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UN HOMBRE RENACENTISTA

MONSEÑOR ARTHUR HOLQUIN SIRVE COMO TEÓLOGO, EXPERTO EN ARTE E HISTORIADOR, ENTRE MUCHAS OTRAS LABORES

By CATHI DOUGLAS     1/22/2018

Después de 45 años como sacerdote católico, monseñor Arthur Holquin cree que su puesto actual como uno de los principales consultores litúrgicos de la transformación de la Catedral de Cristo es un punto culminante de su carrera sacerdotal.

Debe notarse que monseñor Holquin –historiador no oficial, teólogo y experto en arte– ya tiene innumerables logros en su haber de liderazgo, educación y pastorales.

Obtuvo una licenciatura en Filosofía y una maestría en Divinidad del Seminario de San Juan en Camarillo. Asistió a la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y obtuvo un título de licenciado en Teología Sagrada (STL), con una concentración en Teología Sacramental, así como una maestría en Estudios Religiosos. Se ha desempeñado como rector de la Catedral de la Sagrada Familia y la Basílica de la Misión San Juan Capistrano.

Monseñor Holquin se ha desempeñado como profesor visitante de Estudios Litúrgicos en el Seminario de San Juan en Camarillo, la Universidad Loyola-Marymount en Los Ángeles y el Colegio Mount St. Mary, en el campus Doheny, y en el Instituto del Ministerio Pastoral.

Ocupó el puesto de presidente del Concejo de Sacerdotes, en el Junta Nacional y el Comité ejecutivo de la Federación Nacional de Concejos de Sacerdotes, y es miembro designado del Colegio de Consultores de la Diócesis y el Concejo Diocesano de Sacerdotes.

Como si eso no fuera suficiente, monseñor Holquin también es miembro de la Fundación de Preservación Histórica de la Misión y miembro de la Sociedad Internacional de Liturgia Católica. Fue nombrado asesor del Comité de Arquitectura y Renovación de la Catedral de Cristo y sirve como miembro de la Comisión de Artes Sagradas.

Aún así, dice que su principal prioridad en estos días es persuadir a los católicos a comprender la importancia de la Catedral de Cristo como la ubicación central de la Diócesis de Orange y el lugar principal de adoración comunitario.

“Es importante que las personas comprendan que sí, pertenecen a su parroquia, pero también están conectados con la Iglesia en general y el obispo es el pastor principal”, explica el obispo Holquin. Holquin agrega: “el campus de 35 acres de la catedral ofrece un lugar de reunión para todo el pueblo de Dios”.

Un amante y estudiante de por vida de las artes, monseñor Holquin, quien se desempeña como vicario episcopal de la Adoración divina para la Diócesis de Orange y pastor emérito de la Basílica de la Misión de San Juan Capistrano, está particularmente emocionado de saber que el arte sagrado formará parte de la nueva catedral.

Curiosamente, jugó un papel decisivo en la ubicación del nuevo tabernáculo de la Catedral en un museo alemán operado por la viuda del difunto artista moderno Egino Weinert. Weiner contó entre sus admiradores y patrocinadores al Beato Pablo VI y el papa San Juan Pablo II.

Todos los otros tabernáculos de Weinert ya se encontraban en otras iglesias. La viuda de Weinert inicialmente se mostró reacia a desprenderse de la pieza preciada, pero “cuando oyó que estaba destinada para una catedral, estuvo de acuerdo”, señala monseñor Holquin. El tabernáculo es “un ejemplo de la obra de arte de uno de los artistas litúrgicos más renombrados del siglo XX”, explica monseñor Holquin. “Y es completamente único; no hay otro como este. El hecho de que el primer artículo artístico que adquirimos para la Catedral es el tabernáculo es muy providencial. Es realmente motivante”.

El gran amor de monseñor Holquin por la música despertó su interés en liderar la preservación y restauración del histórico órgano de la Catedral de Hazel Wright. En total, declara: “la reutilización de una iglesia protestante histórica diseñada por uno de los arquitectos icónicos del siglo XX y su remodelación en la iglesia principal de nuestra diócesis nos desafía a mantener la integridad de la estructura de Philip Johnson, mientras que la acomodamos a nuestros usos”.

“La polaridad de la continuidad y el cambio es lo desafiante en lo creativo”, agrega. “El resultado final será casi perfecto, no absolutamente perfecto, eso debemos dejarlo en el cielo”.

Los observadores pueden llamar a monseñor Holquin un hombre renacentista. De hecho, desde la primaria, se ha sentido hipnotizado por las estructuras de las iglesias, los altares, los vidríales de colores, lo mismo por la música. El acredita a un mentor, Frank Diaz, su profesor de biología de la escuela secundaria, por inculcar su ojo discernidor para la belleza a través de muchos viajes y excursiones a varios museos e iglesias.

Lo que hace aún más significante la energía, dedicación y consideración de monseñor Holquin: en el 2010, se le diagnosticó una enfermedad de las neuronas motoras extremadamente rara (esclerosis lateral primaria) que gradualmente ha afectado su movilidad y habla.

Sin embargo, con la asistencia de voluntarios leales y su fiel scooter eléctrico, llega a trabajar todas las mañanas a la Basílica de la Misión. Y a medida que enfrenta las crecientes discapacidades, se ha dirigido a las redes sociales para expresar sus opiniones sobre política (no es fanático del presidente Donald Trump), asuntos de interés humano (tiene un gran respeto y amor por el papa Francisco) y la Iglesia (ofrece observaciones sobre la relevancia del catolicismo en el mundo de hoy). Publica regularmente despachos que invitan a la reflexión en Facebook y escribe un blog perspicaz en rectoremeritus.org.

Es su tiempo libre, le gusta escuchar música clásica y leer libros de historia sin ficción.