FULLERTON — “Muchacho (a) conoce la felicidad, mientras seas joven, y toma temprano las buenas decisiones. Elige tu camino como mejor te parezca, sin olvidar que Dios te pedirá cuenta de todo. No dejes que la amargura se instale en ti, ni la enfermedad en tu cuerpo: ¡juventud y cabellos negros son traicioneros!”
Dichos versículos del Libro de Eclesiastés 11: 9-10 son la base de cada homilía que predica el Padre Enrique Sera, párroco de la Iglesia de Santa Maria, en Fullerton, CA, a todos los que participan de la Santa Misa durante las celebraciones de XV Años.
En la aplicación práctica, el libro de Eclesiastés ofrece al cristiano sugerencias y comentarios sobre cómo debe vivirse la vida y llega a la conclusión de que, sin Dios, no hay verdad ni significado para la vida.
La costumbre de efectuar misa de “Tedeum” (agradecimiento) para quinceañeras, en América Latina, tiene su origen en las tradiciones que trajeron al Continente Americano los colonizadores españoles, particularmente en México.
La celebración, en realidad, es una adaptación al cristianismo de la ceremonia de las mujeres del imperio Azteca, quienes celebraban a las niñas que traicionaban a ser mujeres, mediante un banquete, baile y una presentación religiosa, donde las madres exhortaban a sus hijas a tener un buen comportamiento.
Los conquistadores tomaron esta celebración pagana añadiéndole una celebración Eucarística, al igual que otras ceremonias, en su esfuerzo por promover la fe católica al pueblo azteca. Con el correr de los años, el baile azteca fue reemplazado por el vals y el altar azteca por el altar Católico.
Por ello, el Padre Enrique Sera, emite halagos a México, por ser el país de donde se ha exportado la celebración de las quinceañeras.
“En muchas tradiciones latinas, incluso entre el pueblo católico de mi natal Cuba, siempre se celebran las quinceañeras, pero solamente con la fiesta, no de una manera religiosa”, dijo. “Por la gran fe que tiene el pueblo de México se celebra primordialmente con la Santa Misa, donde se incluye la renovación de los votos bautismales”.
Al mismo tiempo, el acto conmemorativo de los XV años de una señorita es importante en la vida de sus padres, padrinos, damas de compañía y chambelanes.
Su participación en la Santa Misa es una oportunidad de evangelización para la familia en general, pero sobre todo de los jóvenes.
“Civilmente, una quinceañera siempre fue la presentación de la doncella lista para ser presentada ante la sociedad”, comunica el Padre Sera. “Se incluía a las jóvenes que ya estaban listas para buscar novio”.
Pero más allá de lo anterior, la presentación de la quinceañera ante Dios es cuestión de su madurez católica, en busca de un compromiso personal con su fe.
“Eso me gusta de los mexicanos”, afirmó el Padre Sera, quien, en sus homilías no solamente felicita a las jóvenes, sino que en forma graciosa les señala que cumplir 15 años no es la edad para buscar novio, sino que “deberían esperar otros 10 años para ello”. Con la intención de motivarlas a seguir estudiando.
A la corte de damas y chambelanes, se dirige también a los varones para que hagan un compromiso de madurar en las cosas importantes de la vida de un hombre.
“¡Ellos también tienen que hacer su propio compromiso!” indicó sonriente. “Es una oportunidad para recordarles que queremos que tengan una vida feliz, aquí en la tierra, y una vida santa en la eternidad”.
En el siglo XVII, en Francia, incluían al “chambelán”, el joven muchacho que acompaña a la quinceañera a bailar el típico vals en la ceremonia. Tradición que también se implementó en las celebraciones de las quinceañeras en México.
Significado religioso
La Oración de Gracias y la Bendición de los dones o regalos durante son la culminación de la Misa de Acción de Gracias, mediante las cuales la quinceañera renueva sus votos bautismales.
Entre los accesorios más usados que llevan las festejadas están la Biblia, (Palabra de Dios) el Rosario (del Latín “rosarium” o rosa), el rezo tradicional que conmemora los 25 “misterios” de la vida de Jesucristo y de la Virgen María y un ramo de flores, que la quinceañera entrega a la Madre de Dios como símbolo de devoción y el cojín es el que usará para arrodillarte durante la Celebración Eucarística.
El color del vestido, generalmente es de color pastel, pues el blanco se reserva, entre las mexicanas, para las novias en el día de su boda; como señal de la pureza con que llega al altar.