From the Bishop

ANTE TODO, UN PASTOR

By REVERENDÍSIMO 
KEVIN W. VANN, OBISPO DE ORANGE     1/13/2016

En este momento he comenzado un retiro anual con los Obispos de la Provincia de Los Ángeles en la Casa de Oración para Sacerdotes Cardenal Manning, al norte de Los Ángeles. Vea la fotografía que tomé desde mi cuarto: una hermosa puesta del sol. Fue antes de los días de lluvia, ¡que por suerte parecen haber llegado!

La belleza de esta puesta del sol en el final de este día señala a un tiempo de acción de gracias por la belleza de la época del nacimiento del Señor: por la belleza y la energía de las fiestas que todavía celebramos (La Epifanía y el Bautismo del Señor) en esta temporada, y por la generosidad de espíritu de todos los que han dado de sí mismos la oración, adoración y servicio a todo el pueblo de Dios en estos días, a veces agitados, ¡además de la familia y otras responsabilidades!

Me gustaría compartir con ustedes un momento de reflexión sobre la vida de un sacerdote al que la mayoría de ustedes no conocieron, pero que era un gran amigo, un modelo a seguir y que me ayudó durante años cuando yo estaba en Fort Worth, Texas: Monseñor Thomas Weinzapfel, quien falleció el 1 de enero, justamente después de haber celebrado el 70 aniversario de su ordenación sacerdotal durante el legendario reinado del Obispo Joseph Patrick Lynch, de Dallas, en 1945.

Él había tenido una hermosa una celebración de estos 70 años de sacerdocio, el 23 de diciembre en la parroquia de St. Pius X, en Dallas, (donde él había sido pastor durante 40 años) cuando se cayó y se rompió la cadera durante el día de Navidad y falleció el 1 de enero.

Conocí a Monseñor Weinzapfel en el funeral del obispo Joseph Delaney, mi predecesor en Fort Worth, quien falleció el día antes de mi ordenación como Obispo “coadjutor”. Mi primer acto oficial en una diócesis, y que yo no sabía, ¡era para enterrar a mi predecesor! Conocí a Monseñor Weinzapfel y visité con él la cocina de la casa parroquial de la Catedral de San Patricio. Desde ese momento nos hicimos buenos amigos y, a menudo, siempre llamaba para saber cómo estaba yo.

Monseñor Weinzapfel creció en un ambiente donde sabía ser un pastor en aquellos días en que la vida en el norte de Texas era todavía una “frontera” y los Católicos eran una minoría de la que se desconfiaba y era afectada por el nativismo, anti catolicismo y la xenofobia en los primeros días del siglo pasado. Las ciudades del norte de Texas, asociadas con sus años de su juventud (Escocia, Münster y Windthorst) dan alguna una idea de la herencia étnica de la Diócesis de Dallas (y más tarde Fort Worth) que todavía ejerce influencia ¡hasta el día de hoy! De hecho, el “almacén general” de Windthorst ¡aun lleva el nombre de su abuelo!

Él, en más de una ocasión, a sabiendas de la escena y la cultura local de los pequeños pueblos rurales de Fort Worth, también, siempre me dio buenos consejos sobre las -a veces- difíciles situaciones pastorales. Él podía hacer esto porque, ante todo, era un pastor y me ayudó mucho para convertirme en un pastor para la gente del norte de Texas. Era divertido, cariñoso, sabio y ¡muy directo! Cuando dediqué el nuevo salón parroquial de la Catedral de San Patricio, él fue el primer invitado en llegar… ¡Inclusive, por delante de mi buen amigo, el Obispo Kevin Farrell!

Era un comunicador en sus 40 años como pastor de San. Pius X en Dallas. Hasta el momento de su muerte, (a la edad de 90 años) cada mañana del domingo él manejaba desde Dallas a Rowlett Texas para celebrar la misa en la parroquia local. Y, de ningún modo, no es un trayecto corto.

Por encima de todo, fue un pastor que se preocupaba profundamente por las familias de la parroquia de San Pío X: que iban a conocer la fe y a encontrar fortaleza en el Señor ¡ante los desafíos de la vida familiar! Era conocido por la introducción de cada misa diaria con unas palabras de la vida del Santo del Día.

Les invito a conocer Monseñor Weinzapfel un poco mejor al revisar el blog del Obispo Farrell, escrito con motivo de la muerte de Monseñor Weinzapfe en: www.ow.ly/39EI27

Gracias Tom, por ser un ejemplo para mí de quién y qué debe ser un pastor. “Bien hecho siervo bueno y fiel, ahora entra en el gozo de tu Señor”.