WASHINGTON (CNS) – Si bien menores de edad provenientes de Centroamérica ya no siguen cruzando la frontera de EE.UU. en grandes cantidades, ingresando al país sin la compañía de una persona mayor, como lo hacían el año pasado, eso no quiere decir que sus problemas ya se hayan terminado.
Unos oradores que participaban en una conferencia sobre inmigración en Washington enfatizaron que las condiciones en lugar de mejorar han empeorado.
Los menores de edad que llegan sin tutela, la mayoría proveniente de El Salvador, Guatemala, Honduras, y que vienen huyendo de la violencia y de las pandillas, no solamente necesitan protección inmediata en asilo temporal, sino que también necesitan ayuda para superar traumas que han experimentado, de acuerdo con Jennifer Podkul, funcionaria que está al frente del programa de Derechos de Inmigrantes y Programas de Justicia de la Comisión de Refugio de Mujeres.
Podkul, en su alocución dentro de la Conferencia de Derecho Migratorio y Principios de Aplicación Práctica, que se llevó a cabo el 29 de octubre en el Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown, enfatizó que es de suma importancia proporcionarles a los menores “audiencias expeditas ” y que no se puede exagerar “la necesidad que tienen de contar con abogado”.
Reyna Torres Mendivil, directora general de México para la Protección de Mexicanos en el Extranjero, se hizo eco de la solicitud, puntualizando que a los menores inmigrantes, que se les confina en centro de detención, se les dice que no están encarcelados, pero en realidad no pueden salir al exterior mientras su caso está bajo revisión.
El caso de los menores que no son deportados de inmediato, con el tiempo, puede ser considerado en la corte federal de inmigración o, en forma alternativa, pueden apelar ante los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de los EE.UU. El año pasado, la administración de Obama pidió que se expeditaran los casos en las cortes.
Algunos menores han solicitado Condición Especial de Inmigrante Juvenil, pero se les requiere que prueben que han sido víctimas de abuso, que han sido abandonados o descuidados por sus respectivos padres. Si una corte determina que un menor cumple con las condiciones de estas normas, se le coloca bajo el tutelaje del estado; pero desafortunadamente, como lo indicaron algunos participantes de la conferencia, muchos de estos menores carecen de representación legal y con frecuencia no asisten a la corte en la fecha que se les indica, lo que los hace acreedores automáticamente, aunque no de inmediato, a una orden de deportación.
La conferencia fue auspiciada por la “Catholic Legal Immigration Network” (Red católica de inmigración legal), el “Migration Policy Institute” (Instituto de normas migratorias) y el “Georgetown University Law Center” (Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown), y en ella, Podkul y otros oradores, refiriéndose al flujo del año pasado de 69,000 inmigrantes jóvenes que traspusieron las fronteras de EE.UU., dijeron que hay todavía mucho por hacer.
De acuerdo con el “Migration Policy Institute” (Instituto de Aplicación Práctica de Normas de Inmigración), de los 112,784 menores que llegaron a los Estados Unidos desde el año 2012, todavía estaban pendientes, hasta el verano pasado, 67,699 casos. Una cifra considerable de esos menores han ido a parar a Carolina del Norte, de acuerdo con el padre Robert Ippólito de LaSalette, quien se encontraba en primera fila durante toda la conferencia.
El sacerdote, que es pastor de la iglesia de San Esteban, Primer Mártir, en Sanford, North Carolina, y especialista en inmigración que trabaja con “Catholic Charities” (Caridades católicas) de la diócesis de Raleigh, dijo que muchos jóvenes centroamericanos han llegado a su puerta pidiendo ayuda.
El sacerdote empezó a trabajar en estas labores en años recientes cuando se le asignó a una parroquia en donde un buen número de feligreses se encontraban solicitando ciudadanía de los Estados Unidos. Primero, se puso a aprender español, después tomó cursos y talleres por computadora sobre Derecho migratorio y se convirtió en especialista certificado de inmigración en 2011.
El padre Ippólito se especializa en visas tipo “U”, que son visas temporales que se les dan a inmigrantes que no cuentan con documentos, que han sido víctimas de algún delito y que cooperan con la policía en investigaciones delictuosas. El padre también les ayuda a inmigrantes indocumentados para que obtengan exenciones cuando se casan, respectivamente, con algún ciudadano estadounidense.
“Se lleva mucho tiempo”, le dijo al “Catholic News Service” navegar en medio de una pila de formas y documentos para adquirir la ciudadanía legal. Y, corrigiendo su comentario, añadió: “Se lleva mucho tiempo, casi de nunca acabar”.