ROMA (CNS) — Un primer paso práctico hacia la santidad — así como para asegurar la paz en la familia y en el mundo — es orar por una persona que nos ha causado ofensa o daño, dijo el papa Francisco.
“¿Eres misericordioso con las personas que te han hecho daño o no te quieren? Si Dios es misericordioso, si es santo, si es perfecto, entonces debemos ser misericordiosos, santos y perfectos como él. Esto es santidad. Un hombre o una mujer que hace esto merece ser canonizado “, dijo el papa el 19 de febrero durante una misa parroquial.
“Les sugiero que comiencen con poco”, dijo el papa Francisco a los miembros de la parroquia de Santa María Josefa en el extremo oriente de la diócesis de Roma. “Todos tenemos enemigos; todos sabemos que aquel o aquella habla de mí. Todos lo sabemos. Y todos sabemos que aquel o aquella me odia”.
Cuando esto ocurre, el papa dijo: “Les sugiero que tomen un minuto, miren a Dios (y digan): Esta persona es tu hijo o tu hija, cambia su corazón, bendícelo”. Esto es orar por los que no nos quieren, por nuestros enemigos. Tal vez el rencor permanezca en nosotros, pero estamos haciendo un esfuerzo por seguir el camino de este Dios que es tan bueno, misericordioso, santo, perfecto, que hace que el sol se levante sobre el mal y el bien”.
La primera lectura del día incluyó la línea: “Sean santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo”, y en la lectura del Evangelio, Jesús dijo: “Sean perfectos, como su padre celestial es perfecto”.
“Podrían preguntarme: ‘Pero, padre, ¿cuál es el camino hacia la santidad? ¿Cuál es el camino necesario para llegar a ser santo?’ Jesús lo explica bien en el Evangelio, lo explica con ejemplos concretos”, dijo el papa.
El primer ejemplo, dijo, es “No buscar venganza. Si tengo algo de rencor en mi corazón por algo que alguien me ha hecho, quiero venganza, pero esto me aleja del camino de la santidad. Ninguna venganza. ‘Me la hiciste: ¡me la pagarás!’. ¿Esto es cristiano? No. ‘Me la pagarás’ no entra en el lenguaje de un cristiano. Ninguna venganza”.
En la vida cotidiana de la gente, dijo, pleitos con familiares o vecinos pueden parecer una cosa pequeña, pero no lo son. “Estas grandes guerras de las que leemos en los periódicos y vemos en las noticias, estas masacres de gente, de niños, cuánto odio! Este es el mismo odio que tienen en sus corazónes por esta persona, aquella persona, ese pariente, tu suegra. Es más grande, pero es el mismo odio”.
El perdón, dijo el papa, es el camino hacia la santidad y hacia la paz. “Si todos aprendieran esto, no habría guerra”.
Las guerras comienzan “con amargura, rencor, el deseo de venganza, de hacer pagar”, dijo. Es una actitud que destruye familias y barrios y relaciones pacíficas entre naciones.
“No les estoy diciendo qué deben hacer. Jesús es el que dice: Ama a tus enemigos. ‘¿Quieres decir que tengo que amar a esa persona?’ Sí”.
“¿Tengo que rezar por alguien que me ha hecho daño? Sí, para que cambie su vida, que el Señor le perdone”, dijo el papa. “Esta es la magnanimidad de Dios, de Dios que tiene un gran corazón, quien perdona a todos”.
“La oración es un antídoto para el odio, para las guerras, estas guerras que comienzan en el hogar, en las familias”, dijo. “Piensen en cuántas guerras han habido en las familias por una herencia”.
“La oración es poderosa, la oración derrota al mal, la oración trae paz”, dijo el papa.
Como es su costumbre durante las visitas parroquiales, el papa Francisco comenzó su visita de tres horas a Santa María Josefa reuniéndose con diferentes grupos parroquiales, incluyendo niños, quienes fueron invitados a hacerle preguntas.
Uno preguntó cómo se convirtió en papa y el papa Francisco le dijo que cuando un papa se elige “tal vez no es el más inteligente, tal vez no el más astuto o el más rápido en hacer lo que se debe hacer, pero él es el que Dios quiere para la iglesia en ese momento”.
El papa Francisco explicó que cuando un papa muere o renuncia, como lo hizo el papa Benedicto XVI, los cardenales se reúnen para un cónclave. “Hablan entre ellos, discuten qué perfil sería mejor, quién tiene esta ventaja y quién la otra, pero sobre todo, rezan”.
Ellos usan la razón para tratar de averiguar lo que la iglesia necesita y quién podría dar esto, dijo, pero sobre todo confían en el Espíritu Santo para inspirarlos en su elección.