En 1 Tesalonicenses 5 17, San Pablo insta a los cristianos a “orar sin cesar”. El verso, aunque corto, tiene un mensaje significativo para los cristianos sobre la importancia de cultivar una relación con Dios a través de la oración.
El padre Christopher Smith, vicario episcopal y rector de la Catedral de Cristo, dice que a menudo existe un mal entendido sobre lo que requiere la verdadera oración.
“La oración no es una manera de hacer que Dios haga algo por nosotros. La oración es una manera de reconocer ante Dios nuestra confianza en Él”, explica el padre Smith. “Acudimos a Dios en diversas circunstancias de nuestras vidas, ya sea positivas o desafiantes, y la oración es una expresión de nuestra confianza en Dios, y que en medio de esas circunstancias confiamos de que Dios está presente con nosotros. Eso es la voluntad de Dios. No significa que Dios quiera que alguien esté enfermo y que otros estén sanos. Eso es un malentendido”.
El padre Smith explica que la voluntad de Dios es que tengamos una buena relación entre nosotros, que vivamos una buena vida y que seamos honestos, justos y reconciliadores.
“La oración de petición realmente tiene que entenderse desde ese ángulo”, dice. “De lo contrario, la gente termina pensando que Dios no está con ellos porque lo que pidieron no ocurrió”.
El padre Smith reconoce que esto es una de las partes de su trabajo que le resulta difícil: el ayudar a las personas a entender esto.
“Es muy difícil como sacerdote cuando las personas están molestas porque lo que pidieron no ocurrió, y piensan que Dios hizo que sucediera algo malo”, dijo. “Les digo que entiendo su decepción, entiendo su dolor, entiendo su ira cuando el resultado no es lo que esperaban, pero les recuerdo que tengan confianza en que Dios siempre está con ellos en medio de esas situaciones, y les ayuda a sobreponerse de la misma”.
Pia de Solenni, decana asociada del Instituto Agustín de Garden Grove y teóloga diocesana, explica que hay dos elementos esenciales en una oración.
“Creo que lo que muchas veces hace falta es el aspecto de la historia de amor detrás de la oración, y que la oración realmente debe ser una historia de amor”, explica Solenni. “Deberíamos desear el pasar un rato con Dios, como lo haríamos con las personas que amamos. Y no llegamos a amar a alguien a menos que lo conozcamos. Si todavía no amamos a Dios de esta manera, es una señal de que no hemos dedicado tiempo para conocerlo”.
Añade que escuchar es también un aspecto importante de la oración.
“Creo que nos han enseñado muy bien la parte de la petición. Tenemos el hábito de pedirle a Dios o decirle a Dios lo que queremos, y eso lo convierte en una relación unilateral”.
De Solenni recomienda que una de las maneras más fáciles de comenzar a cultivar una relación de oración con Dios es dedicar de tres a cinco minutos cada mañana.
“Quizá puede programar un recordatorio en su teléfono para rezar por unos cuantos minutos. Esa es la hora en la colocaría su teléfono en silencio o modo avión. Haga lo que necesite para apartar esos pocos minutos”, señala.
Añadió que uno de los mejores consejos que recibió de su director espiritual es leer las lecturas diarias de la misa la noche anterior.
“Existe todo tipo de servicios en línea donde pueden entregarle esas lecturas, ya sea en su buzón de correo electrónico o descargar una aplicación que aparece con una notificación de las lecturas diarias”, dice Solenni. “Se trata de tenerlo a la mano. Tal vez en esos tres minutos por la mañana puede decir: ‘Señor este es tu día; dime qué quieres que haga con él y cómo puedo servirte’. Y después puede enfocarse en las lecturas de la Misa. Incluso si usted no tiene la oportunidad de ir a misa, sabe que las lecturas son muy importantes”, explica Solennia. Ella hizo referencia a una cita de San Jerónimo que dice: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. El adagio pone en perspectiva la importancia de las escrituras.
El padre Smith recomienda la “oración en movimiento”, que es otro enfoque que los cristianos puede usar para entablar una relación con Dios.
“Todos los días, hay muchas cosas que suceden a nuestro alrededor. Hay muchos estímulos para nuestros sentidos de la vista, oído, olfato y gusto”, explica. “La oración en movimiento es dejar que los estímulos a nuestro alrededor nos lleven a pequeños momentos de oración”.
Dice que un ejemplo es como el sonido de las sirenas puede iniciar una oración para las personas en peligro y para el personal de emergencia que acude a ayudar.
“Esos pequeños momentos de oración en movimiento pueden inspirarnos a querer pasar más tiempo con Dios”.