La Iglesia de Estados Unidos, México y Latinoamérica vuelven a estar de fiesta. Como cada mes de diciembre, millones de feligreses dirigen sus miradas de aflicción, consuelo y agradecimiento a Santa María de Guadalupe, Reina de México, Emperatriz de las Américas y Patrona de la Diócesis de Orange.
En esta Diócesis los numerosos festejos en honor a la Morenita del Tepeyac comienzan el día 5 con el Encuentro Guadalupano Diocesano en la Catedral de Cristo, en Garden Grove, CA. Patrocinado por la Oficina de Ministerios Hispanos de la Diócesis de Orange, donde el Obispo Kevin W. Vann oficiará la Misa.
El 12 de Diciembre, en el 484 aniversario de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego, el Obispo Vann celebrara las tradicionales “Mañanitas” en la Catedral de Cristo. El Obispo también presidirá la Misa en honor a la Morenita en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Santa Ana, CA (esquina de Tercera y Grand).
A nivel mundial, el Papa Francisco oficiará por tercera ocasión consecutiva una misa en la Basílica de San Pedro, el 12 de diciembre, debido a la importancia de la Emperatriz de las Américas y le encomendará el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, iniciado cuatro días antes.
“Cuando tengo retos en mi vida y le pido algo, ella nunca me falla”, dijo el Obispo Vann, previo a los festejos.
El Obispo declaró que su devoción guadalupana comenzó desde su juventud, cuando estudiaba leyes canónicas en la Universidad Pontificia de Santo Tomas Aquino (Angelicum), en Roma.
“Había una pintura muy antigua de la Virgen de Guadalupe en Roma”, dijo. “Yo tenía alguna idea de ella, y en 1986, cuando comencé a estudiar español, aprendí de la celebración al ver cómo una familia de Guanajuato depositaba toda su fe y esperanza en ella”.
Su fe es similar a la de millones de mexicanos, latinoamericanos y filipinos y cada 12 de diciembre se calza unas botas bordadas con la imagen declarada “Celestial Patrona de América Latina”, por parte de San Pio X, en 1910.
La presencia del amor maternal de la Virgen de Guadalupe ha influido también en la vida de personas como el Diácono Guillermo Torres, Director de Ministerios Hispanos de esta Diócesis.
“María no solo es Madre de Dios, sino también madre nuestra y como madre nunca nos abandona”, dijo Torres. “Ella, como buena madre, peregrina y está pendiente de todos nosotros, hijos inmigrantes, que peregrinamos en Estados Unidos y el mundo”.
Poco después de la conquista de México, en la mañana del 9 de diciembre ocurrió la primera aparición milagrosa de la “Patrona de México” a Juan Diego Cuauhtlatoatzin.
La Virgen pidió al indígena que su deseo era que se construyera un templo en su honor en el Cerro del Tepeyac (Ciudad de México). Él se lo comunicó a Monseñor, Fray Juan de Zumárraga, quien no le creyó y le pedía pruebas de lo que decía.
En la cuarta aparición, la Virgen instruyó al indígena que subiera al cerro y recogiera unas rosas de aquel inhóspito lugar.
Con las rosas en su ayate, San Juan Diego abrió su tilma y apareció pintada ‘como por ángeles’ la imagen de la Virgen de Guadalupe, quien antes había curado a su tío Juan Bernardino. Poco tiempo después comenzó la construcción del primer templo dedicado a la Virgen Morena, en el barrio conocido como La Villa.
El culto amoroso a la Virgen de Guadalupe lo lleva también el sacerdote filipino, Rev. Marlon Beof, Párroco de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Santa Ana, CA.
“A ella le debo el milagro de haber salvado la vida de mis hermanos del devastador terremoto de 7.8 grados en la ciudad de Baguio”. En aquella tragedia del 16 de julio de 1990, murieron más de 1,800 personas.
“Yo le tengo un cariño muy especial y le encomiendo mi sacerdocio para poder guiar a los hijos de Dios y de ella”, aseguró el Padre Beof.
El Padre Beof recuerda la primera misa que ofició en los cinco años que estuvo en México, fue precisamente en una capilla de la Basílica de Guadalupe, de frente a donde se encuentra la tilma de San Juan Diego.
“La Virgen de Guadalupe es una señal del amor de Dios para nosotros”, concluyó el Obispo Vann. “Ella nunca falla”.