Mundo

EN AYUDA DE LOS POBRES, EXPEPENADORA PRESENTA FIRME POSTURA ANTE LOS DELEGADOS REUNIDOS EN CONGRESO EUCARÍSTICO

By Simone Orendain, Catholic News Service     2/3/2016

CEBÚ, Filipinas (CNS) — María Georgia “Maggie” Cogtas, de Cebú, narró su infancia carente de juegos, llena solamente de arduo trabajo como pepenadora en los basureros, sitios de construcción y calles.

Cogtas tiene 21 años de edad y en esta ocasión les dirigió la palabra a más de 12,000 personas que se habían congregado para asistir al Quincuagésimo primer Congreso Eucarístico Internacional, refiriéndose a una celebración de hace dos semanas que había atraído a cientos de personas para celebrar al Niño Jesús, que ha gozado de especial veneración en Cebú durante cientos de años.

“En las periferias había menores de edad que urgaban la basura, pedían limosna o vendían agua fría, comida y velas a la salida de las iglesias “, dijo Cogtas. “Y en los momentos en los que nosotros celebrábamos al Niño Jesús, otros niños requerían nuestra atención. ¿Qué es lo que hemos hecho por ellos?  ¿O ellos también reciben la mirada patética y fría de la gente que los mira como a mí me miraban cuando yo vivía en las calles?”

El cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, de Abuja, Nigeria, presentó una cuestión similar ante los delegados.

“¿Podemos juntos celebrar la Eucaristía en este Congreso Internacional Eucarístico con todo el bombo y pompa para después sumirnos de nuevo en nuestros hoyos de pobreza y miseria o en los oasis de opulencia e indiferencia?”, preguntó.

El cardenal Onaiyekan hizo referencia a la parábola de los cinco panes y dos peces que aparece en el Evangelio, los cuales Jesús multiplicó para alimentar a una concurrencia de 5,000 personas, dejando todavía sobras de comida. Y dijo que Jesús había sentido lástima y se había preocupado por la gente que lo escuchaba que estaba hambrienta. Así pues, demostró su misericordia y puso en acción a sus discípulos.

“¡Manos a la obra!”, exclamó el cardenal. “Y no vamos a decir que el problema es demasiado grande o que no se puede alimentar a todos o que lo que hagamos no tendrá ningún efecto.  Jesús no quiere escuchar eso. Y Dios nos impulsa a la acción, diciéndonos: ‘Hagan todo lo poquito que puedan con un espíritu recto, que lo demás Dios se encargará de hacer’.

“El milagro de la multiplicación de los panes se puede repetir una y otra vez en el mundo de hoy si todavía existen corazones generosos entre los discípulos de Jesús que estén dispuestos a compartir lo que tienen con los que pasan mayor necesidad”, dijo.

Cogtas dijo que antes de haberse convertido en defensora de los niños de la calle estaba tan sumida en su propia pena y sufrimiento que apenas se daba tiempo para rezar. Había crecido, junto a su hermano gemelo y otros cinco hermanos más, abandonada por su padre y con una madre ausente que salía a trabajar y que un día también los abandonó.

“No nos quedó más remedio que defendernos solos”, dijo.

Cogtas se acaba de recibir de psicología y ¿cómo pudo pagar su escuela secundaria y preparatoria? ¡Recogiendo basura! Fue que entonces una organización católica, que se dedica a evangelizar a burócratas, votantes y jóvenes, le ofreció una beca para la universidad. Las personas que son acreedoras de beca en la Fundación Dilaab (Flame) tienen que dar un poco de su tiempo libre a favor de los niños de la calle todas las semanas, después de recibir entrenamiento y formación especial para desarrollar tal trabajo.

Cogtas dijo que al ver a esos niños de la calle que aceptaban su estado de bancarrota, a causa de abusos y negligencias, le había ayudado a ella a sobreponerse al rechazo y le había enseñado a dejar de sentirse avergonzada. Vergüenza especial de ella era sentir las palmas de las manos mojadas que hacían que la gente se retirara al saludo.

Con el aumento de confianza en sí misma, desarrolló el dón que sólo con sus manos podía utilizar: dibujar caricaturas de personas, lo que pronto le ganó la aceptación de compañeros que antes se burlaban de ella. Y Cogtas le dio al cardenal Onaiyekan una caricatura del 29 de enero, día de su presentación que coincidía con el día de su cumpleaños.

En los cinco años desde que Cogtas empezó a trabajar con los niños de la calle, ha aumentado la confianza en sí mismos, dijo, y que un 90 por ciento asistían a la escuela y “soñaban en grande”.

Docenas de ellos habían recibido recientemente la Primera Comunión, dijo. Al principio, los niños ansiaban recibir la Comunión llevados de una gran curiosidad, pero ahora “entendían muy bien que ese pan y vino era el mismo Jesús”.

“Siento orgullo de decir que yo soy uno de esos niños de la calle”, dijo. “Vengo de una familia desbaratada. No tenía esperanza de asistir a la escuela; pero gracias a esos niños de la calle he recibido un gran dón: encontré a Dios y pude sanarme de pasadas malas experiencias”.

Cogtas expresó la esperanza de que esos niños puedan convertirse en servidores públicos, policías o maestros, o ingenieros que construyan casas para los pobres o sacerdotes que evangelicen. Y dijo que su deseo era el de que los padres de esos niños encontraran trabajo estable para que sus hijos no vayan a la escuela con estómago vacío, carentes de utensilios escolares y sin paraguas o zapatos convenientes para época de lluvia.

“¿Cuántos de ellos cuentan con electricidad para estudiar?”, preguntó. “¿Cuántos de ellos tienen a alguien que les ayude con tareas difíciles? ¿Y cuántos de ellos, después de estudiar no se van a la cama para gozar de un sueño que no es reparador, con estómago vacío?”

Cogtas le hizo un llamado a la iglesia para que presten ayuda.

“¿Qué podemos hacer para que esos niños no pierdan la esperanza en Dios si en ocasiones no hay nadie que les ayude?”, preguntó. “Hay muchos niños de las calles que viven aglomerados en los barrios en donde están nuestras parroquias. ¿No podríamos convertir nuestras parroquias en instalaciones acogedoras en las que los niños se puedan bañar, comer y estudiar? Nuestros templos son la cosa más cercana a ellos en donde pueden ver a Dios y también el lugar más cercano en donde puedan realizar sus sueños”.