le será perdonado; pero a cualquiera que hable contra el Espíritu Santo no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”.

En cuanto al tema del sacrificio de Jesús y su relación con el tema del purgatorio, no podemos perder de vista el hecho que su muerte en la cruz nos hace dignos de estar frente a Dios, el Padre. Sin embargo, no se nos ha abdicado de nuestra propia responsabilidad. Si aceptamos el sacrificio de Cristo en la cruz y lo aceptamos como Señor, pero seguimos cometiendo pecados, Dios nos juzgará en consecuencia. Como nos dice la Escritura (Santiago 2 26): “Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta”.

Entonces, ¿qué es lo que veremos nosotros, como católicos, cuando consideramos la posibilidad del purgatorio? ¿Vemos un castigo al que debemos temer, o una gracia salvadora que agradecer?

El padre Damien Giap, capellán de la secundaria JSerra High School en San Juan Capistrano, explica: “En el momento de la muerte, el alma se separa del cuerpo”, explica el padre Damien. “El alma es inmortal y nunca deja de existir. Inmediatamente después de la muerte, el alma de cada persona es juzgada por Dios, ya sea para la vida eterna o la condenación al infierno. Para aquellos condenados al infierno, el alma experimenta inmediatamente el infierno a partir de ese momento. Para un alma juzgada al cielo, entonces puede experimentar inmediatamente la plenitud de los cielos. A tales almas las llamamos los santos”.

“Para aquellos que son juzgados a la vida eterna y aun así tienen algún apego al pecado o hay alguna pena temporal debido a los pecados, tal alma experimenta el purgatorio de la manera que Dios determina”, añade. “Esta es una gracia que debemos agradecer. El purgatorio es realmente una bendición, porque además que el alma sabe que su destino será el Cielo, en el purgatorio purga cualquier cosa del alma que limitaría la visión y el gozo de Dios en el Cielo”.