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UNA MUJER CON EL ALMA BELLA

LIZZIE VELÁSQUEZ DA UNA LECCIÓN DE FE A MILES 
DE CATÓLICOS Y DE AMOR 
A QUIENES LA AGREDIERON EN LAS REDES SOCIALES 
EN ONELIFE LA

By JORGE LUIS MACÍAS     4/4/2019

Lizzie Velásquez tiene 29 años. Fue víctima del acoso cibernético, debido a su apariencia física, pero ella demostró al mundo entero que, cuando una enfermedad embellece al alma, el ser humano la puede considerar una bendición.

Ella nació con el Síndrome de Marfan. El diagnóstico oficial es síndrome progeroide prenatal, un trastorno genético que le impide ganar peso y que la ha dejado ciega del ojo derecho y con visión limitada en el izquierdo.

El padecimiento de Lizzie, quien pesa 59 libras es un trastorno hereditario que afecta el tejido conjuntivo, es decir, las fibras que sostienen y sujetan los órganos y otras estructuras del cuerpo. El síndrome de Marfan perjudica más frecuentemente el corazón, los ojos, los vasos sanguíneos y el esqueleto.

En su rostro frágil se refleja la sublimidad de su alma. Ella bendice su enfermedad y la clave para superar los desafíos de la vida ha sido su fe.

“Mi fe en Dios es el pilar más grande de mi vida”, asegura Lizzie a OC Catholic. “Mis padres me enseñaron y me criaron en la fe católica y aunque cada día he tenido obstáculos en mi vida personal, he aprendido a amar a la gente y a vivir la vida lo mejor de mi habilidad”.

Ella fue la oradora principal del evento OneLife LA, que reunió en enero de este año 15 mil católicos en Los Angeles State Historic Park.

Su camino de fe comenzó literalmente desde el primer día de su vida. Los médicos dijeron a sus padres: “No esperen nada” de su hija. Pero ellos se mantuvieron firmes en la fe:  “Dios nos la envió por una razón y la amaremos como es ella”.

“Mis padres [Guadalupe y Rita] me criaron a mí, a mi  hermano y a mi hermana [Chris y Marina] en la fe católica y nos enseñaron la importancia de tener nuestra fe, familia y amigos”, recuerda. “A medida que crecí, cuestioné más mi fe, especialmente cuando la vida era difícil. No sabía a quién culpar porque sabía que mis padres no me hicieron esto a propósito. Así que culpé a Dios. Me tomó algunos años entender realmente que Dios no estaba haciendo estas cosas para castigarme, sino para hacerme una persona más fuerte”.

Nacida en Austin, Texas, e hija de padres mexicoamericanos, Elizabeth “Lizzie” Velásquez sufrió el escarnio de ser calificada como “la mujer más fea del mundo”. 

Tenía 17 años cuando una noche navegaba por internet y encontró un video en el portal de YouTube. El video tenía más de 4 millones de visualizaciones.

Grande fue su sorpresa al hacer ‘clic’. Descubrió que en ese video la protagonista… ¡era ella!

El acoso, la agresión y la intimidación cibernética le llevó a encontrar muchos “memes”. Era motivo de burla.

Las imágenes iban acompañadas de comentarios crueles como “tus padres deberían haberte abortado”, “quémenla con fuego”, “eres un monstruo” o “denle una pistola para que se suicide”.

Lizzie decidió compartir la publicación con sus 130,000 seguidores en Facebook, con el siguiente texto:

“Recientemente, he visto un montón de “memes” como este en Facebook. Estoy escribiendo este post no como alguien que es una víctima, sino como alguien que está usando su voz.

Sí, mientras escribo esto es muy tarde en la noche, pero lo hago como un recordatorio de que las personas inocentes que se están poniendo en estos “memes” probablemente se levanten tarde en Facebook y sientan algo que yo no desearía ni a mi peor enemigo.

No importa el aspecto que tengamos o lo que somos, al final del día todos somos humanos. Le pido que lo tenga en cuenta la próxima vez que vea al azar un meme viral de un extraño.

En ese momento puede que te resulte hilarante, pero el humano en la foto, a lo mejor siente exactamente lo contrario. Difunde el amor no las palabras hirientes a través de una pantalla. Abrazos y besos. Lizzie”.

Lizzie ha escrito varios libros. Entre ellos: “Lizzie Bellísima”, en español o  Atrévete a ser amable (“Dare to Be Kind”) publicado en 2018 y “Un Corazón Valiente” (“A Brave Hearth”) un documental autobiográfico.

En la batalla contra el acoso cibernético, Lizzie pudo descubrir la belleza de Dios por el poder de su Espíritu Santo y su corazón fue transformado por completo.

“Tengo a Dios en mi vida”, dijo Lizzie. “Y la vida me ha llevado a Dios”.

Al final, la belleza de su alma fue la gran triunfadora.