Eliseo López pasaba por un mal momento en su vida. Se sentía abandonado: “Como un objeto tirado a la basura”.
Sin embargo, aquel Jueves Santo de 2006, este católico de Ajuchitlán, Guerrero, de 38 años, decidió refugiarse en la Iglesia y “en los brazos del Señor”.
Llegó a la parroquia de San Calixto (hoy Catedral de Cristo) y fue recibido por los integrantes de la Adoración Nocturna.
“Me sentía muy mal y ellos me recibieron con los brazos abiertos”, recuerda. “Me invitaron a pasar, y después de tres meses de prueba fui recibido como un nuevo adorador”.
Eliseo se enfrentaba a un proceso de separación de su esposa. Hoy vive una vida de castidad y entrega total a Dios.
El, es uno de decenas de hombres, mujeres y niños que, por voluntad propia juraron a Jesús Sacramentado, ofrecerle cada mes una noche de vigilia, oración, amor y sacrificio ante su Santísima presencia.
Lo hacen en reparación de sus faltas personales y los pecados del mundo entero.
“Un día, me fui a llorar debajo del puente de un río y pensé ‘diablito, no
me vas a vencer’ ”, dice. “Si metiste la colita en mi matrimonio, no me vas a tumbar fácil’.
Se involucró de lleno en la Adoración Nocturna y cada miércoles también iba al grupo Pan de Vida donde conoció la Palabra de Dios.
De ese modo, el 6 de enero de 2007 recibió su distintivo como adorador. Ya podía pedir por sí mismo y por su exesposa.
En este camino de cercanía con Dios, Eliseo ha recibido regalos especiales de Dios.
una pareja de
esposos adoradores
Los esposos Vicente y Marcy Valencia se conocieron en una junta de la mesa arquidiocesana. Él vivía en el condado de Orange y ella en Los Ángeles. Su amistad y noviazgo concluyó en su matrimonio, el 15 de julio de 2017.
Vicente señala que el compromiso más grande como presidente de la Adoración Nocturna en la Catedral de Cristo “es ser un ejemplo de vida cristiana y trabajar duro en la obra de Dios y que el padre Mario [Juárez] y todo el equipo trabaja desde que se hizo el proyecto de la mesa diocesana”.
Valencia, adorador nocturno desde 2007 considera que la aprobación del decreto por parte del Rev. Obispo Kevin Vann es “histórico”.
“La obra de Dios se va a expandir en la Diócesis de Orange”, asegura este hombre oriundo de Uruapan, Michoacán. “Todos los involucrados así lo deseamos y de 60 adoradores que somos, quizás en poco tiempo seremos cientos; es una gran bendición que Dios haya permitido esta obra y que el Obispo haya escuchado la petición”.
Expresa que, a nivel personal, ser parte de la Adoración Nocturna “es una manera de estar orando como lo hizo Jesús en Getsemaní, cuando estaba a punto de ser entregado a las autoridades que lo iban a crucificar y pidió que se le acompañara a orar durante una hora; en la noche durante la oración la carne se debilita pero el espíritu crece… es cuando el ser humano es más fuerte y eso nos ayuda a llevar una vida más enfocada hacia Dios y no el mundo”.
Por su parte, Marcy Valencia, secretaria de la mesa directiva indica que las gracias de Dios para los adoradores “no se pueden ver como cuando a uno le entregan un certificado en las manos”.
“Las gracias de Dios se dan en el caminar junto a él; uno va dejando miserias humanas atrás y se va puliendo en su amor”, afirma. “Las cosas que antes era importantes en la vida van dejando de serlo, porque es más hermoso estar en su presencia, sentirlo y amar al prójimo…sentir el aroma de Dios, que es algo que no puedes describir con palabras, sino que lo experimentas como un bálsamo que llena tu vida”.
Interesados en ser parte de la Adoración Nocturna en la Catedral
de Cristo pueden llamar al (714) 296-0672.