“Así que Dios creó a las grandes criaturas del mar y a todo ser viviente con el que el agua está llena y que se mueve en ella, según su especie, y a toda ave alada según su especie. Y Dios vio que era bueno”. Génesis 1:2.
En búsqueda de la vida monástica, el joven residente del Cypress, Damien Giap, eligió entrar a la Abadía de San Miguel en Silverado Canyon, sumergiéndose en la tranquila existencia contemplativa de los padres norbertinos.
Al caminar por los bosques que rodean la abadía, aprendió a observar y atraer a las criaturas nativas que vivían junto a la población humana de la abadía. Se le ocurrió, como le sucedió a San Francisco de Asís hace muchos siglos, que los animales, los reptiles e incluso los arácnidos pueden enseñarnos lecciones importantes.
Veinte años más tarde, el padre Damien sirve como capellán de la escuela de San Juan Bautista en Costa Mesa. Y con toda una vida coleccionando criaturas de todo tipo, utiliza su colección de reptiles, anfibios, mamíferos y arañas para enseñar a los niños pequeños sobre la vida.
El padre Damien utiliza a los animales para romper el hielo.
“Puedo hablar claramente de deportes con hombres y mujeres jóvenes en la secundaria, y hablarles de la vida”, dice el padre Damien. “Con los niños puedes compartir bocadillos y observar a un camaleón y hablar de cómo todo lo creado por Dios es bueno y redimible”.
Cuando estaba ocupado en la obtención de su licenciatura en Biología de la Universidad de California en Irvine (UCI), ya se había alejado de la fe católica que lo nutrió durante toda su infancia como miembro de la Parroquia de San Ireneo. Pero en su último año universitario, dice el padre Damien, regresó a la fe.
“Comencé a reflexionar sobre las cosas de la vida”, recuerda. “Regresé plenamente a mi fe. Por profundo e intelectualmente gratificante que sea, soy católico porque el catolicismo es totalmente verdad”.
El padre Damien parece mucho más joven que su edad. Su impresionante conocimiento de las Escrituras y el catolicismo es vasto; antes de su llegada a Costa Mesa, sirvió por una década como capellán en la secundaria JSerra Catholic High School. Su educación incluye cuatro años de estudio de Teología en Roma.
Sin embargo, fue con su labor en los campamentos de verano en St. Michael para niños de 7 a 12 años lo que le mostró la importancia de diferenciarse como el tipo de sacerdote en el que los niños pueden confiar.
“A la mayoría de los sacerdotes no les gustan los reptiles”, observa. “Pero para mí, los animales y los reptiles son hermosos y pueden ser un medio para alcanzar un fin. No soy una autoridad suprema, pero sé más que la mayoría de las personas”.
La colección actual del padre Damien incluye una rana, dos serpientes, dos camaleones, una lagartija marrón, tres chinchillas y dos conejitos, pero esto puede cambiar en cualquier momento. También tiene dos tarántulas hembra a las que convenció para que no se escondieran en las instalaciones de St. Michael.
Debido a que ha pasado muchas horas con criadores y en tiendas de mascotas, el padre Damien dice que conoce a la mayoría de los gerentes de las tiendas de mascotas en el centro y sur del condado de Orange.
Visite cualquier tienda de mascotas o refugio de animales y encontrará niños pequeños al frente, preguntando si pueden tocar y cargar a los animales, explica. “Los niños tienen una fascinación absoluta por los animales. Y los animales habitan todo un espectro, cada uno de ellos es único”.
Debbie Leath, que dirige el programa extraescolar, es exalumna de la Escuela San Juan Bautista y tiene tres hijas que también son exalumnas. Leath dice que muchos de los niños no son expuestos a los animales.
“Tienen muchos deseos de conocerlos”, dice. “Aprender a ser respetuosos, cuidadosos y a sostener las criaturas con cuidado. Entienden que no pueden dejarlas caer y deben ser amables y de voz suave”.
El padre Damien, que tiene un pitón verde y una boa constrictora, observa que incluso las serpientes, que asustan a muchas personas, son parte de la creación de Dios.
El estudiante de séptimo grado Julián Gamboa, que asiste al padre Damien, dice que siempre quiso trabajar con animales.
“Todo el mundo sabe que los perros son el mejor amigo del hombre”, dice Gamboa con una sonrisa. “Existe una conexión fuerte entre los animales y los humanos. Nos dan una segunda oportunidad de tener a un amigo”.
Gamboa espera ser voluntario en un refugio de animales cuando sea lo suficientemente mayor y sueña con trabajar con animales como profesional algún día.
También lo hace Faith Hauke, una niña de octavo de grado que dice que siempre ha sentido una conexión especial con los animales. Hauke dice que le encanta cuidar de los tres hermanos chinchilla.
“Los alimentamos, les damos agua, y los limpiamos”, señala la aspirante a veterinaria. “Se bañan en polvo y a veces los bañamos con agua. Los reptiles son diferentes, no son mis favoritos, pero son creaciones hermosas de Dios” .