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LOS DESAMPARADOS FUERA DEL RADAR DE LA SOCIEDAD

TRES INFANTES NO LOGRARON NACER MIENTRAS SUS MADRES VIVIERON EN LA INDIGENCIA EN LAS CALLES DEL CONDADO DE ORANGE

By JORGE LUIS MACÍAS     2/5/2020

En la lista oficial de 207 individuos sin hogar que perdieron la vida en las calles del condado de Orange, la crisis humanitaria incluyó en 2019 a tres bebés que estaban por nacer: dos niñas de apellido Anderson y Cuevas, y una llamada Sailor Kelly. 

“Una de las muertes ocurrió por problemas con el cordón umbilical; otra por sobredosis de drogas de la madre, y la causa de la tercera sigue bajo investigación. 

Los tres nombres y los de otras 204 personas fueron leídos por las monjas Sue Dunning y Theresa LaMetterey de la congregación Sisters of St. Joseph de Orange. 

Mientras las monjas daban a conocer los nombres, en una solemne procesión, decenas de feligreses llevaban en sus manos una veladora. 

Y, con una reverencia frente al altar en la Catedral de Cristo, depositaron la veladora en una mesa cubierta con un mantel negro, mientras un coro entonaba el himno “Be Still, My Soul” (Quédate quieta, alma mía). 

“Quédate quieta, alma mía: el Señor está de tu lado; 

Con paciencia lleva tu cruz de dolor o pena. 

Deja que tu Dios ordene y provea; 

En cada cambio él fiel permanecerá. 

Quédate quieta, alma mía: Tu mejor amigo, tu amigo celestial 

A través de caminos espinosos conduce a un final alegre”. 

La primera estrofa del himno “Be Still, My Soul” (Quédate quieta, alma mía) fue escrita originalmente en alemán por Katharina von Schelegal (1697-1768). 

En su cántico, Von Schelegal entrelazó de manera creativa y notable una serie completa de temas de las Escrituras y referencias a eventos bíblicos. 

“Quédate quieta, alma mía: tu Dios emprende 

Para guiar el futuro como él tiene el pasado. 

Tu esperanza, tu confianza no deja que nada tiemble; 

Todo ahora misterioso será brillante por fin. 

Quédate quieta, alma mía: las olas y los vientos aún lo saben 

Su voz que los gobernaba mientras él habitaba abajo”. 

El coro Gloria Dei de Nuestra Señora de Guadalupe, La Habra, dirigido por el maestro John A. Romeri, director de música y organista de la Catedral de Cristo en la Diócesis de Orange, dispuso los momentos solemnes para recordar la vida de los 207 desamparados que murieron en las calles de uno de los condados más ricos del país. 

“Tenemos que estar juntos y caminar juntos con los desamparados”, declaró a OC Catholic, el Rev. Obispo Kevin W. Vann, al concluir la ceremonia anual. 

El 21 de diciembre -la noche más larga del invierno- decenas de feligreses se congregaron para presentar en silencio su respeto por la vida de quienes perdieron la vida mientras experimentaron la indigencia. 

“Quédate quieta, alma mía: la hora se acelera 

Cuando estaremos para siempre con el Señor, 

Cuando la decepción, el dolor y el miedo desaparecen, 

La tristeza olvidó, las alegrías más puras del amor restauradas. 

Quédate quieta, alma mía: cuando el cambio y las lágrimas pasen, 

Todos a salvo y bendecidos nos encontraremos al fin”. 

Greg Walgenbach, director de la Oficina de Vida, Justicia y Paz de la diócesis dijo que la sociedad no se ha olvidado de tener compasión de los desamparados. 

“Creo que estamos en un momento donde solamente pensamos en nosotros mismos, somos un poco egoístas”, dijo. “Creo como familias y comunidades los desamparados no están en nuestro radar; la gente tiene buenas intenciones, pero a veces no sabe lo que está pasando y no sabemos qué hacer”. 

Para el Imán Muzzamil Siddiqi, de la Sociedad islámica del condado de Orange, Dios “estaría muy triste” de saber que en el primer pais del mundo muchos mueren en las calles por no tener nada. 

“Los más pobres de los pobres y los mas necesitados sufren”, expresoo el cleerigo. “No hay un balance en la vida y la sociedad parece no entender las prioridades; realmente se me parte el corazón cuando escucho que seres humanos mueren en las calles…personas como yo”. 

El poema en memoria de los fallecidos fue agregado al himnario de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1985. 

El director musical del Coro del Tabernáculo Mormón, Mack Wilberg, hizo un nuevo arreglo de “Be Still, My Soul” a principios de la década de 2000. Ellos la cantan con frecuencia. 

El arreglo presenta interludios que usan la combinación de flauta solista y corno ingles, dando al himno un sonido dulce y único. 

Sonido dulce y apacible como el descanso eterno de las almas que nos antecedieron en el camino de la muerte hacia la eternidad.