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UN CANTO GOZOSO

By KAREN MEEKS     8/3/2016

Cuando se trata de celebrar la fe católica, la música es mucho más que simplemente llenar un vacío con un par de himnos durante la misa dominical.

En una costumbre normativa de la liturgia católica, explica John Romeri, director de música y organista de la Catedral de Cristo de la Diócesis de Orange.

“No es simplemente algo que es bueno escuchar de vez en cuando”, dice Romeri, cuya experiencia como director musical incluye el haber sido director de la Música de liturgia para la Arquidiócesis de Filadelfia y director de la Oficina de música sacra de la Arquidiócesis de Saint Louis.

Muchas de las oraciones están escritas para ser cantadas, especialmente “las comunes” de la misa, tales como: los amén, el Gloria, el Salmo Responsorial, y el “Señor, ten piedad”, dice Romeri.

“Nuestra música es dialógica, y se canta por naturaleza”, dice. “El Gloria es una canción que debe cantarse, no se recita. Y recitar el Salmo Responsorial sería como recitar ‘Feliz Cumpleaños’”.

La reducción de la música en los últimos años es un vestigio del concepto de la misa más discreta en la que este tipo de servicio solo incluye un par de himnos y el resto de la misa era hablada en lugar de ser cantada, explica Romeri.

Sin embargo, el papel de la música está cambiando con una nueva apreciación de la misma durante los servicios.

Los nuevos compositores empiezan a estudiar una vez más lo Propio, o partes variables, de la misa, como las antífonas de la procesión y la comunión. Los himnos también serán cada vez menos acerca de las acciones de uno y se refieren más a las Escrituras.

“Existen textos maravillosos y ricos, de siglos de antigüedad, que hemos ignorado, especialmente aquí en los Estados Unidos, así que estamos regresando a eso”, dijo Romeri. “El canto de las Escrituras y los Propios es el siguiente paso importante para casi todos los músicos pastorales”.

La música mezclará lo nuevo con lo antiguo dice Romeri, y señala a un servicio reciente que incluyó piezas de Mozart con selecciones nuevas tales como “Te he elegido a ti” por James Chepponis, compositor.

Romeri también se refirió a las parroquias en el condado de Orange que sobresalen musicalmente, incluyendo la Parroquia San Juan Bautista, el hogar de los sacerdotes norbertinos de la Abadía de San Miguel en Orange.

“Paree que cuentan con muy buena música, desde el coro de niños a su propia composición de música como orden”, dice de los sacerdotes norbertinos, quienes hacen canto reverente público desde la oficina del coro.

Romeri mismo tiene la tarea de diseñar el programa de música de la Catedral de Cristo. También conducirá al recién formado Coro de la Catedral y el Coro Diocesano.

“Creo que hubo una época, hace unos 30 o 40 años, cuando la gente pensaba que los coros no tenían ningún lugar, pero ahora entendemos mejor”, dice Romeri. “El ser un participante activo no siempre significa que debe abrir la boca. Se podría decir que sus oídos están abiertos. Es como mirar a una gran obra de arte durante la liturgia o un vitral hermoso o escuchar un himno fabuloso, ya sea Palestrina (del compositor italiano del siglo 16, Giovanni Pierluigi da) o algo que fue escrito hace tan solo unas semanas”.

Romeri dice que surge una unidad al cantar oraciones juntos, en vez de tan solo recitarlas.

“Hay cierta conciencia en el canto que lleva a enfocarse más”, dice. “La esperanza es, que a medida que diseñaros el repertorio para nuestras congregaciones, que esto se sintiera y tenga el sabor de la Pascua, o que se sintiera y tenga el sabor del Viernes Santo. Y habrá un cierto momento que nos hará pensar en esa época, y nos llevará a estar más cercanos en la oración”.