Local

EL SERVICIO A CRISTO SE HACE CON HUMILDAD

AGENTES DE PASTORAL DE LA DIÓCESIS DE ORANGE RECIBEN EL RITO DEL ENVÍO PARA EVANGELIZAR

By JORGE LUIS MACÍAS     8/8/2019

“Servir con entrega total a Jesucristo, el rey de reyes” es el compromiso personal de Emilio Pérez, integrante del ministerio Jóvenes para Cristo en la Iglesia de San Bonifacio, en La Habra.

“Para mí, cada servicio a Dios es un regalo”, dijo. “Humildemente, me gusta servir al pueblo de Dios”.

En efecto, Emilio sirvió el café y la comida durante el VII Seminario de Líderes de la Diócesis de Orange celebrado en mayo en la Catedral de Cristo.

Igual que los responsables de grupos y ministerios, Emilio comprendió el llamado de Dios para compartir su don en el servicio a otros hermanos con humildad, la virtud del alma de la que Santa Faustina afirmó: “Si hay en la tierra un alma verdaderamente feliz, ésta es solamente un alma verdaderamente humilde”.

Servir con humildad era el gozo de Emilio, quien consideró que un buen líder cristiano se define también por servir con responsabilidad.

 “Si no eres un verdadero líder, ¿Cómo vas a motivar a los demás?”, dijo. “Si llegas tarde a servir las cosas no salen bien, y si te vas antes de que todo termine, no eres un buen ejemplo”.

En efecto, desde temprano e iluminado por la oración matutina que dirigió el diácono Guillermo Torres, director de la Oficina para el Ministerio Hispano en la Diócesis de Orange, Emilio estaba atento para servirle al Señor.

“Úngenos con el crisma de tu Santo Espíritu para seguir tus pasos al encuentro de toda persona, y transformados así en discípulos misioneros, envíanos, Señor, hasta los confines de la tierra para anunciar con alegría la buena nueva de tu Evangelio”, fue una parte de la oración  “Soy tu Discípulo y Misionero” con la que Torres dio inicio al seminario.

Durante el ofertorio y antes antes del rito de envío se presentaron distintos símbolos: la Palabra de Dios que es guía, luz, camino fuerza y alimentos de los agentes pastorales y se oró:  “Abre, Señor, nuestro entendimiento y dispón nuestro corazón para que comprendamos, acojamos y vivamos tu Palabra”.

Enseguida, el diácono presentó la Vela Encendida y expuso, “porque Jesús nos manda a ser luz por el testimonio de vida cristiana, de caridad y unidad; solo así se nos reconocerá como discípulos de Cristo”, mientras que un líder decía: “Alumbren así nuestras obras en medio de la comunidad”.

Otro leyó: “Somos la sal de la tierra. Nos toca dar sabor de Evangelio a la vida, a la catequesis y a toda circunstancia donde nos encontremos”, para luego presentar unas Semillas que representan a la Palabra de Dios que debe sembrarse en el corazón de los niños y jóvenes.

“Aquí estamos, Señor” , expresó otro agente pastoral. “Cuenta con nosotros para construir tu Reino y danos la gracia de sembrar la semilla de tu Palabra en los evangelizados, tus hijos, y nuestros hermanos”.

Al sublime momento le siguió la presentación del Pan y el Vino, que en la celebración de la Eucaristía se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

“Señor, aliméntanos con tu Cuerpo y con tu Sangre y ayúdanos a llevar a los niños y a los jóvenes cada Domingo al encuentro contigo en la Eucaristía, Pan de Vida eterna”, dijo un quinto agente pastoral. Todos los símbolos fueron depositados en un altar adornado para la Virgen de Guadalupe y nuestro Señor, Jesucristo.

“Cuando la persona es humilde, muchas puertas se abren en la Iglesia; a mí me ha funcionado, y en eso tenemos que trabajar mucho: comulgar con más frecuencia; orar constantemente, llenarse de la palabra de Dios”, dijo Emilio Pérez. “La unión hace la fuerza, pero, cuando uno es prepotente, todo sale mal”.

Al final del seminario, en  un momento breve y sencillo, pero significativo el diácono Guillermo Torres realizó la oración de envío de los discípulos misioneros e impuso las manos a todos los líderes servidores,  a quienes exhortó diciéndoles: “Dios, Padrenuestro, revela y realiza Tu designio de salvar al mundo por medio de Tu Hijo hecho hombre, Jesucristo, quien confió a la Iglesia la misión de anunciar el Evangelio a todos los hombres.

Líderes/Agentes Pastorales, en la misión no actuarán en su nombre propio, sino en nombre de la Iglesia que les envía; tienen una misión muy importante que cumplir: ser testigos del mensaje de Jesús. 

Cuando enseñen la palabra de Dios a los demás, no olviden ser dóciles al Espíritu del Señor; escúchenla y madúrenla en su corazón. Que su vida sea siempre testimonio de Jesucristo en el seno de las comunidades Cristianas a las que serán enviados para enseñar a todas las naciones el mensaje del Evangelio. Amén”.