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40 AÑOS Y SEGUIMOS CONTANDO

By CHRISTOPHER RANDALL     7/26/2016

Cumplir 40 años suele causar preocupación a las personas que se acercan a este cumpleaños notorio e importante. Para la Diócesis Romana Católica de Orange, sin embargo, cumplir 40 años es algo para celebrar con los brazos abiertos y orgullo descarado.

En cuatro décadas, la Diócesis ha crecido de 300,000 católicos —el número de católicos viviendo en el condado de Orange el 18 de junio de 1976— a 1.3 millones, lo que la convierte en la doceava diócesis más grande del país.

Ese es la fecha en que se fundó oficialmente la Diócesis en un servicio litúrgico en la Catedral de la Sagrada Familia en Orange, la sede de la diócesis hasta el 2012, cuando la Diócesis compró la Catedral de Cristal en Garden Grove y cambió el nombre a las instalaciones de 34 acres a catedral de cristo.

Para dos sacerdotes del condado de Orange, que han madurado junto con la Diócesis —el reverendo monseñor Arthur A. Holquin, vicario episcopal para el culto divino de la Diócesis y pastor emérito en la Basílica de la Misión de San Juan; y el reverendo monseñor John Urell, pastor de la Iglesia Católica St. Timothy en Laguna Niguel— esos 40 años han transcurrido rápidamente.

“El Señor ha sido muy bueno con nosotros aquí en la Diócesis”, dice Holquin, de 68 años, y semi-jubilado, quién el 25 de mayo celebró su 42 aniversario como sacerdote.

“Parece que fue ayer cuando fui ordenado”, añade Holquin, que describe la Diócesis como “rica en talento y el nivel de compromiso para nuestro pueblo católico”.

Y añade: “Somos ricos en vocaciones, contamos con diáconos permanentes maravillosos que ayudan a nuestros sacerdotes, y tenemos parroquias multilingües muy grandes y complejas que presentan desafíos únicos a los pastores, pero eso mismo nos ha bendecido en muchos sentidos”.

Urell, de 64 años, estaba en el seminario cuando se fundó la Diócesis. Su promoción fue la primera, en junio de 1978, de ser ordenada aquí. Urell trabajó para la Diócesis durante 20 años; de último sirvió como vicario general antes de volver al trabajo parroquial, primero en San Norberto en Orange, y durante los últimos nueve años, en St. Timothy.

hechos memorables

Hubo demasiados hitos en las primeras cuatro décadas de la Diócesis de Orange como para mencionarlos aquí —el establecimiento de la Catedral de Cristo es uno de los más grandes. La Diócesis publicó un libro de mesa de tapa dura que detalla su historia de 40 años, con el nombre “El llamado a la misión”, junto a una versión ilustrada para los lectores más jóvenes.

Holquin y Urell compartieron lo que consideran como una serie de acontecimientos claves a lo largo de la travesía.

Ambos citaron la afluencia de refugiados vietnamitas después de la caída de Saigón en 1975 como fundamental para dar forma al tamaño y complejidad de la Diócesis —en ambos, las congregaciones y sacerdotes.

Holquin señaló que el fundador, el obispo William R. Johnson (1976-86) fue determinante para que un número de parroquias adoptaran a familias vietnamitas inmigrantes, independientemente de su fe.

“El cambio más grande, hasta ahora, ha sido el cambio en la cultura de la Diócesis provocado por grupos multiétnicos”, dice Urell, agregando que cuando comenzó su sacerdocio, el inglés era el único idioma que se hablaba en las parroquias.

Ya no es el caso.

Los sacerdotes vietnamitas, por ejemplo, representan en la actualidad al menos un tercio de los 263 sacerdotes ordenados de la Diócesis. Misas en español y vietnamita, y a veces en chino, se celebran cada semana en la Catedral de Cristo.

Ambos monseñores señalaron que Johnson enfatizó el no segregar a las parroquias por etnias. A cambio se establecieron los centros culturales, como por ejemplo para la comunidad coreana.

Urell señala: “La familia católica es una sola familia de Dios”.

Holquin, quien se encarga de la planificación de la misa litúrgica con motivo de la fundación de la Diócesis, así como muchos otros acontecimientos históricos, incluyendo la primera visita a la costa oeste por el papa San Juan Pablo II en 1987, dice que la Diócesis estará “siempre agradecida” a las Hermanas de San José en Orange por proporcionar un espacio para las primeras oficinas pastorales de la Diócesis.

Y citó el compromiso de larga data de la Diócesis con el ministerio juvenil, y el establecimiento por Johnson, de lo que ahora es la campaña de Apelación de Servicio Pastoral de la Diócesis (PSA, por sus siglas en inglés), la cual recauda fondos auxiliares para apoyar el trabajo de la Diócesis, tan vital para el crecimiento de la Diócesis.

“El obispo fue muy astuto al sentar las bases para el crecimiento de la Diócesis”, dice Holquin.

Urell enfatizó “el papel maravilloso” que las mujeres religiosas de la Diócesis han desempeñado en la creación de tantos ministerios diferentes para la Diócesis, el profesionalismo del ministerio laico, y el compromiso de los cuatro obispos —Johnson; Norman McFarland (1987-1998); Tod Brown (1998-2012); y Kevin Vann (2012 al presente) — de enviar sacerdotes a distancia para continuar con sus estudios como el sello distintivo que hace especial a la Diócesis de Orange.

Cualquiera que sea el futuro de la Diócesis de Orange, una cosa es cierta: La Diócesis, señalan los altos funcionarios, nunca vacilará en su misión de servir a las necesidades espirituales del condado de Orange —especialmente aquellos que más lo necesitan.

“Nuestra familia de fe continuará siguiendo los pasos de San Junípero Serra hace muchos años”, dice el obispo Kevin Vann. “Y es el de compartir la inmensa misericordia de Cristo con todos los que nos encontramos y ofrecer esa misericordia a los pobres y vulnerables”.