CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Cuando falta solo una semana para la Navidad, los visitantes vinieron a la plaza de San Pedro con sus figuritas del Niño Jesús para la tradicional bendición papal.
Muchos niños vinieron con figuritas para la escena el pesebre de su familia, otros sostenían esculturas delicadas y un grupo colocó una estatua gigante del Niño Jesús encima de un montón de pacas de heno.
Mientras bendecía las estatuillas después de recitar el Ángelus el 16 de diciembre, el papa les dijo a los pequeñitos: “Queridos niños: Siéntanse maravillados cuando en casa se reúnan para orar frente al pesebre, fijando vuestros ojos en el Niño Jesús”.
Ver a Dios es sentir sorpresa, “maravilla por el gran misterio de Dios hecho hombre. Y el Espíritu Santo pondrá en tu corazón la humildad, ternura y bondad de Jesús”, dijo.
“Jesús es bueno, Jesús es tierno, Jesús es humilde. ¡Esta es la verdadera Navidad!”, subrayó.
Antes de rezar el Ángelus en lo que se conoce como Domingo de Gaudete (Regocijo), el papa explicó por qué la iglesia está invitada a regocijarse.
Jesús, Emanuel, es “Dios con nosotros” y su presencia es la fuente de la alegría–dijo el papa Francisco. “Él no vino a castigar, sino a perdonar y esto lleva a la gente a sentirse alegre y llenos de alabanza”.
El pontífice indicó que Dios quiere redimir y salvar a aquellos a quien ama, enfatizando que el amor de Dios es “incesante” y tierno como el amor de un padre por su hijo.
Así como María fue llamada a recibir y traer el niño Cristo al mundo, la gente de la actualidad también está llamada a recibir el Evangelio de tal manera que éste pueda “encarnar” y venir al mundo en la existencia actual de la gente.
Las personas de fe debe saber que no tienen que estar ansiosas ni sentir desespero, sino que deben “presentarle a Dios nuestras peticiones, nuestras necesidades, nuestras preocupaciones con oraciones y súplicas”.
“Saber que cuando estamos en dificultad siempre podemos recurrir al Señor, y que él nunca rechaza nuestras invocaciones, es una gran razón para alegrarse”, dijo.
No hay preocupaciones ni temores que puedan “quitarnos la serenidad que viene de saber que Dios siempre guía nuestras vidas amorosamente”, según el papa. “Aún en medio de problemas y sufrimientos esta certeza nutre la esperanza y la valentía”.
Después de recitar la oración, el papa también destacó la adopción el 10 de diciembre del Pacto Mundial para la Migración Regular, Ordenada y Segura. Expresó esperanza de que el acuerdo facilite “la responsabilidad, la solidaridad y la compasión hacia aquellos que por varias razones han salido de sus países.