Uno de los lemas que las Siervas del Plan de Dios han descubierto por el don de su vocación es evangelizar por la fe con caridad por los más necesitados de la sociedad. Ellos son la parte principal de su misión.
A través de la música, las once integrantes de la agrupación musical Siervas han entendido que el amor de Dios viene por la gracia de la fe para comprender cuanto nos ama Dios en su infinita misericordia.
“Solamente a través de la apertura vamos a descubrir el valor inmenso que tenemos como criaturas de Dios”, dijo la hermana Ivonne Fuentes (Chile/voz y guitarra). “Como criaturas de Dios creemos en su amor y queremos plasmarlo en nuestras vidas y en la entrega nuestros hermanos”.
Las Siervas se presentaron por primera vez en el Festival de Cristo, organizado por la Diócesis Católica Romana de Orange, el 8 y 9 de septiembre.
“Yo creo que Dios nos ha amado primero a nosotros; todos somos amados y la fe, además es un don que viene de Dios”, expresó la hermana Dayana Cobos (Ecuador/voz). “Nuestro lema de la fe con caridad es una respuesta a la caridad que Dios ha tenido conmigo y contigo; y yo debo acoger esa obra de misericordia con los más necesitados, los pobres, los discapacitados físicos, ancianos, los más frágiles, a aquellos olvidados por la sociedad”.
Solamente la caridad es el amor perfecto y el llamado a la santidad, entendida esta no como algo inalcanzable o la realización de obras demasiado extraordinarias para llegar a los altares, obrar milagros o sanar enfermos.
“Dios nos llama a una misión concreta y particular, ya sea en la familia, como laico, en el matrimonio o la vida consagrada”, anotó la hermana Ivonne. “Todos tenemos nuestro campo de misión en el trabajo, o entregados a los más necesitados”.
Por su parte, la hermana Dayana aseveró que a muchos católicos nos falta entender que uno mismo puede ser santo en el día a día, en el entendimiento de la vocación personal en esta tierra.
“Hacer mis obras de misericordia todos los días, vivir como Jesús y hacer mis obras santas, esforzarme en ser como Él. No para que nos veamos en estampitas o medallitas. Todos podemos tener una familia que se porta como Jesús, pues el mundo tiene hambre de Dios”.
Las Siervas del Plan de Dios son una fundación que el Espíritu Santo suscitó en 1971 en Perú. Se han extendido a países como Argentina, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Chile, Colombia, Venezuela, Angola y Filipinas, donde -consagradas a Dios- mediante la plena disponibilidad apostólica, viven en comunidad y se entregan a un servicio de evangelización y solidario.
“El plan de Dios para nosotros es primero alcanzar la santidad; es la meta para toda persona”, dijo la hermana Ivonne.
“En particular, a mí Dios me ha ayudado a entender mi vocación en esta tierra. A desgastar mi vida por amor a Dios y a los hombres que lo necesitan. Dios me dio todo, mi familia, me permitió nacer en Chile y me dio a entender que mi corazón estaba hecho para amar sin límites, y por su bendición he podido conocer a muchos que ya conocen ese amor”, agregó.
“El plan de Dios para mí es ser llegar a ser como Jesús; buscarlo a él me va a traer la felicidad”, añadió por su parte la hermana Dayana. “Jesús cambio mi vida no para entender la felicidad, sino que él quiere que yo sea feliz como él en la vida consagrada y viviendo mi vida para servir a los demás”.
Las Siervas del Plan de Dios tratan a diario ser mujeres de Dios. Ofrecen a Dios al mundo.
“No podemos ofrecer otra cosa que no sea llevarlo a él a donde vayamos”, afirmó la hermana Dayana. “Cada carisma y espiritualidad lleva su Palabra y amor a quienes creen o no creen; por eso usamos un hábito para que la gente sepa que hablamos y venimos de él”.
La hermana Ivonne expuso además que es irrefutable el amor de las Siervas del Plan de Dios a María Santísima, por ser ella la primera sierva del plan de Dios; la primera mujer apóstol que cumplió el plan de Dios. Ello, lo meditan con la visitación de María a su prima Isabel (Lucas 1:39-56).
“Estamos abiertas al Espíritu Santo y a lo que Dios quiera que obremos en todo momento”, manifestó la hermana Ivonne. “También meditamos sobre las Bodas de Caná (Juan 2: 1-12) para que seamos intermediarias de Dios y que Él obre milagros en los corazones de las personas”.