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LA TEMPORADA DE DAR

ES LA TEMPORADA DE ABRIR NUESTROS CORAZONES Y BILLETERAS A QUIENES MÁS LO NECESITAN

By LARRY URISH     11/30/2017

Con la Navidad a la vuelta de la esquina, los cristianos esperan reunirse con amigos y familiares cerca y lejos para compartir una cena maravillosa, contar sus bendiciones, intercambiar regalos y esperar la llegada de un nuevo año. Desafortunadamente, dos días festivos de facto –el viernes negro y el ciber-lunes, ambos asociados con el tráfico, el consumo ostentoso y las obligaciones financieras– se han convertido en parte de las celebraciones. Muchas personas ya no entienden el verdadero significado de la Navidad, entre el zumbido agitado de la temporada y los más necesitados que son olvidados en gran parte. Las personas y las familias que nunca se percatan de los centros comerciales sobrepoblados o saldos bajos de tarjetas de crédito, sobre las costillas mal cocinadas o el empaque de regalo equivocado, ellos están hambrientos y sin un lugar cálido para dormir.

“En Navidad, recordamos el nacimiento de ese bebé especial, cuya historia de vida todavía nos inspira”, explica Tita Smith, directora ejecutiva de Caridades Católicas del condado de Orange (ccoc.org). “En esta temporada de dar, demos y oremos por todos aquellos menos afortunados, y aquellos que les abren sus puertas”.

Dar a los necesitados, un elemento esencial de la enseñanza social católica puede suceder a la vuelta de la esquina o

alrededor del mundo. Ejemplo: las víctimas de los huracanes recientes en Texas, Florida y Puerto Rico. Los residentes de este último, donde el huracán pegó con más fuerza, han recibido menos ayuda de manera menos oportuna.

El padre Jerome Karcher, pastor de la Iglesia de San Vicente de Paúl en Huntington Beach, habla con elocuencia sobre la caridad de Navidad en un momento de extrema necesidad. “La caridad exige un ‘amor desinteresado’. Ese es un amor que no busca nada a cambio, un amor que no busca el interés propio sino el bien del otro. Esta caridad, este amor, puede ser exigente, especialmente en el contexto de desastres mundiales como el huracán en Puerto Rico, donde hay una gran necesidad y personas que confían en nuestra caridad, nuestro amor desinteresado, para simplemente sobrevivir”.

¿Cómo podemos ayudar? Para empezar, donando dinero. Si bien parece impersonal, las organizaciones de socorro de todo el mundo señalan que el dinero es, por mucho, la mejor manera de ayudarlos a proporcionar ayuda. Junto a Caridades Católicas del condado de Orange (ccoc.org), el Fondo de socorro católico de la Diócesis (rcbo.org/hurricane-harvey-relief) es un excelente lugar para comenzar. Las donaciones se utilizarán para ayudar a las víctimas de los tres huracanes. Otros a considerar son Servicios de socorro católicos (crs.org) y la Conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos (usccb.org).

Al donar a las organizaciones benéficas católicas, los necesitados obtienen más con su donación. “Se puede comprobar fácilmente que las agencias católicas dan más ayuda directa a otras personas que muchas organizaciones benéficas”, dice el padre Christopher Heath, pastor de la Iglesia Católica St. Hedwig en Los Alamitos. “Algunos solo dan centavos al dólar en ayuda directa, mientras que las organizaciones benéficas de la Iglesia entregan un porcentaje mucho más alto”.

No hace falta mucho, digamos, el costo de dos Frappucinos de Moca tamaño Venti, para marcar la diferencia. Cuando las

suficientes personas donan, dice el padre Chris, “incluso $10 dólares pueden llegar muy lejos”.

Por alguna razón, los amigos, compañeros de trabajo y conocidos pueden preferir donar a organizaciones benéficas seculares. Antes de hacerlo, sería aconsejable analizarlos al consultar con grupos independientes de monitoreo financiero como Charity Navigator o Charity Watch. (Estas organizaciones, y las siguientes, se pueden encontrar con una búsqueda en Google).

Las organizaciones de socorro sin fines de lucro a considerar incluyen UNICEF, World Relief, la Cruz Roja Americana, International Medical Corp., AmeriCares y Direct Relief. Otros tienen su sede en Puerto Rico, como ConPRmetidos, y muchas iniciativas de ayuda tras los huracanes se pueden encontrar en GoFundMe, el recurso popular de donación en línea.

Aunque las organizaciones de ayuda de Placentia a Puerto Rico están agradecidas con cualquier ayuda financiera, el dinero no puede cargar cajas de alimentos o medicinas a un hospital destruido. El dinero no enciende la lámpara de un equipo quirúrgico ni trasporta el equipo de construcción por un puente inundado.

Aquellos que deseen ser voluntarios en áreas afectadas por una catástrofe pueden visitar a ‘National Voluntary Organizations Active in Disaster’ (haga clic en ‘cómo ayudar’, y después en ‘voluntarios’). Las almas bondadosas que quieran echar una mano pueden elegir una oportunidad de voluntariado según la ubicación geográfica y la fecha de disponibilidad, o pueden seleccionar una agencia específica.

El padre Chris nos recuerda que cualquier persona que quiera ayudar a los menos afortunados, ya sea financieramente o mediante la “equidad del sudor” –debe recordar la esencia de la caridad católica.

“San Pablo escribió: ‘Sino para que, en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra,

para que haya igualdad” (2 Corintios 8:14). “Esto no pretende ser egoísta, sino simplemente un reconocimiento de que todos caeremos en tiempos difíciles, así que mientras tenemos abundancia –y sí, para una persona que sufre hasta $10 dólares es abundancia– deberíamos ver que Dios ha compartido con nosotros muchas bendiciones, esperando que las compartamos con otros según nuestra capacidad”.

Tita Smith lo expresa de otra manera: “La Navidad es la celebración real, la celebración de nuestro Creador que se conecta con nosotros uniéndose a nuestra lucha. Que los gestos de generosidad y amabilidad hacia nuestros vecinos, los actos que llamamos caridad, continúen abrigando nuestro universo, en el verdadero espíritu católico”.