Mundo

UNIDOS EN EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

Inmigrante mexicano vive el valor de la castidad, a pesar de estar alejado de su esposa y familia

By jorge luis macías     11/4/2015

“No soy un santo, pero sigo luchando…cuando un hombre conoce verdaderamente el amor de Dios, ya tiene la conciencia plena del pecado y se puede vivir en castidad”.

Las palabras de Martín H. son convincentes. Después de vivir una vida disipada en Estados Unidos, haberse encontrado con el amor de Jesucristo le hizo cambiar su destino.

Martín tiene 39 años de edad. Está casado por la Iglesia con Candelaria y es padre de cuatro hijos: Ana Martha (18), Azucena Inés (15), Marcos Daniel (10), Juan Manuel (9).

Nacido en el pueblito San Bartolomé Quialana, Distrito de Tlacolula de Matamoros, Oaxaca, tiene nueve años de no ver a su familia. A su hijo Juan Manuel lo dejó de ver cuando tenía un mes de nacido.

Como a millones de inmigrantes, la ausencia de una reforma migratoria justa tiene dividida a su familia. Él, gracias a su trabajo de jardinero se da a la tarea de ser el sostén económico.

Su esposa, en cambio, lucha para inculcar los valores familiares a sus hijos y estar pendiente de su éxito académico y de una relación estrecha con Dios.

A pesar de la distancia, Martín encontró en el grupo Jóvenes para Cristo de la Iglesia Misión Sagrado Corazón (10852 Harcourt Ave. Anaheim, CA 92804) la razón para mantener integra la promesa sacramental del matrimonio.

“Para mí, el matrimonio es un Sacramento donde uno hace una alianza entre Dios y uno mismo”, afirma. “El compromiso no es con el sacerdote o los invitados a la boda; es con Dios mismo con quien uno se compromete a amar a la mujer que Dios nos ha regalado; es algo sagrado como la alianza que Dios hizo con Abraham y Moisés”.

La Antigua Alianza era el pacto entre Dios y Abraham, entre Dios y Moisés.

La alianza con Abraham era constituir un pueblo para que recibiera su revelación. Dios quiso establecer una alianza con el hombre, manifestándole su amor y teniendo compromisos con Él. Siendo este un acto de pura benevolencia, Dios animó al hombre a practicar las virtudes, como lo hace Martín.

La alianza con Moisés es una renovación de la realizada con Abraham y la realiza Dios en el Monte Sinaí. El pueblo se comprometió a cumplir las órdenes divinas y Dios reiteró las promesas hechas a Abraham.

Ese es el compromiso adquirido por Martín en su ministerio de Jóvenes para Cristo. Le impulsa, además, una dura prueba en su vida.

“Mi esposa tenía siete meses de embarazo cuando se tropezó al intentar cruzar un charco de agua en mi pueblo”, rememora. “Se cayó y sangraba demasiado…ella y el niño [Juan Manuel] estuvieron a punto de morir”.

Del hospital San Agustín, en Tlacolula, el pequeño y su madre fueron transportados a la ciudad de Oaxaca donde ambos se recuperaron, aunque Juan Manuel quedó con algunas malformaciones.

Para fortuna de Martin, familiares y amigos pudieron ayudarle con los $23,000 dólares de gastos médicos, mismos que ha estado pagando desde hace unos 10 años.

“Ya solamente me falta pagar como unos $5,000”, dice. “Cuando acaben mis deudas me regreso con mi familia…porque ya son muchos años sin estar con ellos”.

La vida actual de Martin es trabajar siempre: del trabajo de jardinería a la casa y de la casa a la Iglesia, y dedicado al cien por ciento a la evangelización.

“Desde que tuve mi encuentro con Cristo, decidí que Dios sería quien guiara mis pasos”, afirma. “Hoy quiero que otros jóvenes conozcan el amor de Cristo y que las parejas entiendan el verdadero significado de lo sagrado que es el matrimonio”

Lo entendió, gracias a su conversión ocurrida un 20 de octubre de 2002, durante un Congreso de Juventud Renovada en el Espíritu Santo (JRES), en el Centro de Convenciones de Los Ángeles.

“Ahí me enamoré de Cristo”, afirma. “Desde aquel momento supe que debía serle siempre fiel, primero a Él, y después a mi esposa y mis hijos”.

La felicidad lo invade. A pesar de que él no puede salir a México, Ana Martha – su hija mayor – obtendrá una visa de estudiante como universitaria y lo visitará en diciembre próximo.

De igual manera, su hijo Marcos Daniel será participe del Octavo Concierto de Bandas de Música de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, el próximo 18 de diciembre, en Los Ángeles.

“Esos son los regalos que Dios le prepara a uno, cuando uno le es fiel”, concluye Martín.

De rodillas, frente al altar, en la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Anaheim, Martín H. le implora a Dios que le mantenga firme en la castidad y en respeto absoluto al Sacramento del Matrimonio, a pesar de estar alejado de su esposa e hijos, quienes viven en México.