Si usted conoce a algún pequeño(a) de siete u ochos años que está a punto de estrenar un hermoso vestido blanco o el traje “de hombre” para su Primera Comunión — ¡felicidades! Esta es una gran oportunidad para acompañar a sus hijos a que reciban el segundo sacramento de iniciación en la Iglesia Católica. Mientras el bautismo y la confirmación, los otros dos sacramentos de iniciación, son a su vez acontecimientos de “una sola vez en la vida”, el recibir la Santa Eucaristía es un sacramento que podemos (y debemos) recibir con la mayor frecuencia posible.
Este es un gran motivo de celebración, pero el enfoque debe estar siempre en el sacramento y el significado de que los más pequeños se unirán a la mesa del Señor. Al igual que el día que un niño pasa de “la mesa de los niños” a la “mesa de los adultos”, los niños ahora podrán compartir en el milagro de la Eucaristía y participar a un nuevo nivel en su fe católica.
No es el vestido o la fiesta, pero la emoción que rodea la preparación y la celebración que ayuda a los niños a apreciar la importancia de la ocasión. El objetivo debe ser que sea un momento especial, pero no debemos separarlo de la misa y la importancia de este rito de iniciación.
Esto nos lleva al tema de la entrega de regalos. De acuerdo con Olivia Cornejo, directora del Ministerio Pastoral de la Diócesis, a veces observamos diferencias culturales en los regalos para la primera comunión. “Además de rosarios y libros de la primera comunión, en la comunidad hispana, los niños reciben a menudo velas para simbolizar la luz de Cristo en sus vidas”. La hermana Francesca Tuoi Tran, de la Parroquia de Santa Cecilia, señala que, además de los rosarios y los libros, “muchos niños vietnamitas reciben Escapularios, como un manto para repeler el mal y recordar a los niños que María está siempre protegiéndolos”.
A veces, los mejores y más memorables regalos son los que son más personales. Un rosario o elemento religioso que perteneció a un familiar querido tendrá un significado especial para el niño y ayudará a crear una tradición de “transmitir” la fe de una generación a la siguiente. A menudo olvidamos lo importante que es que los niños entiendan que sus familiares caminaron por un sendero similar al de ellos en la fe, y que experimentamos las mismas dudas y alegrías.
De acuerdo con Katie Dawson, directora de la Formación de la Fe en la Diócesis, “hacemos hincapié en la idea de que los niños están conociendo a Jesús en la Eucaristía, así que los regalos y celebraciones que reflejen este concepto son muy importantes”. Dawson sugiere la Biblia Católica para Niños de St. Mary’s Press. Para los niños de segundo grado, que tienen la suerte de tener su propio teléfono inteligente o computadora portátil, la aplicación de La Biblia Católica para Niños también de St. Mary’s Press, ofrece una puerta de entrada a la espiritualidad. “El arte y las gráficas en la Biblia y en la aplicación son una maravilla para los niños”, expresó Dawson. También sugiere un libro sobre el santo patrón de nacimiento del niño, una medalla o un crucifijo. “Lo más importante es que los regalos conecten la celebración con la fe —y que no sean simplemente ‘cosas’”.