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PEREGRINACIÓN DE 500 MILLAS HASTA MISIONES DE SAN JUNÍPERO LLEVA A DESPERTAR SPIRITUAL

By Dan Meloy, CATHOLIC NEWS SERVICE     1/7/2016

DETROIT (CNS) — Aunque todos estamos llamados a caminar en los pasos de los santos, Anthony Petz tomó las cosas un poco más literalmente.

El nativo de Detroit y residente de San Diego recientemente terminó una peregrinación de 500 millas y 12 paradas a lo largo de El Camino Real en California, visitando los puestos de avanzada misionera establecidos por el recién canonizado san Junípero Serra.

Petz, quien se mudó a California en julio del 2014 por motivo de trabajo, redescubrió su credo y la profunda historia de este en las bajas colinas y en los senderos del estado donde el santo una vez caminó.

“Cuando me mudé no tenía una base fuerte en mi credo”, dijo Petz a The Michigan Catholic, periódico arquidiocesano de Detroit. “Por la razón que sea, desde ir a la escuela o a Misa, nunca estuve verdaderamente afincado en mi credo, las cosas realmente no cuadraban”.

“Cuando me mudé a California encontré la parroquia St. Brigid en San Diego y conocí gente de la parroquia y eso aclaró cuán profundo es nuestro credo”.

La herencia de California se remonta a las misiones establecidas por los sacerdotes franciscanos y jesuitas durante el siglo 18, cuando la zona era parte de Nueva España y luego de México. Rodeado por esa historia y orientado a redescubrir su credo, Petz decidió comenzar una peregrinación hacia la misión San Antonio de Padua en Jolón, California, visitando cuantas misiones fuese posible.

El propósito del viaje de Petz era visitar la misión nombrada en honor a su santo patrón, san Antonio de Padua, pero en vez descubrió algo sobre el viaje, y sobre sí mismo, que no había anticipado.

“Hubo unos cuantos momentos en que verdaderamente sentí que Dios estaba allí conmigo, especialmente cuando no quería continuar”, dijo Petz. “El último día me sentí muy humilde al llegar a la misión San Antonio de Padua: era el núcleo del viaje pero fue muy anticulminante.

“Hubo ciertas misiones donde me impactó el sentido histórico; con ciertas misiones tuve conexión personal. Pero San Antonio de Padua no tuvo ninguna gran revelación, ningún enorme momento espiritual como lo esperaba. Pero di un paso atrás y me di cuenta: no es dónde uno termine, sino cómo uno llega allí”.

Petz regresó al trabajo con vigor renovado, esperando con entusiasmo la temporada navideña y el Jubileo de la Misericordia declarado por el papa Francisco. Él considera este viaje un gran éxito, pero no tiene planes de un futuro viaje, por ahora.

“El viaje se trataba de entender cómo me extiendo hacia la gente haciendo lo que el papa Francisco quiere que yo haga”, dijo Petz. “Tenemos que extendernos a la gente, reflexionar sobre cómo lo hacemos. Lo más que aprendí: cómo vivir mi credo al máximo y diseminarlo. Qué significa ser católico hoy día y un católico evangélico, como san Junípero Serra, quien caminó este sendero antes que yo”.