CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Las personas no pueden ser verdaderamente compasivas con los demás, si no sienten un verdadero amor por Cristo, dijo el papa Francisco.
“Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos su carne en la carne de los que sufren en el cuerpo o en el espíritu. Tocar para dejarnos tocar” por Dios, dijo a los miembros de los Hermanos Hospitalarios de san Juan de Dios.
Comprender la misericordia de Dios, configurándose finalmente con Cristo compasivo, conduce a hacer el bien en el mundo y a sanar toda clase de enfermedades y dolencias, dijo.
El papa hizo esta reflexión el 1 de febrero durante una audiencia con miembros del capítulo general de la orden, que se reúnen del 14 de enero al 6 de febrero en Roma.
El fundador de la orden, san Juan de Dios, era un apasionado de Dios y se compadecía del enfermo y del pobre, dijo el papa. “Pasión y compasión” son dones del Espíritu Santo que dan energía y significado a su misión de cuidar al enfermo, al pobre y al débil.
De hecho, dijo, “no existe una auténtica compasión por los demás, si no hay una amorosa pasión por Jesús”.
En medio de “tantos signos de muerte” en la cultura actual, el papa Francisco les dijo a los hermanos religiosos que se inspiren en el buen samaritano, quien tuvo muy pocos recursos y muy poco poder, pero estaba atento y vibraba por el sufrimiento que veía.
Esta “preocupación por la vida amenazada del otro, hace que emerja lo mejor de uno mismo” en cuanto a ternura y amoroso cuidado por el hombre que yace medio muerto en el camino.
“En este gesto de puro altruismo y gran humanidad, se encierra el secreto de vuestra identidad”, les dijo a los hermanos, instándolos a mantener viva la presencia de la misericordia de Jesús, quien siempre se identificó con los pobres, los enfermos y los necesitados.
El papa Francisco pidió a los miembros de la orden religiosa que permanezcan siempre “al servicio de la ternura” y que cuiden a “las víctimas del descarte de la sociedad”.
“Les pido que creen redes ‘samaritanas’ en favor de los más débiles, con atención particular a los enfermos pobres”. Les pidió también que se aseguren de que sus instituciones sean siempre abiertas y acogedoras para “globalizar una solidaridad compasiva”.