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EL PARAÍSO EN CASA

EL CONTAR CON UN MATRIMONIO FELIZ Y SALUDABLE NO ES SOLO UN BENEFICIO PARA USTED Y SU FAMILIA, SINO TAMBIÉN PARA LA SOCIEDAD EN GENERAL

By MALIE HUDSON     6/9/2017

“Cuando regresaba a casa, siempre sentía como si volvía al cielo”.

Esas fueron las palabras del hijo adulto de Georgeann Lovett cuando ella le preguntó cómo se sintió al crecer en su hogar. Su hijo explicó que como hijo único se divertía mucho al compartir con sus amigos y sus familias, pero nada podía compararse con el ambiente familiar que proporcionaban sus padres.

“Su respuesta fue muy conmovedora, y todavía me emociono cuando pienso en ello, pero también pienso que rompí con el ciclo de abuso, odio y miedo que yo experimenté en mi niñez”, indica Georgeann Lovett. “Mi hijo creció en un hogar sano y amoroso. Ahora está casado y tiene tres niñas maravillosas que están creciendo sanas y felices”.

Georgeann Lovett, coordinadora de preparación matrimonial en la Catedral de la Sagrada Familia, cree que el matrimonio proporciona estabilidad al hogar y la sociedad.

“Hay una película con un diálogo donde el actor dice: ‘Tú me haces querer ser una mejor persona’. Creo que eso es parte de la contribución del matrimonio a la sociedad; que la gente intenta ser una mejor persona para su conyugue, y eso repercute en la sociedad, aunque a un nivel muy secular. La persona que te demuestra amor te permite mostrar amor al mundo”, explica Lovett.

Ella y su marido, el diácono Richard Lovett, han estado casados por casi 50 años y han participado en programas de preparación del matrimonio por 20 años.

“Les explicamos a las parejas que cuando se casan en la Iglesia se convierten en un sacramento, un signo exterior instituido por Cristo para dar Gracia”, explica. “Las parejas a menudo piensan que el anillo es el signo exterior, y les digo que no, que son ellos el signo exterior; se convierten en ese signo exterior instituido por Cristo para dar Gracia. Tú eres la persona que está destinada a salir a dar Gracia al mundo. Gracia al mundo con tu presencia y con tu relación. Y entonces los niños son una extensión de ese amor. Cuando las parejas toman el voto matrimonial con ese concepto en mente, entonces esto solo puede ayudar a la sociedad porque la pareja intenta ser mejores personas, intentan criar a sus hijos para que sean mejores personas y crear un impacto positivo”.

Claire Frazier-Yzaguirre, una terapeuta matrimonial y familiar licenciada que ha ayudado a las parejas y familias casadas por más de 30 años, diseñó un programa sobre matrimonios exitosos con su esposo, el Dr. John Yzaguirre. También escribieron el libro ‘Matrimonios exitosos: una guía inspiradora y práctica para la felicidad duradera”.

“De nuestro trabajo al paso de los años surgió un modelo de unidad que estamos enseñando a las parejas, porque todos llegan con desafíos en su unidad matrimonial. Así que les ayudamos a fortalecer su unidad matrimonial dependiendo en los problemas”, dice Frazier-Yzaguirre. Ella explica que un matrimonio saludable consiste de tres dimensiones.

“La primera es la empatía, lo que significa aprender a amar al otro y brindar alegría en su vida”, dice. “La segunda es un conjunto de habilidades que es crucial en el cuidado personal, que incluye como manejar el estrés y darnos a nosotros mismo el regalo de un yo sano. La tercera dimensión esencial es la mutualidad, que es todas las habilidades interactivas de comunicación, resolución de conflictos y el perdón. Cuando existe amor mutuo en nuestras relaciones, reflejamos la mejor imagen de Dios. Así, un matrimonio saludable y próspero, con estas dinámicas, está mostrando al mundo, nuestra cultura inmediata, a nuestra familia inmediata, a nuestra ciudad inmediata y a la sociedad en general cómo vivir la mejor vida que Dios quiere que vivamos en el matrimonio”.

Frazier-Yzaguirre también enfatizó que es importante comprender lo que significa estar casado.

“Estar casados es cuando existe amor mutuo, comparado a cuando estamos por casarnos. Las personas se casan por todo tipo de razones, ya sea para tener compañía o tienen miedo de estar solos. Si no continuamos creciendo de modo en que consideremos al matrimonio como la vocación de la unidad y que nos esforcemos por el amor mutuo, entonces no estaremos casados totalmente. Por lo tanto, al abordar las tres dimensiones de empatía, el cuidado personal y la reciprocidad de nuestra relación, seremos capaces de alcanzar el amor mutuo”.

Michael Donaldson, director diocesano de la Oficina de Cuidado pastoral para las familias en todas las etapas, cree que los niños aprenden virtudes importantes que benefician a la sociedad cuando son criados por los padres en un matrimonio saludable.

“La Iglesia enseña que la familia en la célula central de la sociedad”, dice. “Esto reconoce la importancia de un matrimonio saludable. Los padres son los principales maestros para los niños. Es en la familia que los niños aprenden a convivir en comunidad, y los padres ayudan a demostrar la importancia del servicio y el sacrificio. Ellos son testigos de la perseverancia, el coraje, el compromiso y el amor incondicional. Las virtudes se enseñan a través del ejemplo de la pareja casada. Demuestran el amor de Cristo por la Iglesia”.