El Padre Timothy Freyer, Obispo electo para la Diócesis de Orange tiene un gran amor por la comunidad hispana y una devoción especial por la Virgen de Guadalupe, Patrona de México y Emperatriz de las Américas.
“Yo siempre he tenido un amor especial por María Santísima”, dijo. “En mis años de seminarista pedí la intercesión de la Inmaculada Concepción, patrona de Estados Unidos”.
El Rev. Freyer, quien será ordenado el próximo 17 de enero en la Iglesia Católica San Columban, en la ciudad de Garden Grove expresó que, en los momentos en que tuvo alguna dificultad en alguna parroquia o no sabía cómo ayudar a una persona, siempre pidió la poderosa intercesión de la Virgen María.
“Ella siempre cumple”, afirmó. “Y en mi ministerio sacerdotal siempre me ha ayudado muchísimo”.
Sin embargo, su devoción y amor a Nuestra Señora de Guadalupe, también patrona de la Diócesis de Orange, comenzó en la parroquia Santa Eduviges en Los Alamitos y posteriormente en San Bonifacio, en Anaheim, gracias a la influencia de la gran comunidad latina. “Comencé a estudiar la historia de Santa María de Guadalupe y sólo sabía que era bonita”, dijo. “Pero sus milagros por la sanación del tío de san Juan Diego [Juan Bernardino] que estaba enfermo y su aparición en la tilma para que le construyeran su templo movió mi corazón. Ella nos ha dado tanto a nosotros en este continente con su paciencia y protección”.
Con un español fluido, el Padre Freyer ha sido sacerdote en varias parroquias del condado, incluyendo en Los Alamitos, San Clemente, Laguna Beach, Fullerton y Anaheim donde ha dejado una huella imborrable en la vida de los feligreses.
“Nosotros podemos ver al Padre Freyer como sacerdote y como amigo; su manera de tratarnos está llena del amor y la misericordia de Dios”, comentó María Alcalá, quien ha sido secretaria por 22 años en la Iglesia de San Bonifacio y trabajó directamente con el nuevo Obispo electo. “Él es un sacerdote muy preparado, intelectual, muy espiritual y responsable; lo admiro no sólo en su ministerio sacerdotal sino en todo, porque con él uno puede hablar abiertamente. Es muy honesto”.
Alejandro Rosales, coordinador general de la Renovación Carismática Católica Hispana de la Diócesis de Orange dijo que los miles de fieles en cada parroquia seguramente están mirando el nombramiento del Obispo Freyer “con alegría”.
“Mucha gente lo conoce desde que era párroco y muchos estamos orando por él”, declaró Rosales. “Esperamos como pueblo de Dios ser escuchados y participar más en la Diócesis de Orange, pues ya sabemos que el ahora Obispo Freyer siempre está dispuesto a trabajar con los Hispanos. Yo, como laico le he escrito y me ha respondido de inmediato; él está abierto a dialogar y a trabajar con los grupos de oración y con su nombramiento vemos un nuevo renacer en la Iglesia”.
un carisma de amor por sus hermanos sacerdotes
El Padre Freyer, además, es el Vicario Episcopal de los sacerdotes y cuida de las necesidades espirituales de sus hermanos clérigos.
Asimismo, por casi una década ininterrumpida, también ha sido capellán del Departamento de Policía de Anaheim, donde ha proporcionado asesoría espiritual a aquellos oficiales involucrados en tragedias, como balaceras o accidentes automovilísticos fatales.
“Espero poder continuar en ese papel”, dijo. “Me mantiene en contacto con la gente y me permite ayudarlos a sanar, que es lo que siempre he querido hacer”.
Honrado por haber aceptado el nombramiento, Freyer agradeció al Papa Francisco y al Obispo Kevin Vann por la confianza depositada en su persona y pidió: “Oren por mí para que pueda cumplir con sus expectativas”. Agradeció, además, a los Obispos Tod Brown y Dominic Luong por su amistad y afecto.
La Diócesis de Orange está a mitad del proyecto de renovación de la Catedral de Cristo con un costo de $72 millones. Y al mismo tiempo el ambicioso plan pastoral de la diócesis que busca unir y atraer aún más a sus diversos laicos, quienes representan la décima congregación más grande de Estados Unidos, con 1.3 millones de Católicos.
La Diócesis también quiere atraer a los Católicos que se han desconectado de la iglesia y construir un centro para albergar programas de extensión y ministerios para las personas sin hogar, los que se están recuperando de la adicción a las drogas y las viudas en duelo.
“Esperemos que podamos deshacer algunas de las barreras, pero la gente está ocupada”, dijo Freyer, señalando que la diócesis necesita averiguar “cómo involucrar a las personas en sus parroquias”.
“Estoy agradecido de que el Obispo Vann siga siendo el obispo y todas las cosas difíciles todavía recaigan sobre él”, añadió en tono de broma. “Así que tal vez pueda ser él buen policía”.
Y aunque los sacerdotes no pueden solicitar promociones ni el Vaticano entrevista a posibles obispos, los elegidos sólo conocen de sus nuevas funciones después que reciben una llamada telefónica del Nuncio Apostólico, básicamente el embajador del Vaticano en Estados Unidos, en Washington.
“Recibía llamadas de un número que no reconocía”, dijo Freyer. “Así que no respondí. Pensé que era un número de tele mercadeo”.
Y como el interlocutor nunca dejó un mensaje de voz, no fue sino hasta que el Obispo Vann le indicó que debía llamar a ese número “inmediatamente”.
La persona que llamaba era ¡el Nuncio Apostólico, Christophe Pierre!
“Yo estaba ignorando las llamadas del Arzobispo”, recordó con una sonrisa de oreja a oreja. “Me disculpé y tuvimos una gran conversación”.
“Tenía miedo”, añadió. “No te dan mucho tiempo. Me dijo que había sido nombrado Obispo y me preguntó: “¿Aceptas?”.
Su respuesta fue afirmativa, como también lo fue su petición al pueblo de Dios.
“He sido bendecido con asignaciones maravillosa durante todo mi sacerdocio, comenzando con la primera asignación en Santa Eduviges en Los Alamitos; he tenido el privilegio de servir a la comunidad hispana y de encontrarme continuamente inspirado por su fidelidad, celo y amor a la iglesia. Durante estos últimos días me he apoyado continuamente en Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de nuestra Diócesis, por su intercesión”.
“Por favor sean pacientes conmigo … Por favor oren por mí”.