Con una muestra de total respeto y en silencio, uno a uno, un total de 210 personas caminaron en procesión por el centro del Arboreto de la Catedral de Cristo, en Garden Grove. En sus manos llevaban una pequeña veladora encendida y la depositaron en una estructura plateada.
Frente al altar, cada veladora centelleaba en representación de la luz que han alcanzado en la gloria de Dios, las 210 almas del mismo número de indigentes que murieron a la intemperie y el abandono en 2017, en las calles del condado de Orange.
La memoria de los difuntos fue honrada con el ofrecimiento de un servicio interreligioso, en el Día Nacional de la Recordación de las personas sin Hogar.
“Recordemos su presencia entre nosotros”, dijo el Reverendo Christopher Smith, Rector de la Catedral de Cristo. “Recordemos a los que han muerto y trabajemos para crear una sociedad que atienda a aquellos que no tienen un hogar”.
Los nombres de hombres, mujeres y niños hispanos, afroamericanos, caucásicos y asiáticos fueron leídos solemnemente por las hermanas Katherine Gray y Eileen McNerney, CSJ de la Congregación de Religiosas de San José, en Orange.
“El Papa Francisco ha dicho que luchar por tierra, techo, y trabajo es luchar por una vida digna”, resaltó Greg Walgenbach, director de la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la Diócesis de Orange. “Y no solamente tiene que ver con la dignidad – lo que es importante en sí – es que para muchas personas vivir sin hogar es una lucha entre la vida y la muerte”.
Sobre la lectura de las muertes en 2017 Walgenbach expresó que es una tragedia que, en un condado de tanta riqueza y lujo, no se puedan proveer necesidades básicas para las personas sin hogar.
Un informe por Tracey Bennett, directora de análisis y evaluación de Focus Strategies, que fue entregado en julio de 2017 a la Junta de Supervisores del condado, indica que el número de personas sin hogar en el condado de Orange aumentó en un 8% entre 2015 y 2017, de 4,452 a 4,792. Además, hubo un aumento concurrente del 14% en el número de personas sin hogar, de 3,354 a 3,826.
Esta realidad, según Elizabeth Andrade, directora de programas en la organización sin fines de lucro Families Forward, es “triste y bastante difícil” de resolver.
“Todo lo que nosotros hacemos es por la misión de servir a la gente”, dijo. “El desamparo es una situación muy compleja y a menudo no se entiende la realidad de la persona humana”.
al paraíso te llevan
los ángeles
Cuando se piensa en la palabra Réquiem, se le relaciona con difuntos. En el caso de la música del compositor y pianista francés Gabriel Fauré su antífona “Réquiem en el Paraíso” se interpretó en la Catedral de Cristo como punto de llegada a la presencia con Dios, pero partiendo de la vida terrenal en una forma sosegada y luminosa.
“Al paraíso te lleven los ángeles, a tu llegada te reciban los mártires y te introduzcan en la ciudad santa de Jerusalén. El coro de los ángeles te reciba y junto con Lázaro, pobre en esta vida, tengas descanso eterno” son las bellas notas de Fauré (1845-1924), cantadas magistralmente por Lauren McCaul.
El rabino Richard Steinberg, de la Congregación Shir-Ha-Ma’alot destacó que cuando una persona sin hogar muere en las calles, Dios le proporciona el refugio más hermoso en el paraíso.
“En nuestra comunidad, todos merecen un refugio”, dijo. “Es tiempo de abrir nuestros corazones y recordar a aquéllos que murieron en las calles, porque sus vidas importan”.
Por su parte, el doctor Gurpreet s. Ahuja, del Consejo Sikh de California leyó una parte de las Escrituras Sikh del Gurú Arjan Dev ji (1581-1606), en memoria de las personas fallecidas en las calles del condado de Orange: “En el camino donde la distancia es inconmensurable. Allí el nombre de Dios servirá como su provisión…En el camino que está en la terrible oscuridad, Allí el nombre de Dios te acompañará como una luz guía. En el camino donde no tienes conocidos, allí el nombre de Dios te acompañará como tu amigo”.
Las 210 personas sin hogar murieron entre el hambre y frio de las calles, aquejados por problemas mentales, drogas o situaciones adversas de la vida.
Se han ido, pero en la tierra hay todavía seres humanos que oran por el descanso eterno de sus almas en el paraíso.