Con más de 1.2 mil millones de fieles en todo el mundo, es difícil imaginar que la Iglesia Católica fue alguna vez considerada pequeña.
Pero desde los primeros tiempos del cristianismo se cuenta la historia de un movimiento creciente que no solo sobrevivió décadas de persecución, pero aumentó en virtud de la desintegración del Imperio Romano, y se convirtió en una religión que se practica en todo el mundo hoy en día
“Es simplemente maravilloso que todo lo que aconteció hace siglos, y todas las cosas que sucedieron en el Imperio Romano —todo debía cumplirse”, explica el vicario parroquial de la Catedral de la Sagrada Familia, el padre Troy Schneider, que estudió la historia del inicio de la iglesia en la Universidad Católica de Lovaina. “Era el momento de reconocer este increíble evangelio que era nuevo para todos”.
Después de la muerte de Cristo, muchos pensaron que su regreso sería inmediato y que pronto seguiría el apocalipsis.
Sin embargo, en distintas partes del Nuevo Testamento se interpretó “como una historia de la expansión y el progreso de la fe, con la expectativa de que esa expansión continuaría durante mucho tiempo, con el regreso de Cristo solo a su culminación en un futuro lejano”, según “La historia de la teología cristiana, Segunda edición: Un preámbulo” de William C. Placher y Derek R. Nelson.
La creación de la iglesia inicia cuando Jesús designó a Pedro como el líder de los apóstoles y de la iglesia. En el Nuevo Testamento, se dice que Cristo se apareció frente a Pedro antes que a cualquier otro apóstol cuando resucitó. También hay referencias de cuando Cristo llamó a Pedro la piedra angular de la iglesia y le entrega las llaves del Reino.
“Estos se creen que son acontecimientos de la fundación de la iglesia”, indica el padre Robert Spitzer, presidente del Centro Magis de la Razón y la Fe en Garden Grove.
El Concilio de Jerusalén en el año 50 d.C. refuerza aún más el papel de liderazgo de Pedro cuando él opina si debe requerirse a los gentiles a que se adhieran a las prácticas judías.
“Es Pedro quien toma la decisión, basado en la visión que se le dio formalmente”, dice Spitzer. “Tiene el anillo para hacerlo formalmente”.
Pero la nueva iglesia enfrentaba la persecución de sus creyentes. Sus creencias no se acoplaban bien con las del emperador Nerón, que no solo ordenó que los cristianos fueran asesinados, pero también lo convirtió en un espectáculo. Los cristianos eran el alimento de los animales, quemados vivos o clavados en cruces.
“Se habla mucho sobre el hecho que la iglesia fue fundada sobre la sangre de los mártires”, dice Schneider. “Pero sin importar los muchos golpes que recibieron, el cristianismo se propagó como una llamarada, sobre todo por los caminos romanos. Eran como el internet del Primer siglo”.
La capacidad de viajar en buenas carreteras permitió al cristianismo a prosperar en lugares como Corinto.
“Corinto era un puerto comercial, y de los tipos de ciudades que no tenían los más altos estándares de moral”, indica Schneider. “Pero la ciudad de Corinto prosperó con el cristianismo. Todos eran bienvenidos. No había ningún sistema de castas como en el Imperio Romano. De pronto, el más humilde, las personas con el peor tipo de moral y ética fueron invitados a cambiar sus vidas con un borrón y cuenta nueva”.
El mantener la unión también jugó un papel en la formalización de la iglesia. El primer uso del término “Iglesia Católica” fue en la carta de San Ignacio de Antioquía a los de Esmirna, en el año 110 d.C.
“Se refirió a la conglomeración de todas las iglesias cristianas y a todos los que siguen a Cristo como la iglesia universal”, dice Schneider. “Los estaba motivando a permanecer unidos como una sola iglesia, y no dividirse en diferentes sectas, que era lo que ocurría en ese momento”.
La iglesia comenzó a crecer exponencialmente cuando los cristianos comenzaron a educar y proveer bienestar y salud pública a cualquier persona que lo solicitara, incluyendo a los esclavos.
“Lo que ocurría era que el cristianismo estaba recibiendo un gran número de personas de entre los esclavos y las clases sociales más bajas de Roma”, explica Spitzer.
Por el año 313 d.C., el Edicto de Milán legalizó el cristianismo, y para el 380 d.C., Teodosio I convirtió la fe católica en la religión oficial del Imperio Romano, rechazando así a otras sectas.
Con la caída del Imperio Romano un siglo más tarde debido a años de la inestabilidad del gobierno, la iglesia intervino para alimentar, cuidar y proteger a la población romana.
“Cuando cayó el Imperio Romano, lo único que quedó con algún tipo de estructura fue la iglesia”, dice Schneider.
Eventualmente, la iglesia extendió su trabajo misionero a Europa y aumentó su poder y autoridad en toda la civilización occidental.
Schneider explica que la capacidad de la iglesia para sobrevivir y prosperar en los primeros días es un testimonio de la fuerza de las enseñanzas de Cristo.
“La importancia del evangelio 2,000 años más tarde demuestra que lo que enseña la iglesia —el mensaje de Jesús— es todavía cierto hoy en día, y es un mensaje bueno y verdadero para que todos lo escuchen”, dice Schneider. “A pesar de nosotros mismos, la iglesia todavía sigue aquí. Su institución es divina. Hubo mucha confusión y caos, pero la iglesia sigue en pie”.