DENVER (CNS) — El arzobispo Samuel J. Aquila de Denver conoció al recién ordenado obispo auxiliar de la arquidiócesis, Jorge Rodríguez, en Roma hace unos 18 años.
En esos tiempos, el arzobispo — quien entonces era el padre Aquila — era el primer rector del seminario St. John Vianney y estaba buscando miembros para la facultad. El padre Rodríguez decidió ser parte del proyecto en Denver y enseñar en el nuevo seminario, que abrió en 1999.
“Ni tú ni yo conocíamos el plan de Dios para nuestras vidas”, dijo el arzobispo durante su homilía de la Misa de ordenación episcopal del obispo Rodríguez en la catedral basílica Immaculate Conception el 4 de noviembre. “Cuando dijiste sí a venir a Denver, comenzó toda una nueva aventura y poco sabías, casi dos décadas después, que te convertirías en obispo auxiliar”.
La Misa de ordenación, celebrada al mediodía, fue una liturgia multilingüe en inglés, español y latín. Antes de comenzar, más de 200 sacerdotes, 10 obispos y un abad entraron en procesión a la catedral basílica. El arzobispo Aquila consagró al nuevo obispo. Los consagradores participantes fueron el cardenal J. Francis Stafford, jubilado funcionario del Vaticano, que fue arzobispo de Denver de 1986 a 1996, y el arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles, quien sirvió como obispo auxiliar de Denver del 2001 al 2004.
El obispo Rodríguez, de 61 años de edad, nació en Mérida, México, y fue ordenado sacerdote de la Legión de Cristo el 24 de diciembre de 1987. Él fue incardinado a la Diócesis de Denver en el 2008. Cuando el papa Francisco lo nombró obispo auxiliar el 25 de agosto, él era pastor de la parroquia Holy Cross en la ciudad de Thornton en Colorado.
Él también es miembro de la facultad en el seminario St. John Vianney, y habla español, inglés e italiano y lee francés.
“Verdaderamente nos hace humildes” recibir “esa llamada telefónica sobre ser nombrado obispo”, dijo el arzobispo Aquila, quien ha sido el pastor de Denver desde el 2012. “Nos hace humildes porque uno conoce el demérito de uno ante Dios y es verdaderamente su gracia y solo su gracia lo que nos trae hasta este punto en nuestras vidas”.
Él señaló que la ordenación episcopal del obispo Rodríguez se estaba realizando en el día festivo de san Carlos Borromeo, cardenal-arzobispo “conocido por su misericordia hacia los pobres … (como) uno que se extendió constantemente hacia su pueblo”.
El santo renovó el sacerdocio en su arquidiócesis, él dijo, y también dirigió el Concilio de Trento en el siglo 19, convocado, entre otras cosas, para definir la doctrina católica ante los retos de la Reformación.
Los obispos “tienen que tener seguridad y confianza profundas en presencia de Dios”, dijo el arzobispo Aquila. “Él verdaderamente abre nuestros corazones al Espíritu Santo de modo que podamos hablar las palabras de Dios, no nuestra opinión, sino la palabra de Dios. … Es el Evangelio de Cristo lo que estamos llamados a proclamar … y ahora el nuevo obispo Rodríguez se le ha llamado”.
Él le dijo al obispo Rodríguez: “Estás llamado a servirle a todos, pero eres una tremenda bendición para la comunidad hispana del norte de Colorado”, que es la zona cubierta por la Arquidiócesis de Denver. El arzobispo dijo que la mitad de las 123 parroquias de la arquidiócesis tiene Misa en español y más del 50 por ciento de su gente es de descendencia hispana.
La arquidiócesis es también hogar de vietnamitas, afroamericanos, miao, indios norteamericanos “y tantas otras culturas distintas”.
“La belleza de la iglesia es que es una en Cristo sin importar la cultura, sin importar nacionalidad — es Cristo lo que nos une a todos”, dijo el arzobispo Aquila.
Él habló sobre san Pablo instando a los creyentes a ser “fervientes de espíritu … perseverar en oración … regocijarse en la esperanza”. El arzobispo enfatizó que la oración protege “del malo” a la gente y señaló que el papa Francisco es uno de los primeros papas en enfatizar tan fuertemente cuán importante es entender que el mal es real”. El papa habla a menudo de “el diablo, las tentaciones y cómo el mal trabaja”.
A la prensa ciertamente no le gusta el hecho de que él habla del mal y del diablo y se burlan y tienden a ignorarlo”, dijo el arzobispo Aquila. “Pero cuando uno observa la confusión en el mundo de hoy día, cuando uno observa el avance de la cultura de la muerte, de la ‘sociedad descartable’ de la cual el papa Francisco habla, subyacente a todo está el malo. Él es el que trae el caos, él es el que trae confusión y él es el que odia la verdad”.