Cuando inicien las clases la próxima semana, también comenzarán las prácticas para la Liga Parroquial (PAL, por sus siglas en inglés) 2017-18, la liga deportiva que abarca las escuelas primarias basadas en la fe de la Diócesis de Orange. La liga promete enseñar a los niños lecciones importantes sobre la autoestima, la aptitud y la competencia deportiva.
Este otoño, decenas de estudiantes del quinto al octavo grado de cada escuela son elegibles para jugar al voleibol para niñas, o al fútbol americano de bandera para los niños, como parte de la liga juvenil que promueve los valores cristianos junto con el trabajo de equipo y el orgullo por la comunidad.
“A nuestros hijos les encanta ser representantes de la escuela en el exterior”, a manera que viajan a los juegos en otras escuelas durante la temporada, explica Russ Smith, el profesor de educación física de la Escuela San Simón y San Judas, y que fundó PAL hace 28 años. “Les encanta vestir sus playeras o sudaderas con la mascota de la escuela y representar su plantel escolar fuera del aula”.
De hecho, la liga ofrece la oportunidad de participar en una competencia deportiva amistosa y de baja intensidad, en contraste con lo que vendrá en cuatro años de competición atlética, hiper-seria y mega-desafiante en la secundaria. Además de los deportes de otoño, PAL ofrece baloncesto en el invierno, y en la primavera, softball y voleibol para niños.
“La liga representa una nueva aventura con niños que interactúan con sus amigos de otras escuelas”, dice Smith. “Cuando eres un estudiante de quinto grado, y viajas por la ciudad para jugar en otra escuela, eso es muy emocionante. Amplia los horizontes sobre las opciones atléticas”.
La Liga de la Diócesis de Orange, con 44 escuelas elegibles, ocupa el segundo lugar después de la Diócesis de Los Ángeles. Los equipos a veces pueden llenar las listas de más de 150 equipos. La mayoría de las escuelas participantes son católicas, y algunas escuelas de otras denominaciones, como la Escuela Episcopal de Santa Margarita en San Juan Capistrano, Carden School en Whittier y Mission Hills Christian en Rancho Santa Margarita.
Además de enseñar a los niños lo básico de los deportes de cada temporada, la participación en PAL ofrece a los estudiantes la oportunidad de jugar frente a cientos de espectadores en los torneos de temporada, señala Smith. “No hay nada como correr al frente de 3,000 espectadores”, dice.
De adultos tendemos a brindarle más seriedad a los deportes, observa Smith. “Pero los chicos dicen: ‘Podemos hacerlo; déjenos en paz: todo estará bien’”, explica. “Solo quieren salir y pasar un rato ameno con sus amigos”.
Uno de los mayores eventos anuales de PAL es el encuentro de atletismo para los grados del 1.º al 8.º que se lleva a cabo cada primavera, explica Smith. “En los últimos dos años, 2,000 estudiantes participaron durante dos días. Es un gran evento de orgullo escolar”. Y más allá de la diversión de observar quién tiene el salto de longitud más largo, lo que permanece en la habilidad duradera de correr, dice Smith. Él cree que más jóvenes correrán sobre la pista en años posteriores que los que jugarán deportes competitivos.
Dios se integra muy bien en el atletismo, indica Smith, al mencionar el canto de Notre Damme: “Juega como un campeón hoy”. Ambos, el luchador irlandés como los ‘Sooners’ de la Universidad de Oklahoma entonan el cantico antes de los juegos, como la han hecho desde finales de los años cuarenta. “Los niños aprenden a lidiar con la vida a través de los deportes y en nuestra liga”, señala Smith.
Además, indica Smith, los jugadores se sienten como si pertenecen a algo más allá de ellos mismos, “y se observa una gran dinámica entre los jugadores que descubren que el niño ‘sabelotodo’ realmente puede jugar”.
Smith se siente satisfecho de saber que el PAL a menudo crea recuerdos imborrables, incluso entre los atletas élite. Rex Pflueger, un destacado jugador de baloncesto de Mater Dei, que ahora es un jugador de la defensa de Notre Dame, le dijo a Smith que extraña sus días en PAL. “Cuando jugábamos en PAL era divertido”, recordó Pflueger, “y ahora jugar es casi como un trabajo. Aprecio la manera en que lo hiciste divertido para nosotros”.