Los padres quieren educar a sus hijos para que sean generosos, amables, pacientes, felices y exitosos. En comparación, pocos de ellos entienden que una relación cercana con Dios es una parte fundamental para alcanzar ese objetivo.
Incluso los padres católicos que quieren lo mejor para sus hijos se olvidan de ayudarlos a crear una conexión fuerte con su fe. Con demasiada frecuencia, los padres se olvidan del programa después de la Primera Comunión de sus hijos, y nunca confirman a sus hijos cuando alcanzan la edad adecuada.
Muchos adultos católicos, entonces, están practicando su fe sin haber cerrado el círculo, por así decirlo, en toda la gama de sacramentos, antecedentes y comprensión del catolicismo.
El tiempo para hablar de esto, por supuesto, recae en los padres de los niños pequeños que aún no han recibido los sacramentos que se ofrecen cada primavera, incluyendo la reconciliación (confesión), la Primera Comunión y la confirmación.
“Muchas veces los padres se sienten sin la capacidad necesaria para cuidar la vida espiritual de sus hijos”, explica Katie Dawson, directora de la Formación de fe parroquial de la Diócesis de Orange.
“Ya sea que hablen de eso o no, los niños tienen una necesidad profunda de comprensión espiritual”, agrega. “No tiene que ser una tarea tan enorme como parece. Una relación fundamental con Dios y la revelación de Cristo es el centro de nuestra fe. Incluyendo la vida de la Iglesia y los sacramentos, cuidar esta relación es la prioridad más alta que tienen los padres”.
Además de asegurar que nuestros niños participen en los sacramentos, las maneras simples de nutrir su fe incluyen:
Inculcar la atención a Dios. Esto puede ser tan simple como leer las Escrituras juntos o incluso discutir las formas correctas de vivir de acuerdo con las leyes de Dios.
Leer las Escrituras, discutir con los niños versículo por versículo para asegurar que entienden el mensaje. ¿Esto es una prueba de nuestra fe o un consuelo? ¿Cómo respondemos?
Explicar por qué es tan importante para los católicos examinar sus acciones, y tener una comprensión clara del plan de Dios para nosotros.
Aprender a orar, comenzando con la oración del día, el santo del día o las lecturas bíblicas del día.
Continuar con los rezos en familia o individualmente, sin importar lo que suceda en nuestras vidas.
Ser fiel al cuerpo de Cristo al asistir fielmente a misa. Debemos rendir adoración en la misa de los domingos, días santos obligatorios y durante la Cuaresma y crear el hábito de adorar y alabar a Dios durante toda la vida.
“Fomentar la atención al movimiento de Dios en su alma es un paso vital para ayudar a los niños en la transición de su fe infantil a la fe adulta, que los llevará a superar los desafíos de la vida y ayudarlos a convertirse en lo que deben ser”, señala Dawson.
“Debemos nutrir su fe y trabajar en inquietudes o dudas sin examinar para llegar a una comprensión clara”, afirma Dawson. “No se puede dar lo que no se tiene, por lo que esto requiere que los padres cultiven sus propias prácticas de fe para toda la vida que apoyen las vidas de nuestros hijos en la fe”.
Dawson recomienda “How to Raise Good Catholic Children” [Cómo criar buenos niños católicos], un libro de 50 años para padres que educan a sus hijos en la fe.
El libro, escrito por Mary Reed Newland, se describe en Amazon.com como “un regalo extraordinario para los padres de hoy: un libro sabio y legible sobre cuidado infantil que deriva su sabiduría del hogar católico, y no de los psicólogos”. Newland recurrió a sus propias experiencias como madre de siete hijos.
“Debido a que está arraigado en la experiencia, no en la teoría, nada de lo que la Sra. Newland sugiere es imposible o extraordinario”, dice Amazon. “Al reflexionar sobre las experiencias con sus propios hijos, estará de acuerdo que el suyo es un excelente enfoque de sentido común para educar buenos niños católicos”.