Para los niños, la Pascua significa chocolates en forma de conejos, la búsqueda de huevos de colores y las cestas llenas de golosinas. Sin embargo, el deseo de los padres y maestros es enseñar a los niños a que comprendan que la Pascua es la piedra angular de la fe católica. La pregunta es si las tradicionales festividades seculares y el significado basado en la fe son excluyentes o si los niños pueden buscar los huevos de pascua y, aun así, comprender el concepto de la resurrección.
“A los niños les encanta las historias, y esta es la historia más grande jamás contada”, explica Katie Dawson, directora de Formación parroquial de la Diócesis de Orange. “Se trata simplemente de la historia de Dios, el Padre, que nos ama inmensamente. La raza humana tomó malas decisiones que dañaron la relación con Dios, por lo que Jesús llegó a resolver los problemas con esa relación. Y aunque Jesús falleció en la cruz, el amor lo hizo resucitar la mañana de Pascua”.
“Una de las inquietudes de los padres es que parte de la historia de la muerte y resurrección de Jesús es muy trágica. Al igual que muchas otras cosas que son difíciles de detallar, lo mejor es proveerles con tan solo la información que piden”, explica Dawson. “Ellos no necesitan muchos detalles o entender de Teología —solo necesitan entender que había un problema y Jesús llegó a resolverlo”.
Los huevos y malvaviscos de chocolate, y los conejitos, son las maneras tradicionales de celebrar la Pascua como una fiesta nacional secular. Sin embargo, cada detalle de la celebración puede correlacionarse con la maravilla de la Pascua en el sentido religioso.
“Los huevos de Pascua son un símbolo del sepulcro de Jesús, y dentro de cada uno de ellos se encuentra un mensaje de salvación”, explica Debbie Vallas, directora de la Academia de la Catedral de Cristo. “Cuando nos vestimos de gala el día de Pascua, enviamos un mensaje simbólico que somos glorificados y estamos a la sombra de nuestro Señor. Mostramos respeto por lo que Él hizo por nosotros: fuimos purificados y se nos otorgó un nuevo comienzo”.
La preparación durante la Cuaresma de ayuno, oración, limosna y el Viacrucis preparan a los niños para vivir el Calvario junto a Jesús, y llegar hasta el maravilloso momento de la Resurrección, indica Vallas.
“No puede haber Pascua sin Cuaresma”, señala. “Somos un pueblo con esperanza, y eso es lo que nos ofrece la Cuaresma. Tratamos de limpiarnos y vaciarnos para que el Señor vuelva a llenarnos. Toda la travesía a través de la Cuaresma nos acerca a la resurrección de Cristo”.
En la Academia de la Catedral de Cristo, explica, se anima a los niños durante la Cuaresma a no solo renunciar a las cosas y experiencias placenteras, sino también a reconocer cómo Dios obra en sus vidas. “Hacemos pequeños sacrificios al hacer cosas fuera de lo común para ayudar a otros, y ofrecerle esos sacrificios al Señor. Tratamos de iniciar amistad con alguien que no tiene amigos; o donar dinero o ser voluntarios en una recaudación de fondos para personas sin hogar. Ofrecemos algo de nosotros mismos”.
Las escuelas e iglesias católicas cubren las cruces de púrpura, el color de la Cuaresma, y decoran los árboles, secos por el invierno, con las intenciones de los niños, como una manera de reflexionar sobre el camino de la Cuaresma.
“Los niños de primaria tienen más preguntas sobre por qué Jesús murió por nosotros”, dice Vallas. “Ellos quieren saber lo que significa la Pascua y la razón por la que se celebra. Los niños más grandes tienen preguntas con visión al futuro, como el mensaje de la Pascua. Se acercan a la Pascua con un nivel superior de entendimiento y se preguntan por qué tuvieron que crucificar a Jesús”.
En la Pascua, Jesús vence a la muerte y hace que los creyentes se conviertan en un pueblo de esperanza. “Llamamos a este evento la fuente y la cumbre de nuestra fe”, señala Vallas. “Cuando Jesús vence a la muerte, nos demuestra que nosotros también podemos resucitar. Nuestras acciones aquí, en la tierra, es lo que nos lleva al cielo para compartir la eternidad con Él”.
Añade Vallas, la Pascua es un día glorioso de primavera que trasciende todas las creencias y ofrece un mensaje de esperanza a todo el mundo.